La franquicia Urban Trial fue una de las sagas más divertidas y populares de la pasada generación, en ella debíamos conducir una moto de Trial a través de una serie de locos circuitos en los que debíamos tener un dominio absoluto de las físicas si queríamos triunfar. Ahora los padres de la criatura, Tate Multimedia, vuelven a coger elementos de su saga más famosa en una de las mezclas más llamativas hasta la fecha. Nos unimos a una banda de moteros postapocalíptica en Steel Rats.

Nos trasladamos a un futuro postapocalíptico en el que, por alguna misteriosa razón, la chatarra ha cobrado vida propia y está arrasando con la ciudad de Coastal City. Toshi, un joven cerebrito y miembro de la banda de moteros Steel Rats, cree haber descubierto la forma de parar la invasión y destruir a las máquinas. Junto al resto de su banda y sus motos modificadas para el combate, se embarcan en un peligroso viaje en el que se lo juegan todo a una sola carta.

Steel rats nos ofrece un híbrido de géneros que creo recordar que nunca antes se había visto, ya que se han atrevido a desarrollar algo tan arriesgado como una fusión entre juego de conducción y beat’em up. Aunque cueste imaginarlo y parezca que no pega ni con cola, lo cierto es el que el resultado final funciona bastante bien y cualquier duda que podamos tener al respecto desaparecerán desde la primera partida.

Como decimos, estamos principalmente ante un juego de conducción, ya que la moto será nuestra principal herramienta y no podremos bajarnos de ella. Es en este apartado donde Tate Multimedia se fija en su saga estrella, Urban Trial, y utiliza elementos que recuerdan mucho a ella, pareciendo más bien una especie de spin off de la misma. A través de escenarios llenos de obstáculos y saltos imposibles, debemos dominar bien las físicas de nuestro vehículo para cumplir los objetivos y llegar hasta el final del nivel. Lo cierto es que no es un control intuitivo, nos costará bastante tiempo dominar el manejo de la moto a causa de su jugabilidad, ya que no solo debemos controlar el balanceo sino también la profundidad, lo cual se nos va a atragantar bastante al principio.

A través de 28 niveles repartidos por 5 zonas diferentes, tendremos que superar abismos, saltos entre edificios e incluso conducir por paredes y techos. Contamos con un sistema de puntuación en el que, dependiendo de nuestra forma de jugar, iremos consiguiendo puntos y aumentando el multiplicador. Para ello podremos hacer piruetas y destrozar a enemigos y obstáculos con nuestra moto. Una vez superada la fase, conseguiremos hasta tres «medallas» según la puntuación alcanzada, aunque lo cierto es que es muy fácil conseguir las tres y no supone ningún reto, prácticamente por la propia inercia del juego podremos conseguirla con tan solo acabar el nivel.

La otra vertiente del juego es la del combate, ya que nuestra moto está preparada y diseñada para acabar con los diferentes enemigos. Tenemos diferentes botones que nos sirven para causar daño: con uno podemos utilizar la rueda delantera a modo de motosierra, otro nos permite hacer un giro circular que barre con todo a nuestro alrededor y cambiar de dirección rápidamente, y el último botón activa el ataque especial de cada personaje. Aparte de los botones básicos de ataque, ocasionalmente también podemos recoger munición y realizar disparos con diferentes tipos de armas, que la verdad es que nos sacaran de más de un apuro. Cada uno de los cuatro personajes controlables tiene sus propios ataques únicos y sus características, personajes entre los cuales podremos alternar en cualquier momento de la partida con tan solo pulsar un botón, sin esperas ni animaciones que resten tiempo.

Los enemigos a batir van a ser siempre robots, a veces pequeños y a veces grandes pero lo cierto es que la variedad es muy limitada, apenas llegaremos a ver 10 tipos de enemigos distintos a lo largo del juego sin contar jefes finales. Cada uno de ellos tiene su modus operandi y habrá que derrotarlos de maneras diferentes, por ejemplo a los bombarderos no podremos arrollarlos directamente porque nos restaran salud y contra los voladores evidentemente hay que subir a las alturas para acabar con ellos. Otro ligero fallo del juego es que debido al tipo de control no siempre es fácil acertar a los enemigos, la zona de colisión es bastante reducida y hay que acertar con el punto exacto para dañarlos aunque parezca que les estamos dando.

Lo cierto es que Steel Rats es un juego muy divertido y adictivo, la jugabilidad engancha aunque en bastantes ocasiones el manejo hace movimientos bastante extraños, especialmente a la hora de hacer loopings y giros en el aire es cuando a la moto le cuesta recolocarse y volver a su posición original. Aparte del reto de completar la campaña, la vida del juego se alarga con desafíos opcionales que cambian en cada nivel -como matar a X enemigos de cierta manera o alcanzar determinada puntuación-, así como encontrar el coleccionable secreto de cada fase, el cual os aseguro que a veces está escondido a mala idea. Entre nivel y nivel además es posible acceder a un menú donde podremos comprar mejoras y skins para nuestros personajes, utilizando para ello el dinero que conseguimos al matar enemigos y romper objetos.

Gráficamente el juego cumple sin más. A pesar de utilizar un motor tan potente como el Unreal engine, los modelados de los personajes y los objetos son pobres, aunque destaca especialmente en el sistema de iluminación. El diseño de escenarios es bastante bueno, de aspecto futurista y en ocasiones llegando a juguetear con el steampunk. A pesar de que casi siempre tenemos un camino prefijado, los escenarios cuentan con la suficiente exploración y caminos alternativos para no resultar monótonos. La paleta de colores es especialmente apagada y abundan los tonos oscuros y grises, recreando esa atmósfera postapocalíptica en la que se ambienta, lo cual no quiere decir que no haya niveles más coloridos o con otro tipo de ambientes.

El apartado de sonido nos deja un poco con la mosca detrás de la oreja. La banda sonora se compone de temas electrónicos y rockeros bastante buenos, aunque en general se mantiene discreta en segundo plano y apenas destaca. En cuanto al doblaje, Steel Rats sufre el mismo mal que muchos otros juegos en los que hay que conducir: durante el transcurso de los niveles nuestros protagonistas mantendrán conversaciones entre ellos que nos aparecerán en forma de subtítulos en la parte inferior de la pantalla, el problema es que por culpa de estar centrados en la acción y prestarle atención al juego, será difícil fijarse en ellos y nos costará entender por qué estamos haciendo tal o cual cosa. Además, las voces están en completo inglés, por lo que o tenemos un buen nivel auditivo o nos perderemos bastante información relevante.

Steel Rats cuenta con una original mezcla de géneros que, si bien funciona, todavía le queda bastante por pulir y mejorar. Los defectos del juego, como el tema del control o la manera de presentar la historia, no empañan un buen resultado y en general nos dejará con un buen sabor de boca. Esperemos que a raíz de aquí consigan mejorar la formula y sean capaces de brindarnos nuevas entregas solucionando los fallos de esta.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Tate Multimedia