“Hail to the king, baby.”

Si hay un rey entre los FPS clásicos, ese es sin duda el Duke. Hablo del personaje, no del juego. Otros títulos como Doom, Quake o Half Life han podido tener un gran peso en la historia del FPS por diversos motivos, pero sus protagonistas no tienen una identidad definida. Y, sobre todo, no tienen voz… Los protagonistas de la mayoría de los juegos son un avatar en blanco para el jugador. Pero el duque es punto y aparte. El duque nos recuerda en todo momento que el protagonista no somos nosotros, es él. Nosotros nos limitamos a controlarlo. Y es un personaje que derrocha personalidad, gracias -entre otras cosas- a la voz del actor Jon St. John. Combina distintos héroes de acción de los 80. Pelo rubio cortado a cepillo, gafas de sol, puro, músculos, inclinado a solucionarlo todo a tiros, y una actitud de gamberro y fanfarrón. El duque es un tipo duro de los de antes, políticamente incorrecto, con un gran ego y muy poca vergüenza, y un mujeriego también. Hoy en día no pasaría los filtros de lo políticamente correcto. Pero eran los 90 y por eso mismo lo amamos.

La saga Duke Nukem empezó con un juego de plataformas y acción en 2 dimensiones, creado y distribuído por Apogee en 1991 y con una segunda parte, publicada en 1993. Duke Nukem 3D será, por tanto, la tercera entrega de la saga, y el salto a los juegos con vista en primera persona.

La autoría del personaje no está clara. Todd Replogle creó el primer juego, pero entonces el duque no hablaba ni tenía una identidad tan definida. Otros autores involucrados en su posterior desarrollo, como Scott Miller o George Broussard, claman su parte en la autoría de este personaje.

Tras publicar Wolfenstein 3D, de id Software, y batir records de ventas, en Apogee se dan cuenta de que el futuro está ahí, en los first person shooters, y necesitan llevar a su héroe a la tercera dimensión. Los primeros pasos de Apogee en los juegos de vista en primera persona los darán con Blake Stone y Rise of the Triad, para los cuales licencian el motor creado por John Carmak. El siguiente paso es desarrollar su propio motor, con el que poder competir en igualdad de condiciones con id Software. Y para ello, cuentan con su propio genio de la programación: Ken Silverman. El motor en cuestión será el Build, que estrenará Capstone Software con Witchaven y Tekwar. Pero este motor realmente no llega a brillar con todo su esplendor hasta la publicación de Duke Nukem 3D. Posteriormente se utilizará en Shadow Warrior y será licenciado a otras compañías, para juegos como Blood, Powerslave, Redneck Rampage...

El juego se empieza a diseñar en 1994, pero acaba alargándose más de lo previsto, mientras parte del estudio se centra en otros proyectos como Rise of the Triad. Broussard no está contento con el aspecto que Duke Nukem 3D va tomando, así que decide concentrar los esfuerzos de todo el estudio en este juego, dejando otros proyectos temporalmente suspendidos. Sólo entonces el juego empieza a tomar forma tal y como lo conocemos.

Finalmente, en enero de 1996, doce meses después de la decisión de meter a todo el estudio en el mismo proyecto. Duke Nukem 3D está completo. Es publicado tanto en formato shareware como en físico. La respuesta del público y la crítica supera todas sus expectativas.

Con la publicación de este juego, la compañía conocida como Apogee pasará a llamarse 3D Realms.

Como de costumbre, encarnaremos a un héroe solitario que tiene que salvar al mundo de una invasión alienígena. Y por supuesto, la manera de conseguir esto es con plomo, mucho plomo. A través de tres episodios, al que se añadió un cuarto posteriormente, visitaremos de las calles de Los Ángeles, el cañón del colorado, una base espacial, y otros escenarios, todos ellos infestados de invasores del espacio con los que no tendremos ninguna piedad.

Duke Nukem 3D nos invita a viajar por entornos reconocibles: calles, cines, bares, baños públicos… Referencias reales que podemos identificar y por las que resulta fácil orientarse.

El equipo de 3D Realms sabe explotar al máximo las posibilidades del motor Build, superando ampliamente lo que vimos en los juegos de Capstone y dejando el listón muy alto para todo lo que vendrá posteriormente.

Estos entornos están además plagados de secretos, easter eggs, bromas, y elementos interactivos, lo cual incentiva la exploración. Podremos empujar las bolas del billar, usar el baño, o pagar a una stripper, entro muchos otros detalles que dan vida al entorno por el que nos movemos, y mantienen despierta nuestra curiosidad y capacidad de sorpresa. Duke Nukem es cualquier cosa menos monótono.

Al ya clásico arsenal de armas como pistola, escopeta, ametralladora, lanzacohetes… se añaden otras mucho más originales y rocambolescas, como el rayo que congela a los enemigos, o el que los reduce de tamaño, dejándolos a merced de nuestros pisotones, como las simples cucarachas que son. Además, dispondremos de minas trampa, el Duke holográfico, y el jetpack, entre otras opciones que dan variedad a los enfrentamientos y lo diferencian de otros juegos de acción en primera persona.

Los enemigos tienen un aire de cómic que los hace divertidos y fáciles de reconocer. Mientras los soldados de asalto nos atacan con armas simples de impacto directo, sus capitanes nos sorprenderán teletransportándose cuando les disparamos, para reaparecer a nuestra espalda. Los cerdos policía nos castigarán con su escopeta, muy potente pero lenta de recarga. Las babosas se deslizarán por las paredes o el techo para saltar sobre nuestra cara cuando menos lo esperamos. Y el octabrain nos lanza proyectiles que podemos esquivar, pero es una esponja para nuestros disparos. Variedad no va a faltar, al igual que con las armas, permitiendo todo tipo de situaciones en combate.

Y está lleno de detalles. Cosas como que al disparar con la escopeta a un enemigo, la sangre salta a la pared y luego va chorreando lentamente. O que al pisar agua, sangre etc… dejas huellas. Son pequeños detalles que dan vida al mundo del juego.

La banda sonora es obra de dos veteranos como son Lee Jackson y Bobby Prince. Con un tema principal «grabbag» que se ha convertido en un clásico y que aparece en el álbum de Megadeth, «Risk».

El juego fue exportado a diversas consolas, con las inevitables limitaciones técnicas. Contó con tres expansiones oficiales: Life is a Beach, Duke it out in D.C., Nuclear Winter y un episodio extra, The Birth, que amplían el contenido original. Y eso sin contar con los cientos de mapas creados por la comunidad, gracias al editor del Build.

El diseñador de niveles del motor Build viene incluido en el disco del juego, lo que permitirá a la comunidad lanzarse a crear niveles para este y otros juegos basados en este motor con relativa facilidad, haciéndolo incluso más accesible que el motor de Doom. Algunos de los mejores diseñadores de mapas acabarán siendo contratados por 3D Realms y otras compañías.

Dentro de un género que ha dado tantos títulos, a Duke Nukem 3D le sobran cualidades para destacar sobre el resto. No sólo es un ejemplo de jugabilidad perfectamente ajustada en términos de armas, enemigos, diseño de mapas, etc. Por si eso fuera poco, el sentido del humor gamberro e irreverente, la excelente caracterización de Jon St John, la interactividad con el escenario y la ingente cantidad de detalles originales y divertidos, ponen a este juego por encima de sus competidores.

Si id Software crea el género y lleva la tecnología hasta límites nunca vistos, 3D Realms pone la personalidad y la diversión por encima de cualquier otra consideración. Incluso siendo publicado el mismo año de Quake, juego que volverá a romper los moldes a nivel técnico, el Duke se gana un hueco entre los reyes del FPS clásico de los 90. Sin lugar a dudas se trata de uno de los juegos más grandes de la década. ¡Y el único en el que puedes pagar a strippers!