Bloodstained: Ritual of the Night es el esperado título de Koji Igarashi, fruto del micromecenazgo a raíz de su salida de Konami. Con una campaña tremendamente exitosa en 2015, un desarrollo algo tortuoso, con críticas voraces con cada nueva demo, y un halo de incógnita tras cada retraso, con la pesada sombra de Mighty Nº9 sobrevolando nuestras cabezas, por fin llegó a nuestros sistemas, y es un regreso por todo lo alto.
Una sinfonía familiar.
Bloodstained: Ritual of the Night es, a todos los efectos, un título de otra época. Siendo prácticamente una secuela de los anteriores Castlevania producidos por Igarashi, nos vamos a encontrar en esto tanto sus mayores virtudes como sus mayores defectos. Entre sus virtudes a raíz de esta deferencia temporal, nos vamos a encontrar un título que no nos concede nada en términos de adonde ir, cómo ir, ni siquiera si debemos ir, con multitud de secretos, detalles, y pequeños regalos al explorador que nos traerán una sonrisa. Además, con sus puntos de guardado, vemos otro resquicio del pasado al ser puntos de guardado puros, si morimos volvemos al último, no a ningún punto seguro automático.
Sin embargo, para el jugador avezado a los anteriores juegos de Igarashi, Bloodstained: Ritual of the Night no guardará ningún secreto. Prácticamente la totalidad del juego bebe de alguna referencia de los juegos anteriores de su productor. Desde enemigos directamente sacados desde la saga de los matavampiros con un cambio de nombre y de diseño, hasta las mecánicas, armas y habilidades que nos encontraremos por todo el mapa. Sin duda alguna el mayor problema que presenta el juego es que no presenta ninguna novedad realmente palpable, y que su eje no es más que coger los mejores elementos de Symphony of the Night, la dupla Sorrow protagonizada por Soma Cruz, y Order of Ecclesia.
El resultado de ésto desde luego que merece la pena, pero siempre queda ese residuo en tu cabeza sobre si hubiera sido posible tratar de divergir de la saga de Konami en cuanto a elementos ambientales y estructurales, pero tal vez eso habría sido faltar a la promesa que representa este título que, no hay que olvidar nunca, es fruto de una campaña de mecenazgo colectivo bajo esta precisa promesa, la cual cumple a la perfección.
Un diamante con aristas sin limar.
Bloodstained: Ritual of the Night es un esfuerzo conjunto entre varios estudios: Inti Creates, Wayforward, y ArtPlay. Por primera vez en su carrera, Igarashi se encuentra con un juego que debe desarrollar completamente desde cero, sin reutilizar enemigos, entornos, o sprites de juegos anteriores, de ahí que precise la ayuda de otros dos estudios para llevar esta tarea a cabo.
Así, el diseño tanto artístico como técnico global se nota que establece los límites que una campaña de Kickstarter puede introducir. No es un juego con un mal apartado artístico, pero el aspecto gráfico de ciertos lugares, lo chocante que resultan ciertos diseños -esas cabezas de perro realistas…-, y, en mi opinión, el abuso de ciertos artefactos gráficos en la iluminación y efectos, hace que no resulten un juego tan impresionante a la vista como podría haber resultado viendo algunos de los diseños iniciales, las grandes vidrieras coloreadas que hay a lo largo del juego, o la inmensa variedad de entornos que hay.
Hay que poner sobre la mesa los problemas técnicos que se han visto en las diversas versiones. En Playstation 4, Xbox One, y PC, el juego va relativamente bien, pero en las versiones básicas de las consolas hay algunos baches que no se sabe muy bien como se producen en los que el juego puede tener microparones al eliminar un enemigo, de forma totalmente aleatoria. También hay cuelgues ocasionales -en mi partida de 20 horas para tener prácticamente el platino, se me ha colgado dos veces teniendo que reiniciar perdiendo el progreso desde el último guardado-, y con las actualizaciones algún error que ha podido estropear partidas. Por suerte, no me he encontrado de estos últimos.
En general la experiencia tanto a nivel técnico como artístico es buena, pero como digo es el factor limitante de este título y donde se nota que no hay dinero de una empresa como Konami detrás. Y personalmente, que un juego ‘metroidvania‘ independiente deseche decantarse por los sprites 2D ni imite los 8/16 bits, me resulta tremendamente atractivo aunque el resultado no sea objetivamente precioso.
Difícil pero no mucho.
Castlevania Symphony of the Night es un título que, debido a su legendario estatus, se encuentra estudiado de arriba a abajo en todas sus versiones y se conocen numerosas maneras de destrozar completamente el reto que pudiera plantear conceptualmente. En este sentido, a pesar de tener pocos días de vida, Bloodstained: Ritual of the Night es un título que está muy cerca de su ancestro espiritual.
A lo largo del juego no hay un gran desafío a nivel de habilidad. Algunos de los jefes puede que llegando a ciegas sean imponentes pero que, una vez nos han dado un repaso, nos ponemos a analizar, podemos destruir con relativa facilidad, gracias a la inmensa variedad de armas, técnicas y habilidades que el juego nos ofrece.
Desde el apabullante arsenal compuesto por botas para realizar combate cuerpo a cuerpo, cuchillos, espadas, espadones, catanas, lanzas, látigos… Todos ellos con diversas naturalezas ya sea elementales o con algunos efectos especiales, hasta el innumerable arsenal de fragmentos, unos restos que dejan nuestros enemigos de vez en cuando que absorbemos para poder utilizar una parte de su poder, ya sean habilidades para navegar, mejoras a las estadísticas, o poderosos conjuros tanto de lanzamiento como de invocación continua, así como el uso de familiares que nos acompañen durante la travesía.
Las combinaciones son infinitas, lo cual es maravilloso de cara a la experimentación jugable, probando los diversos poderes con cada enemigo para encontrar estrategias mejores, peores, o simplemente, aquellas que nos resulten más divertidas, pero que sin embargo resulta un golpe notorio a la dificultad del título según acumulamos más y más opciones, con algunas quizá demasiado poderosas.
A pesar de que los puntos de guardado, como decía anteriormente, son tradicionales y están ampliamente separados para que no resulte un paseo ir de uno a otro de forma segura en las primeras horas, al final el castillo de Bloodstained: Ritual of the Night se termina convirtiendo en nuestro patio de recreo particular donde nos resultará más desafiante completar todos los archivos que completar la aventura en sí misma.
Un horizonte brillante.
No vamos a negar la mayor, Bloodstained: Ritual of the Night es un título que me ha encantado de principio a fin, al compartir muchas de las características que amaba de los anteriores títulos de Igarashi. Sin embargo, es cierto que el título puede parecer corto frente a otros mastodontes recientes como el maravilloso Hollow Knight. Pero no es algo por lo que preocuparse. Al título le esperan numerosas actualizaciones gratuitas, pasando por mazmorras procedurales -quiero ver como se resuelve ésto-, un modo cooperativo, otro de enfrentamiento, así como otros dos personajes jugables, uno de ellos estando ya confirmado y el otro aún sin saberse.
En su estado actual, Bloodstained: Ritual of the Night no es un título perfecto, pero lo que ofrece es exactamente lo que prometía, y eso es algo por lo que congratularse hoy en día, dando como resultado un estilo muy marcado para los ‘metroidvania’ que parecía enterrado con el aparente abandono de Konami a esto de lanzar videojuegos. Lleno de guiños a los aficionados que han traído de vuelta a Igarashi al terreno, y con un resultado global más que competente, definitivamente Bloodstained: Ritual of the Night es un título que no me perdería y que desde luego ha conseguido hacer justicia a las expectaciones que nos crearon con el spin off de estilo retro que se lanzó hace un año.
Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por 505 Games