Cogiendo el monóculo y la copa de coñac, podríamos disertar que el humor lleva con los videojuegos desde el mismo PONG! que sería su primer representante comercial. Puede ser de forma indirecta, unos graciosos palitroques golpeando bolitas, rompiendo ladrillos o cogiendo puntitos. Por las limitaciones tecnológicas que hacen más fácil crear algo gracioso, simpático y directo como un Pac-Man que un dramón orweliano. Incluso aventuras que ya tenían esos dramas como los j-RPG, lucían diseños simpáticos y hasta agradables. Ahí dejo nuestra entrada del Mystic Quest, porque es momento duro tras momento duro, con una apariencia adorable en muchos casos.

Los dioses han dispuesto que en breve tiempo se junten aventuras muy cachondas por aquí en poco tiempo. Y sirven para analizar un poco más esto. Porque Squirrel with a Gun parte de una poderosísima y muy descacharrante premisa, pero su desarrollo no gasta un humor a la altura. Thank Goodness You’re Here es claramente uno de los juegos humorísticos del año, con una jugabilidad francamente sencilla que justamente se enfoca a seguir y seguir produciendo humor y el disparate. Pero lo que propone Delincuervo y What the Car?, además de más solidez en lo jugable, es que esa jugabilidad también forme parte del humor.

Todo este mondongo -perdón- es para introducir que The Holy Gosh Darn es otra experiencia desternillante sin duda, embutida en un juego sólido donde absurdo y mecánicas jugables se dan la mano con acierto.

Y sus responsables, los noruegos Perfectly Paranormal, ya han hecho callo tanto en hacer buen humor, como buenas aventuras. De hecho… es que este The Holy Gosh Darn -que podríamos traducir muy libremente como «la bendita puñetera cosa»- aúna sus dos grandes trabajos anteriores, Manual Samuel y Helheim Hassle, en una especie de… ‘Perfectlyparanormalverse’. Sí, me estoy cubriendo de gloria con todo esto. En el tráiler algunos ya habréis reconocido al inepto dios de la muerte de Manual Samuel, y el viaje durante este juego presente a Helheim está también asegurado.

El caso es que esos dos juegos anteriores ya mostraron toque e ingenio. Y esta nueva aventura sigue haciéndoles crecer como desarrolladores. No por nada, con el apoyo de la editora Yogscast Games, este juego se lanza en todos los sistemas poderosos salvo plataformas móviles.

Y algo que siempre ha propiciado la coña fácil es la religión… aunque en otros lugares y épocas diferentes se puede perder la vida y tal por coñear con estas cosas. Por suerte, si estás leyendo esto, tú podrás disfrutar de como la puñetera existencia se va al maldito carajo desde tu asiento preferente en el mismo Cielo.

Aunque no los creamos mucho nada más empezar a jugar adivinando que perro aparecerá en ese momento, somos un ángel, un ángel importante y todo, Cassiel de la Celeridad. Y mira si somos importantes que vamos a evitar… o eso esperamos… que la mismísima existencia global y completa se vaya por el sumidero. Pero lo termina haciendo, se siento. No pasa nada -realmente sí-, porque Azrael, el Dios de la Muerte aparecerá para arreglarlo todo -SPOILER el desgraciado es el culpable del desastre-, ofreciéndonos una pieza de tecnología poderosa, en forma de reloj de esos horribles que se ponen los raperos en el cuello. Porque The Holy Gosh Darn es nada menos que una historia y juego de bucle en el tiempo, hasta que lo hagamos todo como se debe.

Y es que, además de lo atrayente de convertir estas historias -yo al menos las adoro- en formato jugable, el gran mérito de Perfectly Paranormal es hacerlo tanto bien imbricado en el gameplay, como hacer que ese gameplay sea bastante divertido, y además, variado.

El resumen rápido de The Holy Gosh Darn es que debemos salvar la existencia en las seis cochinas horas que tenemos de tiempo desde que nos levantamos a las doce de la mañana, hasta ese funesto momento final a las seis de la tarde, localizando y comprendiendo que narices es el chisme que da nombre al juego, traduciéndose al español como ‘el Copón Sagrado’.  Y para ello, tenemos esa aventura donde hacer… pues casi que de todo… ¡Incluso metroidvaniear!

El esqueleto jugable es de una aventura en 2D, con cierta profundidad al movernos adelante y atrás por los escenarios, y con verticalidad también, bastante en algunos casos. Tiene un toque de videoaventura, donde encontrar y usar objetos -o usarse solos cuando toca-, pero también, Cass puede saltar y darnos unas agradecidas plataformas. A esto se unen toques sencillos de aventura gráfica y conversacional. Pero todas esas mecánicas sencillas se van conjuntando en un todo bastante rico, potenciado por la mecánica del manejo del dichoso reloj de Azrael.

No estamos ante un Majora’s Mask, no se trata de volver siempre a las doce de la mañana a nuestro mugriento sofá. Sino que podemos primero solo retrasar el tiempo, luego adelantarlo. Se hace de una manera sumamente intuitiva, sacando el chisme con un botón y rebobinando a nuestro gusto, habiendo algunos hitos marcados cada quince minutos, o dejando nosotros alguno propio de forma estratégica. También, cuando consigamos esta mejora, quedarnos como pasmarotes y adelantar el tiempo, teniendo en cuenta que a las seis de la tarde se va todo a la porra. Recalco, aunque todo se arruine a las seis de la tarde, podemos seguir volviendo incluso a los minutos previos, no debemos regresar si no lo queremos al primer día ¡Esto hay que aprenderlo pronto!

Una de las cosas que estos maravillosos tarados noruegos están promocionando para The Holy Gosh Darn es ser un capullo en los diálogos. Y es que no se trata solo de elegir diferentes respuestas que pueden acabar de diferentes formas, sino que el ser groseros para que alguien no se enrolle mucho puede ayudarnos a comer tiempo -el reloj solo se para cuando estamos en los menús, ni siquiera en las conversaciones se detiene-, pero a veces vendrá bien y otras se cabrearán y no volverán a hablar con nosotros jamás… salvo que rebobinemos. Realmente Cass es buena chica, pero con todo lo que tiene encima, pues le tocará ser brusca,

Pero la cosa crecerá. El reloj conseguirá mejoras, algunas obligatorias por el desarrollo de la historia, pero otras son opcionales y vienen por nuestro esfuerzo exploratorio. Algo útil es poder trasladar objetos en el tiempo, conseguir algo casi al final del todo, y poder llevártelo a otro momento anterior y lugar muy diferente. Esto sirve para objetos especiales como para prendas de ropa con capacidades especiales.

Y lo que decía arriba, que no era chufla, que desbloquearemos salto doble y el dash, claves para esa exploración y afrontar situaciones especiales. Lo repito, las mecánicas de manera individual son sencillas, hasta sencillos puzles y minijuegos mismamente, pero todo junto crea un conjunto muy interesante y bien engrasado.

The Holy Gosh Darn… que ni siquiera nuestro corresponsal afincado en UK ha sabido traducir apropiadamente… es una aventura que funciona bastante bien en las diez horas, más o menos, para mí ha sido más, que dura. Es que hasta la localización al español creo que está cuidada, no he visto los chirridos usuales cuando un desarrollo es pequeño y debe traducirse un poco a la batalla a varios idiomas. Como tantas veces, solo hay un doblaje al inglés, y otro punto a destacar es la actuación tan buena de las voces, porque la parte gráfica es sencilla y trabajada, funcionando como un tiro en estética y narrativa.

Pero si con algo me quedo ya como cierre de esta entrada, es como una mecánica que no es tan fácil de implementar como el moverse por el tiempo, además haciéndolo de una forma que nos permite seleccionar tantísimos momentos durante las seis horas globales -se pueden aumentar un poco mejorando el reloj encima- sale triunfante en una aventura donde he tenido que rebobinar un huevo y por todo tipo de chorradas que no he percibido como agobiantes o farragosas. Seguro que gente con más cabeza y dedos que yo no tendrá que repetir y repetir y repetir tanto… aunque lo hará, The Holy Gosh Darn también se guarda todo tipo de vaciladas y golpes en el rostro para el jugador. Y los encajamos con una sonrisa en el rostro, hay que estar alegre con la llegada del apocalipsis.