Desde hace un tiempo hasta aquí, cada vez más empresas chinas quieren conquistar el mercado occidental y eso incluye el sector de los videojuegos, en el cual siempre se ha mantenido en un discreto hermetismo con pocas salidas al exterior. La desarrolladora Next Studios es una de esas pequeñas empresas que se atreven a dar el salto fuera de Asia, ya lo hizo con su anterior juego Iris.Fall y ahora nos traen su última obra, Bladed Fury.
En Bladed Fury nos trasladamos a la China imperial y nos ponemos en la piel de Ji, una joven princesa de una lejana región que se ve obligada a matar a su padre tras ser poseído por un demonio. Con todo su propio ejército en contra, Ji debe huir de su hogar y emprender un viaje espiritual con el objetivo de encontrar al auténtico responsable y de paso rescatar a su hermana de las garras del nuevo emperador.
Nos encontramos ante un hack’n slash bidimensional con un apartado gráfico espectacular. Tanto en la parte jugable como en el estilo visual recuerda mucho a los juegos de VanillaWare -salvando las distancias-, concretamente a Muramasa: The demon Blade, con el cual parece compartir periodo histórico y ambientación. El estilo visual está basado en el folclore chino y cuenta con animaciones muy suaves y trabajadas. Lo cierto es que es sorprendente lo que han conseguido viniendo de una desarrolladora relativamente pequeña.
El control es puro frenetismo y agilidad, muy necesario para un juego prácticamente centrado en combates. Los botones son los mismos que cualquier juego del género: contamos con un botón de ataque débil y otro de ataque fuerte, otro para saltar y otro para protegerse. Hay varios botones más, pero esos son los que más utilizaremos para llevar a cabo nuestra tarea. Dependiendo de la dirección que pulsemos en la cruceta al atacar, podremos encadenar una serie de combos que aumentan el multiplicador cada vez más y aumentan el daño realizado.
Aún en su jugabilidad, Bladed Fury no es el típico juego de aporrear el botón hasta ganar, de hecho si no hacéis nada más que eso no tardareis en ver una bonita pantalla de Game over en vuestro monitor. Defenderse no solo será importante, sino imprescindible para derrotar a la mayoría de jefes, ya que debemos tener un absoluto control de los parrys y el timing de los ataques enemigos si queremos tener alguna oportunidad. Quizás el mayor problema de esto es el tiempo de reacción de la defensa, ya que pulsar el botón de escudo no hace que se cancele automáticamente la animación de ataque actual y nos comeremos varios golpes injustos a causa de ello.
A medida que vamos avanzando iremos aumentando nuestro poder: al matar enemigos conseguiremos orbes que más adelante podremos canjear por nuevas técnicas y aumentar nuestros parámetros. Además de eso, al derrotar a algunos bosses podremos capturar su alma y seremos capaces de invocarlos en plena batalla, causando un daño mucho mayor del habitual, aunque la cantidad de veces que podremos invocarlos es limitada y debemos recargarlas en los puntos de guardado.
Pero no solo de combates se compone el juego, el plataformeo también está la orden del día y es una parte importante. Los niveles se componen de varias secciones y caminos que debemos explorar para poder avanzar, a veces incluyendo puzles y trampas, y tendremos que controlar bien los saltos para poder continuar. También podremos encontrar una suerte de «coleccionables» bien escondidos que nos darán algunos orbes extras que nos vendrán muy bien. Lo malo es que, en una extraña decisión de diseño, una vez completados los niveles no podremos volver a rejugarlos, por lo que o encontramos los coleccionables antes de finalizar el nivel o los perderemos para siempre.
Respecto al sonido, este está totalmente a favor de la ambientación. El único doblaje será el chino y no podremos cambiarlo, aunque nos dejan escoger el idioma de los subtítulos cuyo único idioma occidental es el inglés, pero en un juego de este tipo ya es más que de sobra. La música también roza un alto nivel, con melodías inspiradas en la antigua china que ambientan muy bien los paisajes y las escenas cinemáticas, así como los efectos de sonido en los que abundan los sonidos de choques de espadas y armas.
El juego en sí es bastante corto, la historia principal se puede terminar en apenas 3 horas, pero es muy rejugable si queremos conseguirlo todo y jugar a los distintos niveles de dificultad. Eso sumado a nuevos modos de juego que se desbloquean más adelante, en total puede brindarnos unas 7 u 8 horas de diversión. Pueden parecer pocas, pero teniendo en cuenta el precio al que ha salido a la venta en Steam -actualmente está a poco menos de 6 euros-, sale totalmente rentable para un juego de este calibre.
Bladed Fury es un excelente pasatiempo que poco tiene que envidiarle a grandes desarrolladoras, con una jugabilidad adictiva que pondrá a prueba nuestros reflejos y un precioso acabado visual. Es cierto que innova poco y puede parecer un más de lo mismo respecto a lo visto en otros juegos similares, pero sin duda os mantendrá entretenidos hasta completarlo todo.