Disaster Report es una serie poco conocida, prácticamente de nicho, pero con un público fiel a lo que podríamos llamar «subgénero de catástrofes naturales». Y en particular esta franquicia, está considerada de culto dentro de este subgénero, aunque probablemente no nos suene para nada debido a que las entregas que han llegado a occidente lo han hecho con unos cambios de título cuanto menos curiosos. Ahora, después de una espera de dos años respecto a su lanzamiento en Japón para PlayStation 4, nos llega a occidente Disaster Report 4: Summer Memories del estudio japonés Granzella Inc. y de la mano de NIS America. Y lo hace para PlayStation 4, PC, y Nintendo Switch, la versión que hemos podido jugar.
La primera entrega de esta franquicia vio la luz en Japón en 2002 con el nombre de Zettai Zetsumei Toshi, creada por la famosa Irem para PlayStation 2. Pronto se consolidó en su nicho de mercado y en 2003 fue lanzada en occidente con el título SOS: The Final Escape. Una segunda entrega de la serie vería la luz en Japón en 2006 para PlayStation 2, y llegaría a occidente con el nombre de Raw Danger! En 2009 llegaba la tercera entrega de la serie a PlayStation Portable, con el nombre de Kowareyuku Machi to Kanojo no Uta, exclusivamente para el mercado japonés y Corea del Sur. Una cuarta entrega fue presentada para PlayStation 3, con fecha de lanzamiento en 2010, y sufrió varios retrasos que la emplazaron a la primavera de 2011. Sin embargo 3 días después del terremoto y tsunami de Tohoku de aquel mismo año, el juego quedó cancelado por motivos obvios.
Y no solo la desgracia de Tohoku afecto al juego, sino que también las discrepancias entre Kujou Kazuma, el creador de la franquicia, e Irem, que acabaron con el mismo marchándose de la compañía y montando su propio estudio, Granzella, junto a otros miembros de Irem que abandonaron la empresa poco después que él. En 2015 Granzella anunciaba que se había hecho con los derechos de Disaster Report, y que la quinta entrega sería rehecha y lanzada para PlayStation 4, cosa que sucedió en 2018. Este tortuoso desarrollo que le pasaría factura a cualquier desarrollo, evidentemente ha influido en el juego, con unas mecánicas bastante anticuadas, y una propuesta divertida pero con claroscuros que ahora trataremos y que empañan la experiencia survival, que esta cuarta entrega aparentaba ser.
El juego comienza con el jugador haciendo un personaje personalizado, que acaba de llegar a una ciudad, que nos recuerda a Tokyo, en la que nunca antes habíamos estado. Las opciones predeterminadas tienen el personaje como un estudiante universitario que viene a la ciudad para una entrevista de trabajo. Mientras está en un autobús, suena una alarma de emergencia para terremotos, y la ciudad se ve sacudida por un terremoto masivo, lo suficientemente grande como para provocar el colapso de edificios enteros, y cause destrucción por doquier. Con el acceso terrestre a la ciudad bloqueado, y sin opciones a recibir ayuda del exterior, tendremos que encontrar alguna forma de sobrevivir y escapar de la ciudad, cueste lo que cueste.
Aquí empieza nuestra aventura, con nuestro avatar explorando la zona donde nos encontramos, hablando con otros sobrevivientes, ayudándolos si queremos ganar puntos de karma, o ignorándolos si no es el caso, y pudiendo elegir entre varias opciones en nuestras conversaciones, lo cual determinará la respuesta de los NPC, algo bastante importante, porque nuestra «vida» depende de una barra que mide dos variables, la salud, y el estrés. Será importante tener en cuenta estas variables, y lo que necesitaremos para mantenerlas en valores seguros, como comer, ir al baño y descansar, o veremos mermadas nuestras facultades físicas, y en última instancia, moriremos. El juego se compone de una sucesión de zonas, de las que iremos pasando de una a otra conforme desencadenemos un evento en la zona donde estemos, para lo cual nos tocará explorar, investigar, hablar con todo el mundo, y finalmente completar los pasos necesarios y que nosotros no conoceremos para que el evento de destrucción se desencadene y podamos pasar a la siguiente área, si sobrevivimos a él.
Mientras tanto se irá desarrollando la historia, al principio genérica de supervivencia, aunque más adelante cogerá algo de interés, aunque aquí viene el gran pero del juego, y es que las situaciones a las que nos iremos enfrentando pasarán de momentos de auténtica crudeza, con muertos por doquier, a auténticas estupideces como que nos persigan los Yakuza, o nos quieran hacer líder de una secta apocalíptica. Por momentos parece que el juego no se toma en serio a sí mismo, pasaremos de momentos serios a momentos de los que nos tenemos que reír por no llorar debido a su absurdez. Desconozco la intención de los desarrolladores, pero estas decisiones descolocarán a cualquier jugador. Y el sistema de karma que puntúa las buenas acciones esta francamente desaprovechado, pues modifica muy poco o casi nada el desarrollo del juego, acabando en el mismo final comportes como te comportes.
Disaster Report 4: Summer Memories es un producto difícil de valorar. Su tortuoso desarrollo le ha pasado factura sin lugar a dudas. Técnicamente es muy justo, aunque intenta mantener el tipo con un diseño realista, que quizá a primera vista pueda parecer mejor de lo que es, pero en cuanto lo observamos un rato, le vemos las costuras, con varios recursos y assets más propios de PlayStation 3, que es la consola para la que el juego estaba diseñado de inicio. A pesar de todo esto, hay cosas que se le pueden perdonar al venir de la mano de un estudio tan modesto, por mucho ex miembro de Irem que haya en él, y por pertenecer a un subgénero donde los fans nunca han puesto los gráficos por delante de la experiencia.
Sin embargo, lo que ya no es defendible con la excusa de estudio pequeño, es su inconsistencia argumental, que fluctúa entra la burda comedia negra estereotípica, llena de situaciones inverosímiles y sin sentido, y la crueldad y crudeza de algunos momentos, que acaban por hacer una unión demasiado heterogénea para mi gusto. Sin contar que el sistema de decisiones y los puntos de karma modifican la historia muy poco, y para nada cambian el final. Sin embargo, el fan occidental de la franquicia, encontrará su ración de desastres naturales que lucen mejor que nunca y que se mantiene fiel a sus principios, para lo bueno y para lo malo.
Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por NIS America