No era fácil confiar en Diablo 4. Todavía colea entre la comunidad los primeros meses de la tercera entrega, más preocupada por encontrar soluciones al desaguisado que ofrecer una experiencia de la saga a la altura. Y precisamente eso logra este nuevo pasaje hacia Santuario. Nos encontramos un juego sólido, que sabe perfectamente que tanto los veteranos como los nóveles son fundamentales en el largo plazo.

No solo se contenta con ofrecer una campaña empacada y repleta de momentos jugables a la altura, sino de ofrecer un contenido endgame que marca el camino a la futura llegada de las temporadas. Es el Diablo que deseábamos y más, así de claro. Hemos recorrido tantas horas a lomos de nuestra montura -y en compañía- que la perspectiva final queda clara: es un juego que dará que hablar durante años.

Elige tu clase

Como ocurre en todo ARPG que se precie, la aventura comienza con una decisión que marcará buena parte de las horas que invertirás en el juego: qué clase quieres ser. Diablo 4 ofrece de salida una mezcla diversa de estilos de juego. Elige entre Bárbaro, Druida, Nigromante, Pícaro y Hechicero. Cada uno se centra en una forma concreta de disfrutar de las actividades del juego, sobre todo en cuanto a combate y progreso del personaje se refiere.

Algunos sobre el papel son más interesantes que otros. Por ejemplo, el Druida es el típico personaje que abraza las formas cambiantes. Puedes adoptar la forma de un hombre lobo para asestar golpes indiscriminados contra las hordas de enemigos. En mi caso quise elegir el Pícaro pensando que sería el equivalente al Cazador de Demonios de Diablo 3. Craso error. Por una parte sí porque es un personaje centrado en colocar trampas y jugar con la movilidad, pero los ritmos de la acción son completamente diferentes.

Me encontré un Pícaro que en las primeras partes del juego se aferra a ser el típico arquero que mete habilidades de poder como voz cantante entre los ataques básicos. No fue hasta rozar el nivel 30 cuando comprendí la profundidad del árbol de habilidades. Cada cierto tramo de puntos de habilidad invertidos desbloqueamos una nueva sección dedicada a un tipo de especialización. Los primeros están centrados en el daño puro, pero justo al llegar a esa franja aparece el uso de elementos con los que alterar el transcurrir de la batalla.

Cada habilidad va ligada a otras alternativas que alteran su comportamiento, entre otras bonificaciones pasivas. Pero toda esta complejidad se traslada al resto de clases. Probamos también los primeros pasos del Nigromante. Pese a la reducción de su poder frente a lo visto en las fases beta, invocar constantemente a compañeros luego va creando capas de profundidad que le convierten en una auténtica máquina.

El infierno frente a ti

En mi caso completé la campaña tras poco más de 30 horas de aventura. No hice todas las secundarias porque llegué al punto en el que quería disfrutar del contenido de final del juego, pero la travesía durante estos pasos por el juego es muchísimo más satisfactoria que en la anterior entrega. Si en Diablo 3 faltaba dificultad en esa primera vuelta, en Diablo 4 puedes seleccionar directamente jugar en un nivel de mundo superior a la experiencia normal. En ese momento el juego requiere que subas de nivel con rapidez y domines las mecánicas de juego.

Las misiones principales suelen terminar en mazmorras de toda la vida: sucesión de grupos de enemigos que van dejando una cantidad de equipo a la altura de lo que podemos esperar de la saga. Pero lo que más me sorprende de la campaña es el enfoque narrativo que Blizzard le ha metido. La historia es buena y logra trabajar con acierto en el complejo lore tras Diablo como marca. Es una historia oscura, mucho más gore que en Diablo 3 y que permite que los principales antagonistas cobren una dimensión importante. Cuando te enfrentas a Lilith sabes que no estás ante un demonio más.

El mapa está repleto de actividades que realizar, desde las secundarias que decía hasta multitud de minimazmorras y recompensas vía cofres. Hay muchísimo que descubrir en este mundo. Las distancias son tan largas que al principio se hace un poco cuesta arriba explorarla a pata. De ahí que lo más recomendado sea jugar directamente la campaña hasta el cuarto acto, cuando por fin puedes desbloquear tu propia montura.

Lo que más destaco de la campaña son los combates contra los jefes finales. Son difíciles. Si juegas en cooperativo estás constantemente buscando la ayuda de tu colega para poder continuar vivos. Se apoyan mucho en el daño por área para forzarte a no encadenar demasiados ataques seguidos, pero le sienta realmente bien. Como Pícaro incluso tenía que utilizar ataques ligados a saltos para poder escapar de sus garras. Aunque en la parte final pierde fuelle en general, merece la pena darse una vuelta.

Más allá de la campaña

Cuando completas la campaña comienza el verdadero Diablo 4. Se abren todas las opciones, incluida dificultad, para que puedas configurar tu experiencia al gusto que desees. Lo primero que tienes que tener en cuenta es que en las fuentes de la ciudad principal ya cuentas con los cuatro niveles de mundo al completo, es decir, se desbloquear el tercero y el cuarto: Pesadilla y Tormento.

En este punto del juego ya estarás inmerso en la búsqueda de las piezas de equipo legendario, y es que esos sonidos de los objetos de color naranja son el combustible para muchos de los fans. Al aplicar una dificultad superior con actividades como las Mazmorras de Pesadilla, tienes ante ti las mazmorras que ya conocías pero con una vuelta completa en enemigos y situaciones de combate.

También se expanden las actividades por el mapa a través de los jefes de mundo, enemigos especiales que aparecen en franjas concretas de tiempo y que requieren de la colaboración de varios personajes a través de la red para poder hacerles frente. Si lo unes con los desafíos del árbol de los susurros, pequeños retos aleatorios, puedes expandir rápidamente tu nivel durante tu camino al 100.

Hay muchísimo contenido de calidad en esta franja. No he hablado de las Mareas Infernales, por ejemplo, que son enemigos especiales en una zona determinada que al derrotarles recibes un tokens con el que desbloquear equipo especial de una casilla determinada. Hay muchos más contenidos que no quiero desvelar para mantener la sorpresa entre quienes están todavía por la campaña, pero merece mucho la pena. Y todo ello como parte complementaria de las temporadas que comenzarán en el mes de julio.

 


Este análisis ha sido realizado en Xbox Series X mediante una copia cedida por Hill+Knowlton Strategies