Con Flintlock: The Siege of Dawn el cuerpo pide volver a hablar de la casi extinción de loa AAs comerciales, como esa franja de producciones era tan importante para los jugadores, bla bla bla bla… Porque aquí tenemos un título excelente con unos valores de producción notables, que se presta a echarle un buen número de horas, y que además, tendrá edición física. Aunque como resumen muy rápido de los puntos vitales de esta suerte de action-RPG souls-lite yo concentraría en la variedad y la agilidad.

Estamos ante la segunda producción comercial del estudio neozelandes A44 Games, aunque cuando lanzaron Ashen en 2018 se conocían como Aurora 44. En aquel juego ya mostraron tablas al hacer su propio soulslike con sus toques particulares, como la forma de plantear el cooperativo, o la gestión de un campamento central del que dependía también el progreso de nuestro personaje.

Seis años dan para mucho, y viendo que Ashen funcionó, se ha podido subir la escala, empezando por el tamaño del estudio y medios, pero manteniendo algunas bases que han demostrado manejar bien, añadiendo otras con buena mano para mezclarlas, arropadas por la flexibilidad y potencia que ofrece el Unreal Engine 5, y publicados con buen ojo por Kepler Interactive.

Como decía antes, uno de los valores de Flintlock: The Siege of Dawn es como aúna diferentes influencias, en mayores o menores medidas, combinadas en una aventura RPG con mucha acción y sobre todo, bastante más movimiento y agilidad que su aspecto de ‘juego souls’ ofrece como imagen mental rápida.

Vamos a viajar a un mundo de fantasía, donde lo arcano chocará con lo ‘tecnológico’. Porque la pólvora será algo vital en esta aventura.

Poco sabemos de como era el mundo de Kian. Lo que se nos arroja a la cara nada más empezar es una guerra terrible y prolongada. Los humanos se presentan en una civilización que parece sacada de la Europa del siglo XIX, en diseños, vestimentas y tecnologías. Pero algo ha pasado, algo se ha roto, los antiguos dioses han despertado, trayendo la muerte y la destrucción.

Empezamos en medio del conflicto, entre trincheras, barro y porquería. Somos Nor Vanek, guerrera dotada de la Coalición, que será llamada a dar un gran golpe contra los Inertes, algo que podría dar un vuelco a esta guerra tan dilatada. No lo hará, abriremos la caja de Pandora, y los dioses serán libres de vomitar toda su malificencia y corrupción en el mundo de Kian.

Así que, si tenemos que luchas contra dioses ¿Por qué no aliarse con uno? Enki es una entidad de forma zorruna. Sabio, astuto y taimado, pero también, feroz e implacable. Está muy debilitado, necesita a Nor, y Nor necesita a Enki. La relación entre ambos se traslada al plano jugable, y lo hace de una manera diría conocía para muchos jugadores.

Hablando del gameplay ya, las impresiones iniciales de Flintlock: The Siege of Dawn nos darán vibras souls -sus creadores lo definen como ‘souls-lite’-, pero enseguida veremos ese dinamismo en el control del que hablo. Aquí no hay barra de resistencia, nuestras acciones no nos obligarán a parar para recuperar resuello -¡Sí, Sí, Sí, Sí!-, y justamente esa forma más directa y dinámica nos va a recordar a los dos últimos God of War nórdicos.

Tendremos ‘hogueras’ y ‘cestus’, sí. Pero también mucho movimiento y ritmo. Bastante más que en los dos últimos juegos de Kratos, de hecho, que aquí tenemos un precioso botón de salto. Poco después de conocer a Enki, este encantará nuestra pólvora para que podamos hacer tanto un doble salto, como un deslizamiento, incluso en el aire. Así, tendremos bastante más verticalidad y desplazamiento que las grandes referencias que inspiran al juego.

Porque hablando de pólvora, quizás podríamos meter también como referencia Bloodborne. Nor empieza con un mosquete, el título del juego hace referencia al mecanismo de cerrojo y pólvora de este tipo de armamento. Combinando su arma cuerpo a cuerpo, y esta arma de mano a distancia, aparecen dinámicas menos usuales en este tipo de juegos. Disparar, debilitar a distancia, y también, cancelar estratégicamente movimientos enemigos, en una danza de golpes, contras, bloqueos, parrys, disparos, y esquivas ya no solo potenciadas por la pólvora, sino por la capacidad de salto de Nor. Las cosas adquieren una dimensión extra con el usual combate contra un enemigo fijado, y el poder saltar sobre él por ofensiva o defensa.

Además cuando derrotamos a un enemigo podemos elegir sumar directamente los puntos adquiridos, con un multiplicador que crecerá si lo hemos ‘hecho bonito’, o mantenerlos para que al derrotar más enemigos la recompensa sea mayor… o perdamos muchos puntos -no todos, menos mal- simplemente al recibir un golpe. Dinamismo y gestión del riesgo y la recompensa.

Encima Enki es un ‘Atreus’ en toda regla, usando su ayuda pulsando el mismo botón en PlayStation 5 para más inri. Pero es que al adquirir mosquetones, se adicionan dinámicas -limitadas- de shooter a larga distancia ¡Si hasta tenemos una ‘kill-cam’ a lo Sniper Elite!

El mapeado general, bastante amplio, combina pasillos ‘souls’, bifurcaciones y vericuetos, con áreas más abiertas. No es solo la exploración potenciada por la agilidad de Nor, es que al llegar a una zona enemiga importante -donde debemos localizar líderes para completarla y recuperarla- podemos recorrerla de muchas maneras merced de esta movilidad y verticalidad, muy poco vista en este estilo de juegos de acción.

Y ya, como action-RPG que nos dicen que es el juego, pues también tendremos todo tipo de inventario, equipo, mejoras que gestionar en él, y tres árboles de habilidades para mejorar combate cuerpo a cuerpo, con armas y pólvora, y el poder espiritual asociado a Enki.

El resumen de todo esto es que Flintlock: The Siege of Dawn se siente un juego bastante completo, además de muy trabajado. Porque la duración  también acompaña, 15-30 horas por hacer una estimación, dado que tenemos todo tipo de objetivos, misiones y una exploración más o menos abierta según la situación y el escenario en el que nos encontremos. Es que encima, tenemos hasta un mini-juego propio, el sabo -ejem-, que nos dará más puntos de reputación, las ‘almas’ que en este juego no se usan para subir niveles, sino para desbloquear habilidades y mejorar el equipo, donde también necesitaremos encontrar materiales a base de buscar y buscar.

Hay que tener los pies en la tierra, Flintlock: The Siege of Dawn es un souls, o semi-souls. La dependencia de las ‘hogueras’ y los ‘cestus’ está ahí. Podemos además perder miles y miles de puntos de reputación con un dolor enorme en nuestro corazón, la sensación de que podemos morir en una escaramuza contra varios masillas es muy patente. Pero las posibilidades añadidas, las mecánicas tan bien insertadas, el gran trabajo en la creación de personajes y escenarios -mucho más visuales que interactivos-, esa capacidad de movimiento y exploración tan vertical y abierta, hacen que vaya bastante más lejos.

Por eso termino hablando otra vez de juegos AA, porque aquí no tenemos una überproducción de muchas decenas de millones de dólares. Si ponemos las miras en los juegos que inspiran a Flintlock: The Siege of Dawn claro que encontraremos que hay faltas. El Unreal Engine 5 luce genial incluso en unas cut-scenes no muy abundantes pero sí muy potentes, aunque como decía la interacción en los escenarios es muy limitada. Pero cuando llevas horas y horas, comprendes que eso da igual. Variedad y agilidad, quedaos con eso… Bueno, y también calidad.