Noviembre de 1987 quedó marcado en la historia de los salones recreativos en Japón por el lanzamiento de uno de los arcades que ayudó a definir su género: Shinobi.

No tardamos mucho en poder disfrutar de una adaptación para la pequeña 8 bits de Sega, la Master System, ese mismo año. Dicha versión, inevitablemente, mostraba las limitaciones de la consola doméstica con respecto a la placa System 16 pero, en lugar de realizar lo que podría haber sido una conversión más fiel para la Sega Mega Drive posteriormente, Sega decidió hacer algo curioso y, por un lado, en 1989 lanzó The Revenge of Shinobi en Mega Drive, con su propia personalidad y alejada del sabor 100% arcade del primero, para lanzar al año un juego que supuestamente venía a recoger ese espíritu, exclusivo de Master System, llamado The Cyber Shinobi con la coletilla de “Shinobi II” y generando cierta confusión.

Ocurrió lo mismo, posteriormente, con un título que si bien no es directamente un Shinobi, sí que pertenece, digamos, al mismo “universo”: Shadow Dancer: The Secret of Shinobi, cuya versión arcade fue convertida tal cual a Master System y reinterpretada totalmente en Mega Drive, certificando que las versiones de sobremesa de 16 bits seguían su propio camino y tenían personalidad propia. Y esta parece ser la que, más allá del arcade original, gozó del favor de la crítica y el público, pues Shinobi III para Mega Drive reafirmaba dicha impronta audiovisual y jugable.

Lo cierto es que, sin ser uno de los personajes más populares de las IPs de Sega, Shinobi no ha dejado de tener algún representante cada década desde su lanzamiento a finales de los 80, siendo la última entrega la de Nintendo 3DS en 2011 y dejando la presente década de 2020 huérfana aún de su ración de ninjas… hasta ahora.

En esta ocasión, los responsables de traer a Joe Musashi de vuelta no son ni más ni menos que la desarrolladora francesa Lizardcube, lo cual debería ser una garantía y dar tranquilidad a los amantes de la longeva saga, puesto que ya hicieron las delicias de los amantes más nostálgicos de SEGA debutando con el remake de Wonderboy: The Dragon´s Trap en 2017 y, más recientemente, en un desarrollo conjunto con Guard Crush Games y Dotemu, Streets of Rage 4, para el cual se encargaron del acertado apartado visual.

Al comienzo de SHINOBI: Art of Vengeance, Joe Musashi descubre que su clan, el legendario Oboro, ha sido destruido al volver a su aldea natal. Tras este trágico suceso está Lord Ruse, cabeza al frente de la misteriosa ENE Corporation. ¿El motivo? Bien sencillo, quitar de en medio de forma preventiva quien pudiera oponérsele en su típico plan de dominación mundial. La venganza, como bien reza el título, será la motivación del último de los Oboro durante el desarrollo de la historia.

En lo jugable, Art of Vengeance se basa en el camino que marcaron los Shinobi de Mega Drive, sobre todo el Shadow Dancer y Shinobi III, algo más frenéticos que el Revenge of Shinobi, y lo lleva un punto por encima adaptándolo a los tiempos que corren. Aunque podremos optar por tres modos de dificultad, con uno personalizado, por defecto la dificultad legendaria de la saga tiene presencia aquí a poco que superemos los primeros compases que funcionan como tutorial para hacernos al mando de Joe, así como el uso de movimientos especiales y poderes de varios tipos.

A partir de ahí encontramos un desarrollo lineal de acción y plataformas con un componente de exploración mayor que en sus antecesores que nos recompensará con algún objeto oculto por el escenario. No pierde su esencia ni llega a convertirse en un metroidvania, pero sí es cierto que tiene mayor verticalidad en ocasiones o algún momento de backtracking ausente en esta medida en el pasado.

Los controles básicos no nos resultarán ajenos. Todos los movimientos y combos los realizaremos con la combinación de golpe rápido o fuerte, salto -que puede usarse para hacer salto doble o ascender por las paredes-, lanzamiento de kunais o botón de esquiva. Para las ejecuciones y las distintas modalidades de técnicas especiales usaremos combinaciones con los botones R.

A lo largo del modo historia iremos desbloqueando habilidades y haciéndonos a ellas a medida que las vamos necesitando, con una breve explicación de su uso la primera vez que accedemos a ellas. Aparte, nos encontraremos en ocasiones con tiendas donde desbloquear más habilidades, esta vez a nuestra elección. En dichas tiendas usaremos la moneda que recopilamos durante el juego pero los las habilidades que se nos ofrecen se desbloquearán mediante el pago de unos tokens especiales que están algo más escondidos por los escenarios de forma que sin encontrar estos, da igual el dinero que tengamos, no podremos acceder a habilidades mejores.

Hay que reconocer, llegados a este punto, que la desarrolladora gala ha sabido encontrar la excelencia en los dos aspectos cruciales del juego, tanto la acción que supone un reto y nos exigirá conocer bien las técnicas a nuestro alcance, como el plataformeo, que requerirá no sólo de distintas combinaciones de salto sino de ayudarnos de nuestras habilidades con objetos como el garfio para asirnos a lugares de difícil acceso o planear con un kite o cometa ninja.

El aspecto audiovisual, es una delicia sin más. Sprites y escenarios dibujados a mano y realizados con exquisitez y amor a la obra original. Las animaciones acompañan y la contundencia de los efectos sonoros también. La música hace honor a la saga y no desentona en ningún momento envolviendo del todo el conjunto y convirtiendo a SHINOBI: Art of Vengeance en una obra que encandilará no sólo a los amantes de la saga sino a aquellos que nunca hayan gozado de las aventuras de Musashi.

En conclusión, Lizardcube nos trae de la mano otro juego que roza la perfección dentro de su género y, de nuevo, una entrega nueva de una IP de las más queridas e injustamente olvidadas de Sega. Tras esto sólo podemos esperar que coseche buenos resultados y Sega siga confiando en buenas manos para seguir trayendo a la vida sus sagas con más solera.