Siempre que me enfrento a un juego en el que las mazmorras son las protagonistas, lo hago con cierta ilusión. Es algo a lo que llevo jugando décadas con la posibilidad de haber probado muchas cosas distintas. Unexplored Unlocked Edition es un título peculiar, puesto que aúna el mazmorreo con las características de un roguelite.

Las trampas serán una constante en nuestra aventura.

Estamos ante un título bastante críptico, que si bien tiene un pequeño tutorial, no es suficiente para entender todas las mecánicas que propone, sobre todo en relación a crafteo y resolución de puzles. Por tanto, el jugador podrá encontrarse en multitud de ocasiones en una situación sin aparente salida por la falta de información. Esto no tiene por qué ser algo negativo, puesto que dependerá del gusto o de la tolerancia de quien lo juegue ante este tipo de propuestas. A un servidor, se le ha hecho excesivamente dura e innecesaria esta parte, ya que los puzles no suelen resultar todo lo gratificantes que deberían para ocupar un lugar tan predominante en el título.

Por el contrario, los combates, aunque muy sencillos en cuanto a sus mecánicas, resultan bastante adictivos puesto que suponen calcular a la perfección los movimientos de los enemigos, parapetarse si pueden disparar desde lejos, cubrirse con el escudo y medir cuándo atacar debido a los normalmente altos tiempos de recarga que tienen muchas armas para poder intercalar golpes de forma seguida. Existe un gran número de armas distintas. Unas nos permiten atacar mediante estocadas, otras con movimientos curvos e incluso algunas tienen la capacidad de usar magia y atacar a distancia, amén de las típicas de rango, como los arcos. Podremos equiparnos con un arma en cada mano, o elegir llevar una antorcha o un objeto que nos ilumine en la mano secundaria. También podremos optar por una configuración más defensiva, como ponernos un escudo u otra más ofensiva, como empuñar un arma especialmente pesada con dos manos, evitando la penalización de alzarla con una única mano.

Los enemigos retroceden cuando les amenazamos con nuestra arma -podemos cargar el arma para tenerla lista y poder soltar rápidamente un golpe- y muchas veces encontraremos adversarios contra los que será mejor pasar inadvertidos y esquivarlos. Y es que, aunque el combate está totalmente presente en cada piso de la mazmorra por la que vamos descendiendo, también existe un componente de sigilo que trata de ocultarse en las sombras y moverse lentamente para no alertar con el ruido a los enemigos.

En aguas profundas, tendremos que tener un ojo puesto en la barra de oxígeno.

De tanto en cuanto nos encontraremos con los llamados jefesSon contrincantes de un peligro notablemente mayor al de los enemigos comunes, pero con una recompensa detrás muy jugosa en forma de objetos que dejan caer y de cofres o estanterías que se encuentran en la dependencia que ocupan. Podremos seleccionar antes de empezar nuestra partida si queremos que el número de los jefes sea más elevado y por tanto aumentar así nuestras posibilidades de equiparnos de forma óptima.

Los puzles, que en mi opinión son la peor parte del título, también pueden configurarse del mismo modo que la frecuencia y cantidad de los jefes. Aun así, me han resultado anodinos y excesivamente crípticos, que mezclados con lo poco intuitivo que es el sistema de crafteo, deriva en un sistema no apto para jugadores poco pacientes o que busquen una experiencia más directa.

El tono roguelite del juego viene determinado por el carácter aleatorio de la generación de mazmorras. Será procedural y cada partida por lo tanto nos resultará distinta en todos los sentidos, aunque podemos volver a jugar la misma configuración en la que acabamos de morir si repetimos la misma «semilla». Al iniciar cada partida habremos perdido nuestro equipamiento, aunque conservaremos el oro obtenido para comenzar la siguiente mejor equipados e iremos desbloqueando más objetos con el paso del tiempo, como es habitual en el género.

Audiovisualmente es un juego agradable a la vista, pero sin ningún tipo de alarde. Sin embargo, técnicamente está muy poco pulido -en su versión de Nintendo Switch que es la que hemos tenido ocasión de probar- puesto que a cada pocos pasos el juego se congelará durante un segundo para cargar una parte de la mazmorra. Es una decisión técnica muy poco entendible, a pesar de la limitada potencia de la híbrida de Nintendo, puesto que en lugar de cargar toda la sección antes de entrar a ella, lo va cargando durante nuestro avance, lo que se traduce en una molestia considerable para el jugador.

Los escenarios son muy simples en lo gráfico pero agradables a la vista.

En definitiva, si eres un jugador paciente, no te importa tener que estudiar cada situación con prácticamente ningún tipo de guía, y gustas del mazmorreo y de la típica propuesta de los roguelite, Unexplored puede resultar una experiencia interesante. Si por el contrario los aspectos que he citado con anterioridad pueden suponer un hándicap para ti, el título puede suponer una sucesión de situaciones frustrantes que te lleven a un rápido y precipitado abandono.

 


Este artículo ha sido realizado mediante una copia cedida por Digerati