En la pasada generación, Guerrilla Games se convirtió en uno de los principales estudios dentro de Playstation. Si bien Killzone había sido una saga relativamente conocida, no había supuesto la gran revolución que esperaban desde las oficinas centrales, su «Halo killer» como lo llamaban entonces, por lo que la propia Guerrilla quiso dar una vuelta de tuerca a sus proyecciones internas y construyeron su nueva saga, Horizon, con el fantástico Horizon Zero Dawn y el Decima Engine. Esta producción, si bien tuvo la mala suerte de coincidir en el tiempo con el lanzamiento de Breath of the Wild, sirvió para catapultar al estudio a las grandes ligas, codeándose con Naughty Dog o Santa Monica como principales valedores de las producciones Playstation, y colocando a Hermen Hulst, director ejecutivo del estudio, como nuevo presidente de Playstation Studios. Cinco años después de aquel lanzamiento tan importante para Playstation, nos llega la secuela del mismo con Horizon Forbidden West, que no solo es el regreso de Aloy, sino los primeros pasos de Guerrilla en el territorio de PlayStation 5.

Nos adentramos en el oeste prohibido.

Horizon Forbidden West es una secuela continuista en todos los sentidos de la expresión, con sus buenos puntos, y también los malos. Nos encontramos de nuevo con un juego de mundo abierto en el sentido más tradicional del género a nivel estructural, con sus coleccionables, sus marcadores de misión, sus puntos altos para desbloquear partes del mapa… En general, si sois de esas personas que necesitáis que todos los juegos sean una revolución jugable, una subversión del género, aquí no lo vais a encontrar. Pero es que Horizon Forbidden West no intenta ser esa subversión, y en lo que hace, es tremendamente bueno.

Inmediatamente tras los eventos del primer juego, Aloy está en busca de una copia de la unidad de inteligencia artificial GAIA, que le permita sanar al planeta antes de su inevitable fin debido a los problemas que tuvieron con HADES en la primera entrega. Dicha búsqueda resulta fútil hasta que una última pista conduce a Aloy hasta las regiones que dan título al juego, en el Oeste Prohibido, más allá de los terrenos Carja, donde habrá numerosos peligros a la hora de cumplir su misión. Durante unas 30 horas haciendo un poco de todo -y calculo que unas 50/60 para la compleción total-, nos encontraremos uno de los mundos más bellos de la historia del videojuego, junto a unos personajes, historia, y sobretodo un worldbuilding que se salen de la escala. No creo que exagere con esto, pero a día de hoy creo que no hay ningún otro juego que tenga un trasfondo y una construcción tan bien medidas como la saga de Guerrilla, y es que este Horizon Forbidden West coge las semillas del anterior y las expande hasta el infinito. La sensación que he tenido al terminar el juego de Guerrilla es que sin ningún lugar a dudas es la única heredera de Mass Effect en cuanto a mundo y construcción se refiere.

El principal leitmotiv del juego es encontrar a GAIA para poder reparar el planeta. ¿Lo logrará Aloy a tiempo?

Otro de los grandes aspectos de Horizon Forbidden West es sin lugar a dudas la factura audiovisual. La banda sonora es fantástica, acompañando perfectamente los momentos tribales con coros que evocan dicha temática, o los puntos más ciencia ficción con percusiones y metales que nos trasladan a esos entornos más mecánicos. Pero es que a nivel visual… que maravilla. No hablo ya de la factura técnica, que es excelente, en Playstation 5 en modo de rendimiento el juego se ve y se siente verdaderamente de nueva generación respecto al anterior, sino la dirección artística general. Una de las grandes pegas que tenía el juego anterior es que sin el DLC solo teníamos dos entornos diferenciados, bosque y desierto, pero es que en Forbidden West es un derroche constante. El mapa es enorme en extensión, pero tiene tan buen diseño que no se siente abrumador, sino perfectamente delimitado y medido, con sus zonas únicas. Desde los familiares terrenos Carja hasta la cosa oeste en las ruinas de San Francisco, cruzaremos numerosos asentamientos, conoceremos nuevas tribus, y tendremos nuevos biomas que hacen de Horizon Forbidden West una mejor aventura que su predecesor.

La cantidad y variedad de entornos en este Horizon Forbidden West es maravillosa.

No nos tenemos que olvidar tampoco de las máquinas en general, los principales enemigos del juego. Hay que recordar que en el anterior, una de las mayores críticas fue que el combate contra humanos era bastante aburrido y convertía al juego en prácticamente un Assassin’s Creed con otro aspecto en esos momentos, por lo que han hecho lo que considero la opción inteligente, y es limitar dichos combates al mínimo, se cuentan con los dedos de una mano en la historia principal, y potenciar al máximo los enfrentamientos contra las máquinas, especialmente en el tramo final donde tendremos cada vez más criaturas de gran tamaño que nos exigirán explotar sus puntos débiles, cambiar munición, etc. En cuanto al combate, uno de los cambios que no me han gustado demasiado ha sido la implementación de esos movimientos potenciadores definitivos. Son útiles, sí, pero su coste en los árboles de habilidad para lo que dan no considero que compense, y al final apenas he usado dos de ellos y por probarlos más que otra cosa. La otra mecánica que se ha visto ampliada respecto al primero ha sido la escalada, ahora menos restrictiva que el primero pero sigues dependiendo de escalar superficies predeterminadas, que resulta absurdo en según que momentos porque a veces dos superficies visualmente iguales una se puede trepar y otra no. Esto tiene sus pros y sus contras, pues si bien resulta confuso a la hora de escalar sin usar escáner y demás, no dejar una escalada libre es lo que permite que el juego tenga un diseño de niveles mucho mejor medido que alguno de sus contemporáneos como un Assassin’s Creed Odyssey, que permite escalar casi cualquier pared rocosa lo cual hace que puedas saltarte más de una misión sin apenas resistencia. En cualquier caso, una de las novedades de esta interacción con el entorno, el gancho, sí que podría tener algo más de vida útil en la escalada y así darle un nuevo aire a la misma.

El mapa es bastante tradicional, esto es en el primer asentamiento del juego, que está en la zona más cargada de contenido por metro cuadrado, luego se relaja bastante.

Horizon Forbidden West toma un detalle de la saga de Bioware bastante interesante, y en concreto su aproximación de la segunda entrega, y es la importancia de los compañeros. A lo largo de la aventura, vamos reclutando nuevos aliados a la causa, que van actualizándonos sobre sus avances a lo largo del juego. Estos personajes nos ofrecen una serie de misiones secundarias únicas centradas en cada uno de ellos, y algunas tienen ciertas consecuencias dentro de la propia misión, que no se ven trasladadas a la historia principal. Voy a hablar brevemente con spoilers para que me entendáis. Uno de nuestros aliados es Kotalo, un mariscal de guerra de una de las tribus del juego que prácticamente al comienzo del mismo sufre una emboscada y pierde su brazo izquierdo. Con los medios tecnológicos que disponemos en nuestra base, podemos construirle un nuevo brazo en su misión secundaria. Dicho brazo no vuelve a aparecer en el juego más allá de comentarios rutinarios del resto de aliados y que podemos ver ese brazo apoyado en la mesa de guerra. No es ya que no afecte al destino del personaje en la misión final -no, no hay misión suicida como en Mass Effect 2 aunque el juego parezca que va a ello-, sino que ni siquiera lo lleva puesto, y más o menos lo mismo podemos decir del resto de secundarias de esta índole, aunque ésta diría que es la más flagrante. Y con esto dejo de mencionar spoilers.

El juego incluso incluye un pequeño juego de estrategia, llamado ASALTO.

En definitiva, Horizon Forbidden West nos ha ofrecido el refinamiento definitivo de la fórmula clásica del mundo abierto, donde nuestra historia principal nos invita a disfrutarla casi como un juego cinemático lineal donde el mundo da contexto y envoltorio, pero que si nos apetece parar y disfrutar de esta maravilla, tenemos muchísimo contenido secundario, alguno más de relleno como hacer recados, pero con algunas misiones secundarias únicas MUY buenas. Se han pulido casi todas las asperezas del primer juego y se ofrece una aventura sobresaliente dentro de lo que propone, pero también está claro que hay margen de mejora para una tercera entrega a la que ahora mismo le tengo muchísimas ganas y que tiene un listón altísimo para colocarse como el juego de mundo abierto, en el sentido más tradicional del mismo, mejor hecho del mundillo. Gracias Aloy, y gracias Guerrilla, seguid así.

Hora de salvar al mundo.

 


Este análisis ha sido realizado en PlayStation 5 mediante una copia cedida por Precision Spain