Me parece increíble que haya un juego llamado Baby Steps donde aparezcan las cosas que salen en este juego. Es uno de los juegos más absurdos que he tenido el placer de jugar, pero también puede llegar a ser realmente frustrante, si no lo orientamos de forma correcta. Dar pasos de niño por una montaña completamente embarrada sin usar ningún tipo de calzado no es algo recomendable en ningún caso, pero aquí estamos. Y no vamos a llegar muy lejos, os lo aseguro.

Baby Steps es, como lo definen sus propios creadores, un “literal walking simulator”. Pero no en el sentido habitual del género narrativo, sino uno en el que cada paso está físicamente simulado, sin medias tintas. En este juego el noventa por ciento del tiempo estaremos andando del punto A al punto B. El diez por ciento restante veremos unas cinemáticas que en la mayoría de casos no podremos creer, dado el nivel de vergüenza ajena que producen. Porque nuestro protagonista es para echar de comer aparte. Nate es un señor de 35 años que vive con sus padres, vestido con un mono gris muy manchado, que se ve teletransportado a un extraño mundo que quiere matarnos. Su aspecto, su barba y cómo se expresa rápidamente nos echarán para atrás, y mentiría si os dijera que no me he alegrado cuando se caía. El personaje trabaja activamente para caer mal, y muchas veces lo consigue. 

Jim, un curioso personaje vestido de basurero que nos intentará ayudar, es uno de los personajes rocambolescos que irán apareciendo. También veremos un montañero alegre, un vendedor de zapatos gigantes y varios hombre caballo que van con sus partes pudendas al aire. Todos ellos nos explicarán ciertas cosas sin mucho sentido y Nate les seguirá la corriente sin mucho problema. Solamente rechazará la ayuda y responderá perogrulladas o estupideces.

Nada más llegar a este “mundo”, nos intentaremos mover hacia delante, y nuestro personaje se tirará de cabeza al suelo. Pronto veremos que manejar a Nate no será muy fácil. Cada gatillo levanta una de las piernas, y con el stick izquierdo movemos dicha pierna hacia delante. Esto es tan raro como suena, y costará acostumbrarse. Es una de esas cosas que es más fácil de jugar que de explicar. Deberemos manejar bien el equilibrio de Nate, y eso no va a ser nada fácil. El juego nos pondrá mil y una trabas, como puentes rotos, raíces, fuertes, castillos derruidos y muchos otros elementos. El juego tiene una buena variedad de lugares y situaciones, y nuestro personaje sufrirá en casi todos ellos.

Porque claro, uno de esos caminos será en una altura, y nos caeremos patéticamente. El camino hasta abajo será largo y duro, con Nate gritando dramáticamente. En Baby Steps no hay daño de caída, pero a veces desearíamos que la hubiera. Nos levantaremos -en ocasiones después de que Nate nos fuerce a estar un rato tumbados- y volveremos a intentarlo. Pero Baby Steps no es un juego que use la repetición constantemente; de hecho, el juego ofrece montones de caminos alternativos por todo el mundo. A veces, avanzaremos por caminos que antes no habíamos visto, y veremos cinemáticas que de otra forma nos perderíamos.


El objetivo principal del juego es ir avanzando de punto de guardado en punto de guardado. Suena a Dark Souls, pero aquí la referencia es más de concepto que real. De hecho, aquí podemos perder todo lo avanzado si vamos en dirección contraria, cosa fácil porque todo se parece bastante en un inicio y encima carecemos de mapa. A Nate se lo ofrecen, pero claro, sería un movimiento inteligente y a él esas cosas no le van. Iremos viendo diversos lugares y el juego nos ofrecerá ciertas directrices.

También habrá pequeños encargos o retos opcionales, los cuales son extremadamente difíciles o imposibles de realizar. Personalmente, he sido incapaz de cumplir ni una sola. Hay carteles que te dicen que lleves cierto objeto de un lugar a otro, pero a veces no encuentro ni uno ni otro. A veces encontraremos ciertos objetos que nos pondremos de sombrero, como un cubo o un sombrerito de burro, pero no he sido capaz de cumplir ninguna misión. Y eso que si que he visto cosas raras.

Visualmente no estamos ante el juego más bonito del año, ni probablemente del mes. Baby Steps es un juego poco colorido y que adopta el feísmo como estrategia, y la verdad que se le da bien. Sin embargo, todo lo que no tiene de bonito lo tiene de interesante en las físicas. Las piernas de Nate tienen vida propia, y da gusto verlas danzando cuando el cuerpo convulsiona. Aparte de eso, los escenarios tienen su encanto. Lo que no he terminado de entender es la música; a veces inexistente, a veces compuesta de sonidos experimentales y extraños que acompañan a nuestro protagonista. No intentéis entenderlo. El trabajo en el doblaje es magistral, y Nate es lo que hace que ver las cinemáticas sea una absoluta fantasía.

En resumen, Baby Steps es un juego que hay que probar. Yo os puedo explicar cosas, pero nada se compara a manejar al protagonista por primera vez. Es un juego para jugar sesiones cortas y si se puede comentarlo con un amigo. Se puede disfrutar mucho si se dejan los prejuicios fuera. Aunque el juego no genera tanto estrés y frustración como pudiera ser Getting Over It, sí que requiere de un poco de paciencia.