Todos hemos sido niños alguna vez, algunos incluso lo siguen siendo no solo actualmente, sino a lo largo de toda su vida. Y en la infancia es cuando más vulnerables somos a los miedos y las fobias, algunas se superan y otras pueden llegar a marcarte de por vida. Pues este concepto es lo que pretende explorar The Inner Friend, el nuevo juego del estudio canadiense Playmind que ya ha salido en Steam y pronto lo hará también en Playstation 4 y Xbox One.

Es complicado explicar de forma objetiva la temática de este juego: controlamos a una especie de espíritu guía sin rasgos definidos -una especie de «pepito grillo» por así decirlo que a través de una serie de recuerdos y vivencias, debe guiar a un niño a través de todos sus miedos para conseguir superarlos. La realidad y la imaginación pronto comienzan a ir de la mano y cada vez se hace más difícil distinguirlas.

Con semejante argumento nos encontramos ante una experiencia muy prometedora, con una jugabilidad a medio camino entre walking simulator y juego de terror pero sin decantarse en ningún momento por ninguno de los dos géneros. Controlamos a nuestro extraño protagonista con una vista en tercera persona y nos desplazaremos a través de una serie de niveles aparentemente sin conexión entre sí, superando obstáculos y avanzando en el críptico argumento.

Como hemos dicho antes, este juego ahonda en los miedos de nuestra infancia y podemos ver varios de ellos reflejados en el juego: el cambio de colegio, los hospitales, el divorcio de los padres….quizás no están todos los miedos, pero sí los más reconocibles y comunes. Estas situaciones no se muestran de forma explícita, de hecho están plagadas de simbolismo -por ejemplo, la típica profesora mandona se muestra como un monstruo deforme-, pero más o menos podemos entender en todo momento la situación que pretende representar.

El diseño artístico es sin duda lo mejor del juego: surrealista, abstracto y onírico, en un intento de representar la visión del mundo que tienen los niños a esas edades. Cada nivel está cargado de imaginación y situaciones que nos provocan unas ganas locas de avanzar y ver como puede seguir sorprendiéndonos. El motor Unreal Engine que le da vida al juego luce estupendamente, brindando todo un abanico de efectos visuales que nos dejará estampas espectaculares, aunque bien es cierto que algunos de los modelados son mejorables.

Sin embargo, cuanto más avanzamos en el juego los niveles se van volviendo más comunes, más realistas, menos «mágicos». Quiero pensar que se debe al propio desarrollo de la historia y la evolución del protagonista en lugar de por agotamiento de ideas, en cualquiera de los dos casos, el juego se va volviendo cada vez más monótono y menos interesante.

En The Inner Friend también encontraremos puzles, no abundantes pero sí los justos como para salvar al juego de la monotonía y aportar variedad jugable. Desde puzles de plataformeo hasta memorización, pasando por lógica y temporización, la verdad es que no nos podemos quejar de que no se han esforzado lo suficiente, al menos en ese aspecto. Estos puzles están muy bien medidos en cuanto a dificultad, no resultan imposibles pero tampoco los solucionaremos a simple vista, algunos nos costarán más de un intento.

Lo que sí puede llegar a hacerse repetitivo es la propia estructura del juego, cada nivel que jugamos nos propondrá hacer lo mismo: despertar en nuestra habitación, atravesar una grieta hacia el exterior y caer al vacío acertando a cruzar una puerta que nos lleve al siguiente escenario. Da sensación de un conjunto de ideas sueltas e inconexas y de que quizás no han sabido crear una cohesión entre todos los niveles, algo que podría haber sido más sorprendente y vistoso en el resultado final.

El sonido toma un papel relevante en The Inner Friend. Los efectos sonoros están muy bien implementados y es una gozada escuchar nuestros pasos sonando de diferente manera según el tipo de suelo o los propios sonidos ambientales que casan muy bien con cada escenario. La música también logra crear una atmósfera de inquietud gracias a sonidos superpuestos o composiciones fuera de tono. Realmente creo que es un juego que se disfruta más con auriculares.

La duración del juego es relativamente corta, aunque en mi opinión la justa y necesaria. En unas tres horas podemos ver los créditos finales, pueden parecer pocas pero más horas podrían haber hecho que se volviese repetitivo y menos hubiesen sabido a poco. The Inner Friend tiene la duración perfecta para saciar al jugador mostrando todo lo que tiene que ofrecer sin alargar la vida del juego de forma artificial. Aunque si nos quedamos con ganas de más, siempre podemos volver a rejugar los niveles para encontrar los coleccionables que se ocultan por allí.

The Inner Friend es un juego que merece la pena jugar, tanto por su aspecto visual como por su moraleja final. Su argumento está sujeto a muchas interpretaciones y cada jugador puede sacar sus propias teorías. Quizás palidece respecto a otros juegos del mismo género y su desarrollo empieza a decaer en cierto punto, pero aun con todo, es un excelente ejercicio de imaginación muy disfrutable.

 

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por VIM Global