Cuando se dio a conocer el trailer de Maneater, el nuevo juego desarrollado por Tripwire Interactive, resultó una de esas sorpresas que aparecen de vez en cuando, un juego atípico que fue recibido con buena acogida gracias a su propuesta y a su aparente humor macabro. Hace ya un par de meses desde su salida en todas las plataformas actuales y hoy os traemos su análisis. Nos metemos en la piel del animal más peligroso de los océanos.

En Maneater manejaremos nada más y nada menos que a un tiburón, algo que no siempre hemos tenido la oportunidad de hacer pero que cada vez tenemos más oportunidades gracias a los numerosos juegos del género «X simulator» que nos ofrece propuestas de todo tipo, incluyendo la de varios animales. Todo comienza cuando un codicioso pescador acaba con la vida de nuestra madre y nos deja a nosotros, una pequeña cría de tiburón, a nuestra suerte. A partir de ese momento, nuestro tiburón tendrá que sobrevivir en entornos hostiles y ya de camino hacer algo que en principio no tenía planeado: vengarse de dicho pescador.

Lo cierto es que Maneater recuerdo mucho en su concepto y jugabilidad a Jaws Unleashed, aquél mítico juego de culto de Playstation 2 basado en la famosa película de Steven Spielberg de 1975. En dicho juego manejábamos al famoso tiburón de la película, avanzando a través de escenarios tales como un laboratorio marino o barcos hundidos al tiempo que íbamos acabando con la vida de otros animales o incluso humanos, todo ello para seguir fortaleciendo a nuestro animal y hacer que se enfrentase a mayores amenazas.

Y esa es en esencia la propuesta del juego que nos ocupa. Nuestro escuálido escualo -jeje- tendrá que ir alimentándose de animales de menor tamaño no solo para mantener la barra de salud a tope, sino también para ir acumulando experiencia e ir subiendo de nivel. ¿Niveles? ¿experiencia? pues sí, porque aunque no lo parezca estamos ante un RPG, action rpg más bien, con subida de niveles y parámetros y perks que ir desbloqueando para convertir a nuestro pequeñín en la mayor de las amenazas. En términos generales es un juego que invita -y obliga- a la progresión, no solo para enfrentarnos a los rivales más fuertes sino también para conseguir los numerosos coleccionables que encontraremos por los escenarios, los cuales nos van a hacer volver sobre nuestros pasos en numerosas ocasiones.

Y como en todo RPG, tendremos combates, en este caso no por turnos sino de acción directa. Nuestro tiburón podrá lanzar dentelladas para hacer daño a los enemigos o incluso arrancarle extremidades para inutilizarlos, también podremos pegar coletazos fuertes para aturdirlos o hacer una finta rápida para esquivar. A decir verdad, el combate es uno de los elementos menos trabajados del juego a pesar de su importancia, cuesta mucho acertar ataques debido a la inercia del movimiento cada vez que atacamos y acabamos perdiendo de vista a nuestro objetivo a cada momento. El autoapuntado tampoco ayuda, pues en lugar de dejar fijado a nuestro oponente lo único que hace es recolocar la cámara durante un segundo, con lo que tendremos que estar pulsando el botón constantemente si queremos mantenerlo en pantalla.

Y a estas alturas os preguntaréis cual es la mecánica del juego, porque algo más tendremos que hacer además de luchar…y lo haremos, pues tendremos un completo modo historia bastante curioso. Nuestra tarea será ir cumpliendo una serie de objetivos y misiones opcionales tales como comernos a un determinado número de bañistas o derrotar a «minibosses». Cabe destacar también el modo «caza»: en el juego habrá 10 mercenarios que harán lo posible por acabar con nosotros en un ranking que va del más débil al más poderoso. Según la cantidad de daño y destrucción que causemos a sus propiedades, los haremos salir y vendrán a por nosotros con su ejército de cazadores y lanchas motoras, momento en el que podremos aprovechar para acabar con cada uno.

A pesar de su violencia y jugabilidad, es curioso el enfoque que le han querido dar al juego, imbuido en un tono de humor macabro que le sienta genial. Al más puro estilo «docurreality», las cinemáticas nos muestran a los distintos pescadores hablando a cámara como si se tratase de un programa de televisión similar a Pesca Radical/Deadliest Catch, además constantemente podremos oir al narrador del programa comentando nuestras jugadas con chascarrillos y datos curiosos sobre la fauna marina. Sin duda alguna, un formato que le da un toque de originalidad al juego.

Con la experiencia acumulada en los combates y cumpliendo misiones, nuestro tiburón podrá ir creciendo no solo en tamaño, sino en mejoras evolutivas y «armas» que lo convertirán en una auténtica bestia. Cuando tengamos los suficientes puntos de experiencia y recursos, podremos ir a nuestra guarida y equiparle a nuestro protagonista algunas mejoras como por ejemplo dentadura bioeléctrica o armadura ósea, elementos que además podremos ir mejorando para potenciar sus efectos. Es cierto que estas mejoras ayudan en el juego, pero a la hora de la verdad importa más nuestra habilidad con el mando que nuestro peculiar equipamiento, se le saca poco provecho a esta mecánica.

Ya pasando al apartado gráfico, hay que decir que el juego se ve sorprendentemente bien para no ser un producto de alto presupuesto, mostrando un apartado gráfico realista y superior a la media de producciones que aparecen al año.  Mención especial merece el diseño de niveles, pues en un juego como este era muy fácil caer en el error de crear un entorno genérico lleno de agua por todos lados, sin embargo la gente de Tripwire Interactive ha sido capaz de crear un enorme mapeado interconectado donde cada nueva zona está cargada de detalles y puntos de referencia que no solo sirven para orientarnos bajo el agua, sino también para dotar de vida al mundo del juego. En el apartado de sonido, un magnífico doblaje al español se encarga de redondear la experiencia, en especial el narrador que nos acompañará durante todo el juego, además de unos logrados efectos sonoros tanto de animales como del entorno que ayudan a la inmersión.

En conclusión, Maneater me ha parecido una de las sorpresas del año, un juego con muy buen hacer y cuidado en todos sus apartados. Tripwire Interactive ha sabido convertir un concepto que quizás no daba para mucho en un juego completo, divertido y entretenido, aunque quizás algo repetitivo en su planteamiento. Dadle una oportunidad, al menos para jugar a algo realmente diferente del mainstream actual, no os arrepentiréis.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Koch Media