Un año ha pasado desde que Horizon: Forbidden West llegara a nuestras PlayStation, y ahora nos llega su expansión, Burning Shores, en exclusiva para PlayStation 5. Probamos la nueva aventura de Aloy y os contamos que tal le sienta abandonar la antigua generación a nuestra paria norah favorita.
Situada tras el final del juego principal, tras una sugerencia de Sylens, interpretado por el recientemente fallecido Lance Reddick, Aloy se dirige hacia el sur del oeste prohibido, adentrándose en la zona costera de las orillas ardientes, donde otro de los integrantes de los Far Zenith ha tomado residencia y se dedica a hacer de las suyas, muy a nuestro pesar. Pronto veremos que no podemos volar libremente por la zona debido a la presencia de unas estructuras que derriban todo lo que se mueve por el aire, y gracias a ello conoceremos a Seyka, el motor que lleva prácticamente la totalidad de la aventura.
Horizon Forbidden West: Burning Shores es una expansión que, francamente, me ha dejado algo frío. Tras lo que disfruté de la aventura principal en su momento, quizá esperaba algo más atrevido para esta expansión, y me he encontrado algo que me ha transmitido más de lo mismo. No me malinterpretéis, no es un mal DLC ni mucho menos y ahora lo desgranaremos un poco más, pero no ha sido a Forbidden West lo que fue para mí Frozen Wilds respecto a Zero Dawn.
El principal factor por el que esta nueva expansión no me ha resultado tan refrescante y quizá demasiado continuista es que el nuevo mapeado no se siente especialmente novedoso respecto al juego principal, quizá porque aquel ya manejaba un mapa excelso, con grandes momentos como la visita a Las Vegas, pero en esta ocasión me he quedado un poco corto en ese sentido. El gran cartel de Hollywood que te recuerda que estás en lo que anteriormente fueron Los Ángeles, y el parque temático donde tiene lugar el tramo final de la historia, son los grandes destacados de esta expansión a nivel localización, y lo dicho, personalmente se me quedan algo corto ya que no consiguen evocar nada que no me evocara ya el juego principal.
No decepciona, eso sí, en cuanto a contenido, con varias misiones secundarias nuevas, y numerosos eventos a lo largo de su mapa, que se siente bien diseñado en cuanto a tamaño y elementos jugables. Con nuevos materiales que buscar, puzles, y alguna sorpresa más, explorar estos nuevos terrenos se agradece. Especialmente interesante es esos primeros compases donde no podremos volar por todo el escenario y deberemos usar el esquife de Seyka, viendo así con más interés como se han diseñado ese pseudo archipiélago. Algunas de estas misiones usarán a su favor algunas de las mecánicas menos explotadas en el juego original, como algunos coleccionables que se obtienen volando en nuestra montura, o la exploración subacuática.
Es quizá, este último apartado, el que más me ha llamado la atención a nivel técnico. Debemos recordar que Horizon Forbidden West: Burning Shores abandona PlayStation 4 y se centra al completo en la nueva generación de Sony. A nivel puramente visual no me ha dicho nada nuevo, pero el diseño de este mapeado sí que me ha transmitido un mayor uso del SSD de la consola y la carga rápida de la misma. No solo se han reducido las nieblas de las que abusa el juego principal en las largas distancias, sino que hay una gran cantidad de océano a explorar de forma subacuática sin una sola transición que ralentice la experiencia. Se siente fenomenal ir volando en nuestro Alasol y que tras ver algún punto de interés en el agua, podamos saltar y zambullirnos a explorar unas ruinas de un barco hundido infestado de máquinas sin que haya el más mínimo problema. Un fortísimo aplauso al equipo de Guerrilla que sigue demostrando que su Decima Engine es una de las mejores herramientas en la industria. Dentro de esto, quiero también destacar que el jefe final y el clímax de esta expansión dudo bastante que hubiera podido darse en una PlayStation 4 sin que algo estalle o despegue.
Horizon Forbidden West: Burning Shores es, en definitiva, una muy buena expansión de la que quizá tenga yo más problemas por mis expectativas que por lo que me ofrece en sí, y es que realmente cumple de forma más que notable en todo lo que se le puede pedir a una expansión de estas características. Como decía, mi principal pega es que no me llega a sorprender y hubiera preferido algo más experimental a nivel narrativo o jugable, pero eso es mi problema. Aloy consigue ofrecer una aventura más y expandir sus horizontes, y nos deja en la orilla esperando a la más que segura futura entrega que cierre su epopeya.
Este análisis ha sido realizado en PlayStation 5 mediante una copia cedida por Precision Spain