A lo largo de nuestra vida vivimos multitud de experiencias desde que nacemos. Aprendemos a caminar, a hablar, a leer y a escribir. Hacemos amigos, tenemos intereses, estudiamos, nos graduamos. En definitiva: crecemos. Y de eso va Growing Up, de los polacos Vile Monarch, donde encarnaremos a un -en principio- bebé, y en el que tendremos que abrirnos camino en esto tan abstracto y complejo que llamamos vida.
En Growing Up empezarás en tu propio nacimiento. Sí, así es, empezaremos siendo una criaturita que no puede subsistir por sí misma, y lo primero que tendremos que hacer será aprender a gatear. Para ello tendremos una especie de turnos donde podremos practicar la habilidad que queremos utilizar, ya sea gatear, caminar o hablar.
Pero no vamos a estar aprendiendo toda la vida a caminar, así que pronto creceremos un poco, pasaremos a la escuela primaria, y tendremos que empezar a diversificar los temas que iremos aprendiendo. Ya no solo hablamos, ahora empezamos a escribir, tendremos números, tendremos letras. Empezaremos a construir un mapa mental: ¿dónde nos enfocamos más? ¿En ciencia? ¿En creatividad? De nosotros, como jugadores, dependerá empezar a enfocar el futuro del niño -o de la niña- hacia un lado u otro.
No solo aprenderemos, tendremos también que descargar tensiones, obviamente, y tendremos un medidor de salud mental que tendremos que mantener más o menos equilibrada para no volvernos locos de tanto estudiar. Y la forma de hacer esto es entretenernos, sea con puzles, sea saliendo por ahí con los colegas que iremos haciendo a lo largo de nuestra vida. Pero claro, siempre sin dejar de estudiar, si queremos que nuestros padres estén contentos con nosotros.
Hasta aquí, el juego es poco más que un juego de gestión donde nos tocará elegir como optimizar los puntos -mentales/de actividad- que se nos ofrecen, con algo de componente de azar, ya que en un principio, el mapa mental, donde establecemos los puntos orientados a la inteligencia, memoria, o creatividad, tiene una especie de sombra de guerra y no sabremos los puntos contiguos a uno concreto hasta que lo utilizamos-. Puede considerarse un tanto repetitivo, ya que la jugabilidad realmente no varía en exceso, da igual que nos centremos en matemáticas que en letras, será cuestión de utilizar los puntos mentales en una rama y los puntos de actividad para elegir si hacer un sudoku o pintar. El juego en este sentido no tiene mucho más. Más allá, obviamente, de hasta qué punto queremos optimizar el enfoque de nuestra criaturita.
Sí se vuelve algo más complejo al llegar a la preadolescencia, donde empezaremos a conocer a gente, y relacionarnos con ellos. El juego tiene distintos personajes secundarios de los que en cada «ronda» conoceremos a un pequeño número, con el que tendremos historias, nos juntaremos con ellos, nos separaremos o, quien sabe, nos enamoraremos. Aquí es donde llega el componente de novela visual, y casi donde más brilla el título. Nos aparecerán distintas opciones que nos tocará elegir a la hora de interactuar con nuestros conocidos, y el juego hace porque la segunda partida sea relativamente distinta a la primera en este sentido. Sin embargo, volvemos a lo mismo: las interacciones que tendremos serán totalmente binarias y, o nos portamos genialmente bien, o nos portamos endemoniadamente mal. No hay término medio en las historias de Growing Up, no hay decisiones especialmente difíciles, no hay grises.
Y cuando nos demos cuenta, igual que pasa en la vida real, seremos adultos. Y se acabará el juego. Porque sí, este no nos permite continuar en la vida adulta, sino que nos ofrecerá un final acorde a las decisiones que hayamos tomado. ¿Quién sabe? Quizás somos el presidente del país. Sí nos permitirá, en cambio, una segunda vuelta siendo el hijo o la hija de nuestro primer personaje. Y vuelta a empezar. Como la vida.
En general Growing Up no lo hace mal a la hora de representar la vida de un personaje cualquiera. Su duración escasa y su repetitividad a lo largo de gran parte del juego son puntos negativos en un título que te va a entretener durante las 3 o 4 horas que dura, más si queremos conocer a todos los personajes disponibles a lo largo de las distintas vueltas. Es un juego donde los exámenes nos frustrarán y en el que tendremos a nuestros padres continuamente cabreados. Sí, de nuevo, como la vida.
Este análisis ha sido realizado en PC mediante una copia cedida por PR Outreach