Life Goes On. La vida sigue. Así reza (en español) el primer título de Infinite Monkeys, una empresa compuesta por tres nerds, tal como se definen ellos, que se encontraron en una game jam donde surgió la idea del juego, y la idea de montar una empresa que lo comercializase. Y pocas veces un título es tan acertado, ya que, a nuestras manos(o mejor dicho, en nuestra Nintendo Switch), morirán multitud de caballeros, y esto no ocasionará el final de la partida, sino al contrario, será nuestra única manera de completar cada nivel.

¿Qué quiere decir esto? ¿Es esto divertido? Pues mira, lo es.

Pongámonos en situación: Un rey quiere la vida eterna. Envía a sus caballeros a por el cáliz que la ofrece. Básicamente, esta es la historia. ¿Nos importa? Para nada.

El juego se estructura en niveles cortos de creciente dificultad llenos de puzles donde trataremos de llegar al cáliz que indicará el final de cada nivel. Para ello, tendremos que atravesar acantilados llenos de pinchos, fosos de llamas, trampas mortales, sierras eléctricas… Diversos obstáculos que harían temblar de miedo al mismísimo Juan de Borgoña (referencia pedante: Juan de Borgoña fue un duque francés con cierta relevancia en la Guerra de los Cien Años, se le apodó “Juan Sin Miedo”; como se puede apreciar, en 33bits igual analizamos que enseñamos cultura general) pero que en este caso nos van a importar poco, ya que tendremos un número infinito de caballeros que morirán para que uno de ellos alcance el objetivo. ¿Cómo? Esto se visualiza mejor con un ejemplo: Existe un foso lleno de pinchos entre el caballero y el cáliz que simboliza el final del nivel, siendo insuficiente la capacidad de salto de nuestro adalid resplandeciente. Nada que importe, nuestro caballero va a poder saltar, para morir y que a su vez su cadáver actúe de plataforma para nuestro siguiente reluciente amigo, que conseguirá llegar al final del nivel. Esto da lugar a escenas ciertamente mórbidas y, por qué no decirlo, ofrece cierta sádica satisfacción. Además, en varios casos el propio escenario añadirá complejidad a los niveles más allá de las trampas en sí (lava que va subiendo y cubriendo plataformas si no se es lo suficientemente rápido, por ejemplo).

De esta forma, y de muchas otras, iremos pasando los distintos niveles del juego, con nuevos tipos de trampas cada pocos niveles, que irán aumentando paulatinamente la dificultad.

¿Para qué puede servir un caballero si no es para empalarse en estacas para convertirse en un asidero y que su compañero lo use para escalar?

La versión que llega a Nintendo Switch contiene el juego original(lanzado en PC en 2014) y la expansión “Done to Death”, que incluye un cuarto mundo a los tres existentes en el juego original.

Si bien el juego no es excesivamente largo (se puede pasar perfectamente en tres sentadas) ni especialmente difícil, se añaden objetivos opcionales a cada nivel para ofrecer más desafío. Hay un número máximo de muertes por nivel si se quiere cumplir este objetivo, también hay otro objetivo de tiempo, y por último, la posibilidad de encontrar un bicho llamado Jeff en cada nivel. En el debe del juego está que ni siquiera estos objetivos añaden una dificultad especial al mismo, ya que es fácil que una misión pasable con dos muertes tenga un objetivo opcional de 8. Esto hace que muchas veces no sepamos si hemos llegado a limitar las muertes al mínimo posible.

Como podemos ver, siendo necesario no pasar de 8 muertes para completar el desafío, lo hemos hecho en 5, y diría que ese número aún se pudo reducir.

Visualmente el juego no destaca especialmente, ni a nivel técnico ni a nivel artístico. Ofrece suficiente claridad como para que se aprecien correctamente todos los elementos de un vistazo a la pantalla, que ya es un logro en sí mismo, pero poco más. Para añadir algo de variedad a lo visual, aparte de los propios cambios de entorno en cada mundo, se ofrecen al jugador distintas armas y cascos que no aportan absolutamente nada a la jugabilidad(que será solo correr y saltar) pero sí aportan varios elementos y descripciones simpáticas. Tampoco el sonido destaca, no teniendo ninguna melodía que se vaya a quedar en la cabeza del jugador.

En la versión analizada hemos encontrado algunos bugs, a destacar un par de cuelgues que han comportado el cierre del juego y la salida al menú principal de la consola, y el hecho de que no había forma de que se guardase el idioma español en nuestras preferencias, al cierre y arranque del juego, este siempre arrancaba en inglés, por lo que había que cambiar el idioma en las opciones a cada inicio. Nada especialmente relevante aun así.

Este peludo amigo de arriba a la derecha es Jeff, que estará encantado de comerte. Si consigues que se coma un caballero en cada nivel, obtendrás un logro especial.

En resumen, Life Goes On es un juego donde prima más el cerebro que la habilidad, bastante original por hacerse servir de las muertes de tus peones para poder avanzar en cada nivel, y totalmente recomendado si lo que uno busca es un juego calmado (aunque se pueda volver frenético en algunas ocasiones) sin necesidad de graficazos o una historia elaborada. Además, su temática más de una vez nos hará sentir culpables después de soltar una sonrisilla con alguna de las muertes de nuestros caballeros. Sí se echa de menos un poco más de duración o unos desafíos más ajustados para exprimir el cerebro del jugador. Pero más allá de eso, el juego cumple sobradamente sus objetivos.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por GamePoch