Si un género por excelencia se adueñó de los salones recreativos de medio mundo entre finales de los 80 y principios de los 90, ese fue el brawler, también conocido como beat ‘em up, o incluso por el curioso, «yo contra el barrio», aunque no siempre la acción transcurría en un barrio… Este género nos brindó gratificantes horas de vicio y desesperación a partes iguales a cambio de muchas monedas de cinco duros. Fueron unos años donde las grandes, Capcom, Konami, Technos Japan, Sega o Data East por ejemplo pusieron en nuestros salones recreativos obras magnas del género que han pasado a la historia, y a las que hoy se les une Fight’N Rage.

Fight’N Rage es un sincero homenaje a la edad dorada de los brawler, una oda de amor que aúna lo mejor — y también lo peor — del género y que nos llegó el año pasado de manos de la desarrolladora uruguaya SebaGames, formada por el desarrollador indie Sebastián García, que para este título ha contado con la colaboración de Gonzalo Varela a cargo de la música. Un equipo de dos personas que han sabido recrear todo el sabor añejo de esos juegos que perduran en nuestra memoria, todo un logro para nuestro disfrute.

Para empezar nos encontramos a tres personajes jugables, con los que también podremos jugar a multijugador cooperativo local (hasta tres jugadores): Gal, la chica del grupo y el personaje rápido, el ninja F. Morris, el personaje equilibrado, aunque bastante rápido también, y Ricardo, el toro mutante, lento pero contundente. Podremos desbloquear la mayoría de enemigos como personajes jugables. Y sí, hemos mencionado que podemos llevar a un toro mutante, y es que el diseño del juego es bastante bizarro, con mezcla de personajes humanos, animales, y mutantes de humanos con animales, que ofrecen al juego un aspecto desenfadado y grandes dosis de humor. Un humor a ratos absurdo, pero que no desentona con el resultado final del producto y que le da una personalidad propia y marcada.

En Fight’N Rage nos encontramos un brawler clásico de acción lateral en 2D, con la superficie del suelo con cierta profundidad que nos permitirá movernos arriba y abajo de forma que podamos escapar o encarar a los enemigos con menor riesgo. A pesar de esto, en determinadas fases tendremos cambios en la jugabilidad, como la de las motos, la de la tabla de surf, o por ejemplo la de la balsa en las cloacas, donde nos tendremos que mantener sobre una plataforma (balsa) que se irá moviendo mientras nos tenemos que encargar de oleadas de enemigos.

También tendremos distintas alturas y otros cambios que afectan a la jugabilidad planteando una gran número de escenarios muy diferenciados y con sus peculiaridades jugables, aunque no siempre está tan bien resuelto, pues en la fase de la balsa, por ejemplo, hay un gran elemento de aleatoriedad a la hora de no caerte y perder una vida, y es que por mucho que controles, puedes perder bastantes vidas, o superarlo a la primera sin tener la sensación de que lo hayas dominado, sino de que ha sido pura suerte. Sin embargo, en general los escenarios están muy bien desarrollados y son variados, se nota el esfuerzo y mimo puesto en ellos, y se agradece el intento de salir de la monotonía de ciertas pautas que marcaban el género hace años. Otro detalle que nos recordará a cierta aventura en la lejana Mystara, es que el juego no es lineal, y dependiendo de ciertas decisiones o caminos tomados, avanzaremos por una ruta o por otra, todo un detalle para mejorar la rejugabilidad.

Tenemos tres botones para la acción: saltar, golpear y ataque especial. Una configuración de control muy clásica, pero con el añadido de un sistema de combos y parrys completos y complejos, el cual es sencillo de utilizar, pero que dominarlo va a requerir práctica y pericia, aunque los resultados son muy gratificantes. Es curioso lo bien que le sienta este sistema de combos a un beat’em up de corte clásico, casi que le otorga una profundidad jugable que invita a seguir jugando por ir sacando cada vez combos más largos y elaborados.

Técnicamente el juego luce bien, con unos gráficos que aparentan los de los sistemas arcade de 16 bits y muy bien diseñados, una paleta de colores viva y vibrante y un apartado artístico que hará la delicia de los amantes del pixel art, con la opción de aplicar unos filtros que le den al juego una apariencia más clásica, como puede ser el de las scanlines, o el filtro de pantalla CRT con la simulación de los bordes curvados imitando las pantallas reales, entre otros, apelará a la nostalgia para hacernos disfrutar más de la experiencia y transportarnos a los salones arcade de nuestra juventud.

El apartado sonoro está bien resuelto, tanto los FX variados y contundentes, como las melodías de Gonzalo, más animadas, con guitarreo y más cañeras, acompañan a la acción y la visten adecuadamente, para una experiencia satisfactoria, aunque tampoco hay ninguna melodía con la suficiente fuerza para encontrarnos a nosotros mismo tarareándola a los días de haber acabado el juego.

El título, a parte de ser moderadamente largo para el género, viene con tres personajes jugables de inicio, con sus diferencias y habilidades propias, y ofrece una jugabilidad fresca basada en un sistema de combos por timing que funciona muy bien en este título y lo hacen más  rejugable, si cabe. El juego está lleno de secretos, personajes jugables desbloqueables, distintos finales, incluso alguno de ellos retorcido pero lógico, al más puro estilo del que nos brindó Far Cry 4 hace unos años.

De momento, Fight’N Rage se encuentra solo disponible en Steam a un precio de 19,99€, siendo bastante ajustado, ya que su propuesta clásica y respetuosa por los clásicos, así como la frescura y acierto del sistema de combate, y la enorme rejugabilidad que le supone ir desbloqueando personajes, finales y otros secretos, además de un avance no lineal, nos dará muchas horas del mejor vicio, y nos hará rememorar aquellos años en los recreativos, cuando jugábamos a otros juegos extrañamente parecidos a los que este juego nos recordará constantemente.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Seba Games Dev