San Francisco. Año 1924. Tras su paso por el cuerpo de policía, Phyllis Cadence Malone trabaja ahora como investigadora independiente. En un mundo y una profesión claramente dominada por hombres, que una mujer se abra camino como detective privado supone todo un desafío. Todo transcurre apaciblemente hasta que una buena mañana el contrabandista Connor Green se presenta en su casa para pedirle ayuda, tras haber recibido una nota amenazándole de muerte. A partir de este momento nos veremos envueltos en una trama que conjuga todos los elementos típicos del cine negro.

A Case of Distrust es una aventura narrativa en la que como buen detective debemos investigar, libreta en mano, quien está detrás de la amenazante nota que recibió el señor Green. En ella iremos anotando cualquier pista e información relevante -de forma automática- que vayamos recopilando al interactuar con los escenarios y hablando con el elenco de personajes que iremos conociendo, cada uno con su propia y arquetípica personalidad, bastante bien construida: una esposa celosa, un extrovertido camarero, un músico de jazz negro…
Esta información deberá ser utilizada para ir dando forma a la solución del caso y conseguir que los personajes nos den más información y nuevas pistas, muy al estilo de sagas como Phoenix Wright.

El desplazamiento entre las diferentes localizaciones lo haremos siempre a bordo de taxi. Es el precio que hay que pagar por no tener coche propio. En cada viaje tendremos la opción de charlar – o al menos intentarlo- con el taxista. En estas conversaciones, que son totalmente opcionales, podremos conocer detalles e información sobre acontecimientos, aspectos sociales, aspectos económicos, etc. del momento. Detrás de todo esto hay un enorme trabajo de documentación, de tal modo que el juego consigue recrear el contexto histórico de la época de forma totalmente fidedigna.

A nivel técnico el juego no es que destaque especialmente. El 90% del mismo son imágenes estáticas con alguna que otra animación para la cual han empleado una técnica llamada rotoscopia -utilizada sobre todo en el cine aunque cada vez más en desuso- que consigue unas animaciones bastante naturales mediante el uso de secuencias grabadas con actores reales. Juegos como Prince of Persia o más recientemente la saga The Banner Saga son algunos ejemplos del uso de esta técnica, para que os hagáis una idea de los resultados que puede conseguir.
Pero sin duda, el punto fuerte a nivel visual es sin duda su sobrio estilo artístico. Un estilo bastante personal y único, formado únicamente por siluetas coloreadas en distintas tonalidades del color predominante de la escena. Este color dominante está relacionado de algún modo con el personaje que encontramos en ella. Por ejemplo, cada vez que hablamos con el señor Green, el color que predomina en la escena es el verde.

Ambientando cada situación encontramos una banda sonora compuestas por piezas de música jazz, como cabría de esperar dada la temática del juego. A través de su arte y esta banda sonora, el juego captura a la perfección la ambientación y los elementos principales del llamado cine negro: extorsión, gángsters, música jazz o apuestas.

Al igual que el apartado gráfico, el control también es bastante sencillo, ya que todo se basa en pulsar el botón A para seleccionar y el joystick para desplazar el cursor al más puro estilo aventura gráfica, aunque también es posible realizar nuestras pesquisas a través de la pantalla táctil. Yo no soy mucho de utilizar esta última opción cuando utilizo mi Nintendo Switch por lo que he optado por la primera opción, que a nivel personal he encontrado bastante exasperante por momentos debido a la lentitud con la que se mueve el cursor. Teniendo en cuenta la cantidad de veces que hay que seleccionar pistas para interrogar, sorprende que no se haya incluido una opción para aumentar la sensibilidad del joystick, o que no se hayan aprovechado el resto de botones de los joycon para desplazarse por las pistas y evidencias de forma más ágil.

Sin embargo, el mayor escollo que presenta el juego es que se encuentra únicamente en inglés. Teniendo en cuenta la enorme cantidad de texto que el mismo presenta y que está plagado de expresiones coloquiales, no basta con tener conocimiento básico en dicha lengua para entender bien la historia. Es una lástima que no tenga traducción, porque al ser un juego centrado en la narrativa a través de texto, muchos de los potenciales compradores van a descartar su compra por la barrera idiomática que presenta.

El juego tiene una duración correcta, que podrá variar en función de lo avispados que estemos a la hora de recopilar pistas y de hacer las preguntas adecuadas para ir obteniendo nuevas pistas. Sin embargo la sensación de ir desentrañando el caso queda completamente diluida hacia el final del juego. A partir de cierto momento del juego podremos acusar a alguno de los posibles sospechosos -teniendo un motivo, un medio y una oportunidad-, al tiempo de que se nos avisa de que acusar erróneamente puede hacer que el personaje en cuestión sea mucho menos cooperativo. Esta advertencia es simplemente un farol. Si nos equivocamos, ese mismo personaje acabará contándonos quien es el responsable del crimen, por lo que no existe posibilidad de equivocarse.

En cualquier caso y a pesar de estos puntos negativos, A Case of Distrust es un juego perfectamente disfrutable y constituye una buena opción para los aficionados al cine negro.


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Serenity Forge