No cabe duda de que la famosa fórmula de From Software ha desatado un fenómeno; primero con Demon’s Souls y posteriormente con un Dark Souls que logró crear escuela. Ska Studios tomó buena nota de ello, y desarrolló Salt and Sanctuary, llevando todos los puntos fuertes de aquel modo de entender los juegos a un título en 2D de scroll lateral y mediante un proyecto indie. El resultado fue aplaudido por crítica y público hasta tal punto que su recorrido ha llegado hasta la actualidad con la salida del juego en Nintendo Switch, versión que hemos podido jugar en 33bits.

 

COMBATE Y EXPLORA

Estas dos son las principales premisas del juego que nos ocupa. El combate es el gran protagonista ya que deberemos afrontar multitud de enfrentamientos con todo tipo de enemigos. En muchas ocasiones, será necesario observar el patrón de ataque de nuestros adversarios para salir airosos de cada encontronazo, en especial con los llamados jefes. Y es que estos últimos son el gran aliciente del juego, ya que se nos exigirá dar lo mejor de nosotros mismos para derrotar a estos temibles oponentes.

No cabe duda de que la pericia del jugador jugará un papel indispensable en nuestra forma y rapidez para avanzar. No obstante, nos encontraremos de modo recurrente ante una buena cantidad de muertes cuando tengamos que luchar contra alguno de estos jefes. Deberemos aprender sus patrones de ataque, observar detenidamente las animaciones que darán paso a según qué ataques letales que de no esquivar, nos pondrán contra las cuerdas, y equiparnos en función del daño elemental y debilidades que podamos percibir.

Todo ello aderezado con un sistema de combate simple, fácil de entender pero complicado de dominar. Con un ataque más rápido y débil y otro más lento y fuerte, que combinados formarán los llamados combos. Además, los ataques físicos se complementarán con hechizos que tendrán más o menos peso en el conjunto dependiendo de la clase inicial que elijamos antes de comenzar el juego. En nuestra experiencia, la magia supone un elemento suficientemente poderoso como para decantarnos por el uso de un hechicero para atacar a distancia con poderosos ataques que dejarán tiritando al más fuerte de los jefes.

Estos hechizos, serán desbloqueables de forma muy paulatina, a medida que vayamos adquiriéndolos durante nuestra partida, aumentando considerablemente su poder y convirtiendo a nuestro personaje en una auténtica apisonadora. Si decidimos afrontar el juego con un personaje que base sus ataques en el cuerpo a cuerpo, la dificultad -ya de por sí elevada- aumentará varios peldaños más. Y es que, aunque los hechizos facilitan mucho la partida, no podremos tirar de ellos exclusivamente para salir airosos de cada uno de los combates, ya que la barra de energía que determina nuestra capacidad para atacar o lanzar hechizos irá decreciendo a medida que hagamos uso de ellos. Llegado un punto, la barra será tan pequeña que nos impedirá lanzar cualquier tipo de magia y nos veremos obligados a empuñar nuestra arma y escudo para ajusticiar a los enemigos a tan corta distancia que muchas veces terminaremos dando con nuestros huesos en el suelo. Aquí será importante poner en práctica nuestras habilidades para esquivar y cubrirnos en el momento adecuado y por tanto entender los ataques que nos lanzarán. El ensayo y error será nuestro principal método de aprendizaje.

Por si fuera poco, los escenarios presentan una serie de trampas que avanzando con cautela, podremos esquivar, bien observando el entorno o escuchando el mecanismo que las activa para reaccionar a tiempo. Otro parecido más a la saga Souls que citábamos al comienzo del artículo. Salt and Sanctuary, como el lector podrá observar, es mucho más que una inspiración en aquella saga. Es la experiencia más parecida al título de From Sofware que hemos podido vivir en entornos 2D.

La exploración es el segundo pilar del juego. Del mismo modo que el aprendizaje de los movimientos de los enemigos será vital para avanzar en nuestra aventura, también lo será el que nos dediquemos a explorar cada rincón que veamos. De esta exploración resultará la necesaria mejora de nuestro equipo y la adquisición de objetos consumibles que nos hagan más llevadera la experiencia.

Además, como en los Souls, los escenarios tienen una serie de atajos que podremos descubrir y activar para desplazarnos con mayor fluidez por ellos, de modo que este aspecto del juego no es algo baladí y supone un elemento atractivo en sí mismo y necesario para como decimos avanzar con decisión hacia nuestra meta final. No obstante, cabe destacar que el diseño de los mismos, podría haber estado mejor, siendo este uno de los elementos principales del juego que no han podido mantener a un nivel parecido con respecto a la saga en la que se inspira.

Los enemigos son muy variados a lo largo de todo el juego.

 

LA MUERTE COMO BIEN NECESARIO

La muerte estará tan presente en el juego, haciéndonos pagar cada fracaso con la pérdida de la moneda de cambio del juego -aunque se puede recuperar del mismo modo que en los Souls, es decir, volviendo al lugar en el que hemos muerto-, que la línea entre la frustración y la satisfacción será muy fina en bastantes ocasiones. No estamos por tanto ante un juego apto para cualquiera. No es una experiencia diseñada para el jugador que no sabe afrontar situaciones especialmente complicadas y sí es muy recomendable para aquellos que gustan de enfrentarse a retos considerables. Y es que del mismo modo que la frustración puede asomar con demasiada asiduidad, también aparecerá esa enorme felicidad tras superar un reto -casi siempre un jefe- que nos parecía imposible en un primer momento.

Todo esto, obviamente es muy subjetivo. Quienes tengan cierto bagaje en este tipo de juegos, se sentirán más cómodos y seguramente podrán avanzar con más rapidez que quien llegue sin tener cierta experiencia. Además, como decíamos antes, la elección del personaje condicionará bastante la dificultad de nuestra partida.

La presentación de los jefes es otro de los elementos que nos recordará a los Souls.

 

LA BELLEZA DE LA OSCURIDAD

Salt and Sanctuary es un juego con unos ambientes decadentes, basados en una diversidad de escenarios bastante amplia, en la isla en la que naufragamos al comienzo de nuestra historia. El entorno es oscuro, hostil y con cierto tono gótico y sobrecargado. Todo ello ambientará de maravilla el juego, aderezando el conjunto final con un diseño de jefes verdaderamente reseñable.

No obstante, no es un título que entre por los ojos. Desde el diseño del protagonista, pasando por el de los enemigos rudimentarios, resulta un conjunto un tanto feo, derivado seguramente de una cuestionable decisión en el apartado artístico de los personajes, que casi caricaturizan la estampa de los mismos y que contrasta negativamente con los escenarios que atravesamos.

El apartado sonoro cumple su cometido, sin alardes.

Sin ningún tipo de duda, la dirección artística, más allá del diseño como decimos de los jefes, es el punto más flojo del juego.

La elección del personaje inicial puede ser determinante para el resto de la partida.

En definitiva, estamos ante un juego que destaca por su componente de exploración, combates bien medidos, una dificultad endiablada y por ser lo más parecido que se puede encontrar a la saga Souls en 2D. Además, ofrece una cantidad de contenido bastante elevada, que supondrá una buena cantidad de horas para finalizar la aventura -que siempre dependerá de la habilidad del jugador, pero que a buen seguro se irá por encima de las 10 horas-. Si eres seguidor de dicha saga, estamos convencidos de que te gustará. Si eres un jugador que se frustra fácilmente ante una dificultad elevada y no tienes la paciencia necesaria como para aprender del ensayo-error que sugiere muchas de sus situaciones, probablemente este no sea un juego para ti.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Ska Studios