Los que ya peinamos canas -es un decir- en esto de los videojuegos solemos recordar con mucho cariño épocas y generaciones anteriores, en mi caso concreto se me viene a la mente aquella navidad de 1995 donde me regalaron la flamante Megadrive con el mítico cartucho de 6 juegos, que incluía entre otros el Sonic 1, Streets of Rage o Revenge of Shinobi. En aquella época donde solo unos pocos elegidos podían tener internet, no había muchas formas de informarse de las novedades más allá de revistas de videojuegos, y precisamente fue en una donde descubrí un juego muy curioso llamado ToeJam & Earl.

ToeJam & Earl era un juego de plataformas y exploración donde encarnábamos a un par de alienigenas hiphoperos -en serio- y debíamos encontrar las piezas de nuestra nave mientras esquivábamos montones de peligros, todo desde una vista cenital. Un par de años más tarde apareció su secuela, ToeJam & Earl 2: Panic in Funkotron, también para Megadrive y en esta ocasión cambiando la jugabilidad al desplazamiento lateral. La última incorporación en la saga llegó en 2002 con ToeJam & Earl 3: Mission to Earth para la primera Xbox, un plataformas que daba el inevitable salto a las tres dimensiones tan de moda en aquella época, pero pasando sin pena ni gloria y suponiendo el entierro definitivo de la franquicia, al menos hasta ahora.

Pero el padre de la criatura, Greg Johnson, pensó que la saga todavía se merecía otra oportunidad y en 2015 se apresuró a crear un kickstarter para llevar a cabo su proyecto, que acabó recaudando un poco más de la cantidad que pedían a tan solo dos días de la fecha límite. No ha sido hasta 2019 que hemos podido disfrutar de Toejam & Earl: back in the groove!, una nueva entrega que supone un regreso a los inicios y adapta perfectamente la franquicia a los tiempos actuales.

Pero vamos ya al juego que es lo que nos interesa: la historia nos presenta a los siempre protagonistas ToeJam y Earl conduciendo su nave tuneada por el hiperespacio, cuando el gigantón de Earl mete la pata y se confunde de botón, provocando que se abra un agujero negro que se traga el planeta tierra y lo transforma en una especie de pisos ascendentes uno encima de otro -terraplanistas: 1, globalistas: 0-. Para colmo, la nave de nuestros protagonistas se estrella allí y nuestros protagonistas quedan atrapados, por lo que debemos recorrer esa nueva tierra en busca de las piezas perdidas y volver a dejar todo como estaba.

Toejam & Earl: back in the groove! es un juego que vuelve a sus raíces, a las de la primera entrega, ofreciéndonos en este caso un «más y mejor» en todos los sentidos. Volvemos a encontrarnos por lo tanto un juego de exploración con vista cenital con sprites totalmente dibujados a mano, dotándolo de un estilo cómic que le sienta genial gracias al motor Unity.

Como mencionamos anteriormente, nuestra misión es encontrar las piezas de la nave esparcidas por el escenario. Para ello, debemos explorar cada nivel concienzudamente hasta dar con dicho objeto, contando para ello con la ayuda de un minimapa que se irá desbloqueando según vayamos avanzado -aunque podremos desactivarlo si nos gusta tener la menor ayuda posible-. En cada nivel puede haber una pieza o no haber ninguna, el propio juego nos avisa de ello con un indicador, y en ese caso habrá que seguir avanzando hasta encontrar la siguiente.

Pero no penséis que es tan fácil como buscar y encontrar: durante nuestra andanza irán apareciendo enemigos que nos pondrán las cosas complicadas. Estos enemigos suelen aparecer en forma de terrícolas a cada cual más variopinto, con todo un elenco que pasa por carteros, amas de casa con carrito de bebé, esquimales o incluso la propia inquisición española entre muchos otros. Si por casualidad nos ven, se lanzarán de cabeza hacia nosotros y si nos alcanzan nos restarán salud que, una vez llegue a cero, nos hará perder una vida.

En este punto es donde entran en juego nuestras armas: los regalos, sí, regalos normales y corriente con su envoltorio y todo. El escenario está plagado de elementos interactivos que, si interactuamos con ellos, a veces nos proporcionarán dichos regalos -otras veces incluso nos proporcionarán más enemigos, así que ojo-. La gracia de estos regalos es que el contenido es una sorpresa, por lo que hasta que no lo abramos -lo cual implica tener que usar el objeto del interior obligatoriamente- no sabremos que es lo que nos ha tocado ni que efecto nos producirá. A veces puede ser algo bueno, como turbopatines para correr más rápido o comida para recuperar salud, otras veces en cambio pueden tener efectos negativos, como invertirnos los controles o invocar a más enemigos. El factor suerte está siempre muy presente en el juego.

No solo los regalos nos servirán de ayuda, también hay otro tipo de terrícolas buenos que nos echarán una mano sin dudarlo. Con la mayoría de ellos será posible hablar y nos ofrecerán diversos servicios, como por ejemplo descubrir el contenido de nuestros regalos -previo pago, con el dinero que iremos consiguiendo en el juego-, inmunidad temporal o doblar nuestras ganancias en un juego de apuestas. Pero el más importante de ellos es sin duda el profesor zanahoria, que nos permitirá subir de nivel cuando tengamos los suficientes puntos de experiencia.

¿Puntos de experiencia? pues sí, Toejam & Earl: back in the groove! también tiene toques de RPG y será posible aumentar nuestro nivel y estadísticas progresivamente. Cuando tengamos la suficiente experiencia acumulada, podremos buscar a dicho profesor en el mapa y este se encargará de otorgarnos un nuevo rango y aumentar nuestras estadísticas. Las estadísticas suben aleatoriamente -una muestra más del factor suerte que impera en todo el juego- entre una serie de características como pueden ser velocidad, salud o habilidades de búsqueda entre otras.

Como habéis podido comprobar hasta ahora, durante el juego predominará especialmente el humor y el cachondeo. A la ya absurda galería de enemigos y personajes secundarios hay que sumarle las bromas y chascarrillos que sueltan los protagonistas durante la partida, el estilo visual de dibujos animados grotescos o incluso los rangos que iremos consiguiendo al subir de nivel -algunos de ellos como por ejemplo «tonto, repollo o colega»-. Todos los apartados del juego están pensados para divertir y hacer reír en todo momento sin dar ni un segundo de respiro.

En cuanto a modos de juegos lo cierto es que tiene bastantes: para empezar tenemos el modo tutorial que creo que no hace falta explicar en qué consiste, el modo normal en el que todos los niveles y elementos están prefijados -cada vez que juguemos todo estará en el mismo lugar-  y el modo aleatorio, en el que todos los elementos y niveles se general de forma procedural. Este último modo viene además en dos variantes: normal y hardcore. Cada partida suele durar un par de horas hasta que consigamos todas las piezas de la nave, sin embargo su rejugabilidad es enorme gracias a sus modos de juegos y sobre todo, al multijugador.

El multijugador proporciona al juego un potencial enorme, pues hasta dos jugadores podrán jugar simultáneamente ya sea de forma local u online, con la posibilidad de unirse y abandonar en cualquier momento de la partida. Cada uno de los 9 personajes jugables de los que dispondremos comienzan con sus propias estadísticas diferentes, y no solo eso sino que cada uno tendrá una habilidad especial única y exclusiva -por ejemplo, Toejam puede durar el doble de tiempo usando los regalos o Earl no pierde salud al comer comida en mal estado-, por lo que la variedad está asegurada.

En cuanto al apartado de sonido es sencillamente excelente, con una amplia banda sonora de estilo funk muy pegadiza y llamativa, contando con temas nuevos y con remixes del resto de entregas anteriores. En cuanto a la traducción, el juego no cuenta con doblaje de ningún tipo, pero sí que podremos disfrutar de textos en español neutro que lo cierto es que no desentonan nada.

Concluyendo, Toejam & Earl: back in the groove! es un juego original, novedoso y muy divertido, un excelente regreso que coge todas las bases del juego original y las potencia adaptándolas a los tiempos actuales. El modo cooperativo le sienta como un guante y gracias a su rejugabilidad nos puede dar para muchas horas de diversión. Quizás el planteamiento del juego no dé para tanto como para crear futuras secuelas, pero como juego único en homenaje a toda la franquicia y a los fans resulta excelente.