Los chinos dicen que 2024 es el año del dragón, pero en mi caso es el gato la criatura que más está marcando mi dirección videojugadora, sea aquí en 33bits, sea en mi juego privado. Cat Quest III es bastante mejor que esa estúpida frase de introducción anterior y no solo cumple el ‘no hay dos sin tres’ sino que lo hace bueno. Porque estamos ante el mejor juego de la trilogía de action-RPGs animaleros que The Gentlebros nos lleva ofreciendo desde hace siete años ya. 

Tal vez decir eso no sea tan potente, muchas sagas mejoran parte a parte, al menos en términos técnicos, contenidos y opciones. Eso hace Cat Quest III, que dando la impresión de repetir mucho la fórmula de los dos anteriores, sobre todo del segundo, realmente sabe crecer y expandirse, a la par que seguir siendo un ARPG tan divertido como accesible y llevadero, además de encantador y gracioso.

Afincados en Singapur, The Gentlebros empezó con su saga en 2017, justo el mismo 8 de agosto donde se ha lanzado esta tercera parte siete años después, porque ese es el día mundial del gato. Plantaba un Action-RPG de cierto estilo Diablo, con dificultad baja y no muchas horas de duración, en un planteamiento muy especial que combinaba personajes encantadores, en su mayoría animales parlantes, con unos mapas que parecía que nos estábamos moviendo por el Risk, aquel juego de mesa de estrategia. Y ya entonces lo hizo publicados por Kepler Interactive para llegar al mayor número de sistemas.

Las claves de Cat Quest eran la sencillez de juego, un sistema muy directo de acción, un looteo enfermizo, y una simpatía desbordante, así como el humor. Que la historia se planteaba como una suerte de parodia de Skyrim y similares. Pues su segunda parte aparecida dos años después no solo volvía con esas señas, mejorando contenido y opciones, sino añadiendo el juego cooperativo manejando a un perro, además del gato eterno protagonista de la saga, en una historia también de fantasía, que la usaba para hablarnos de la rivalidad entre perros y gatos.

Cinco años después, para quien conozca la saga, esa imagen de arriba puede transmitirle un claro ‘más de lo mismo’, que lo hay. Los esquemas siguen similares a los del primer juego. Pero tanto porque siguen funcionando como un tiro, como porque sí hay novedades interesantes, merece bastante la pena esta tercera búsqueda, con otro gato elegido y marcado por el destino.

Cat Quest III empieza intencionadamente parecido a sus predecesores: otro minino antropomórfico con una marca en la cabeza, evidenciando que es alguien especial que debe llevar a cabo una tarea vital para su mundo. También tenemos otro fantasma que nos acompañará y hablará por nosotros, aquí llamado Capi.

No entro en detalles, pero aquí vamos a ver conexiones con los otros dos juegos… y tal vez, algo para el futuro. En cualquier caso, el argumento y su desarrollo no son lo más importante del juego, valiendo más el trasfondo que propone y como nos plantea todo tipo de situaciones y personajes estrambóticos.

Pues si antes teníamos fantasía medieval, ahora tenemos fantasía pirata: estamos en las Islas del Mar del Gatoribe. Los juegos de palabras con animales son abundantísimos, especialmente los relacionados con michis. Y se opta por ofrecer mapas fraccionados frente a los mapas-tocho de las dos entregas anteriores. Agradecer muy fuerte el trabajo de traducción al español no solo en diálogos y textos, sino en la tipografía general, en los mapas, carteles… manteniendo una rotulación de mapas clásicos, con los nombres y términos traducidos y adaptados al español. No habrá sido un trabajo fácil para los traductores mantener el sentido y juegos de palabras incluso en los nombres en medio de los mapas, mis respetos.

La gran novedad jugable es el uso de un barco, con sus cañones y todo, para movernos por los mares. O podemos ir nadando con un flotador también, pero entonces no tenemos capacidades ofensivas. El caso es en tierra tendremos castillos, cuevas, mazmorras… a las que acceder, y todo tipo de enfrentamientos y objetivos a bordo de nuestra embarcación.

Como buen ARPG que es Cat Quest III vamos a luchar muchísimo de forma directa. Pero como decía sobre su sencillez y bajo grado de dificultad, no tenemos un sistema de calentarnos la cabeza. Golpeo y esquiva como acciones básicas, creando combos al aporrear el botón de acción. Lo que pasa es que hay bastantes variables gracias a las posibilidades que ofrece la equipación del michino.

El juego se gana bien los galones en su parte RPG. No necesitamos decenas de horas para tener un equipo bastante nutrido, y sobre todo, variado. Decía que el combate cambia con él, porque hay diferentes tipos de armas separadas en diferentes categorías: espadas, hachas, garras y escudos. Pero además, como buenos pirratas que somos, tenemos armas a distancia en forma de distintos mosquetes, arcabuces y trastos más locos. Hay que vigilar la munición, que es infinita, pero dependemos de los cargadores.

Luego están las varitas mágicas como armas a distancia también, sin problemas de munición pero menos potentes que las armas de pólvora… o lo que narices lleven las otras.

Por supuesto, también tenemos hechizos, que podemos asociar a los cuatro botones traseros del pad. Con una gestión sencilla del maná para poder usarlos, y donde también los complementos que llevemos equipados actúan en este sencillo sistema de magia.

Y además está el tema de mejorar ese equipo, sea pagando oro al herrero, o encontrando más unidades por ahí de la misma equipación, para subir su nivel. Esto puede picar MUCHO, además de ser una grandísima ayuda si tenemos problemas en las primeras horas del juego.

He comentado que Cat Quest III es un juego bastante fácil, y paradójicamente moriremos un buen número de veces. El tema es que su exploración es tremendamente abierta, podremos modernos muy libremente, con alguna restricción argumental claro. Pero la verdadera restricción si queremos irnos a otras tierras es que los enemigos serán muchísimo más duros.

Dejando de lado esas primeras horas cuando aún somos unos alfeñiques y nuestro barco una ruina que cae a los pocos disparos, si vamos a otras regiones el nivel de los enemigos sube bastante. Pasa que también lo hacen las recompensas, sea el dinero y experiencia que nos den, sean esos irresistibles cofres con valiosas piezas de equipo de mejor nivel del que nos tocaría. Es un sistema que siempre me ha gustado y que he visto sobre todo en RPGs occidentales añejos de ordenadores clásicos.

Es tremendamente satisfactorio el bucle ‘explora-lucha-recompensa’ que propone Cat Quest III. Diría que es el grandísimo valor del juego, como un título que te puede durar unas 8-10 horas en su historia principal, unas 15-17 si queremos limpiar todo el mapa -que tiene una extensión más pequeña que algunos capítulos de la saga Diablo-, que se va haciendo más fácil a medida que mejoramos y mejoramos a nuestro personaje… es tan divertido, y sobre todo, adictivo con ese bucle jugable tan logrado. Se sube rápido de niveles, y se aplican tanto al micifuz a pie, como para nuestra embarcación. Esos barcos enormes que nos pulverizan, no lo harán cuando hayamos subido veinte niveles en unas pocas horas.

Y como decía, no lo parecerá de primeras, pero el juego se esfuerza por ofrecer más variedad que los dos juegos anteriores, con todo tipo de situaciones y momentos -atentos a lo que tenemos que hacer en la Isla Gatamor-, aumentados por la parte naval jugable.

Es que hasta el cooperativo ha mejorado respecto a la segunda parte. Aunque aquí no hay justificación argumental para el mismo como antes, la manera de que un jugador se incorpore y abandone la partida es mucho más fluida. Echaremos de menos que el segundo michi tenga su historia, pero a cambio, jugaremos mejor entre ambos gatetes.

Sobre los pormenores técnicos, visualmente pasa parecido, parece todo muy similar a lo anterior, pero irán apareciendo todo tipo de detalles que denotan el mayor trabajo y tiempo de desarrollo. Y la excelente música vuelve a correr a cargo de Brian Havey «Zminusone». Mis disculpas por no mencionar ninguno de los nombres de las ocho personas acreditadas en The Gentlebros como responsables directos, que menudo merito tiene sacar esta producción con menos de diez miembros, pero es que la música de Havey me ha tocado fuerte. Melodías tarareables que no se me van de la cabeza, con piezas como la de las Islas Crepúsculo con un toque sensible maravilloso.

Si aún no conoces la saga, empezar por la tercera parte no es mala idea en absoluto, son juegos independientes con alguna conexión que parece se podría explotar en un futuro. Si ya has jugado a los anteriores, despeja tus dudas, marinero. Porque Cat Quest III es un ‘más y mejor’ donde volverás a divertirte sin contemplaciones, también en cooperativo local, ahora ya con navegación y batallas navales. Curiosamente, el juego abre la puerta a más aventuras, pero The Gentlebros también habla de probar otras cosas diferentes a esta saga. Ojalá lo hagan con tan buena mano, pero también volver cuando sea a por más búsquedas felinas. Y recordad de que además de poder haceros con el juego en formato digital para todos los sistemas actuales, gracias a Meridiem Games podéis haceros con la versión física para PlayStation 5 y Nintendo Switch.