Desarrollado por los franceses Too Kind Studio y disponible para PlayStation 4, Xbox One, Nintendo Switch y PC, Pankapu es un juego de corte clásico que combina acertadamente la acción, las plataformas con ciertas dosis de exploración y una progresión del personaje y de habilidades logradas.
Rodeado de una historia con un trasfondo muy interesante nos encontramos un juego que va de menos a más. Pankapu puede crear una primera impresión equivocada por la simpleza y escasa variedad de sus primeros minutos de juego, pero nada más lejos de la realidad. La simpleza inicial se va quedando atrás después de una hora de juego. Las mecánicas iniciales de salto y ataque van siendo ampliadas gracias a nuevas habilidades y situaciones donde ponerlas a prueba.
Los primeros compases del juego nos hablan de un mundo ficticio donde Pankapu es un espíritu salvador al que se encomienda un viaje para erradicar el mal. No hablamos de una historia compleja, pero sí está más allá de lo que me esperaba del título. El argumento del juego, lejos de ser molesto hace que empaticemos con los personajes y sus motivaciones. A lo largo de la aventura, la amistad de nuestros compañeros de viaje sirve de excusa para introducir nuevas habilidades que fomentan la exploración de zonas ya visitadas.
Las opciones y situaciones son muy variadas y aumentan a medida que progresamos en el juego. A lo largo de la aventura, Pankapu contará con tres sets de habilidades (égidas) que deberemos combinar de forma obligatoria y en tiempo real, simplemente pulsando un botón, para poder llegar al final de cada fase. El desarrollo es el clásico de un juego de plataformas de acción 2D con dosis de exploración para encontrar coleccionables y mejoras. Un tributo a este género tan popular en los 90. Siempre se trata de avanzar en horizontal o vertical sorteando obstáculos y eliminando enemigos. El control es realmente bueno, ya sea saltando o atacando. Lejos de ser un juego frenético, Pankapu opta por un ritmo intermedio, donde prima la habilidad, estrategia para afrontar los enemigos y el saber combinar las habilidades. La curva está bien estudiada, de modo que el juego nos deja margen para aprender las mecánicas básicas de salto y ataque, para poco a poco ir introduciendo variantes y posibilidades.
No todo se reduce a saltar y golpear. Hay enemigos sólo vulnerables a los ataques de un set determinado y enemigos que sólo podremos esquivar. Es por eso que hay que estar pendiente para cambiar de habilidad en el momento justo. Valga de ejemplo que podemos estar obligados a usar el set de doble salto para ascender entre las plataformas mientras algunos enemigos nos atacan a distancia. Para poder bloquear estos ataques tendremos que cambiar de set, porque las habilidades son excluyentes. El set rojo por ejemplo ataca cuerpo a cuerpo, bloquea y rompe bloques, pero el verde tiene doble salto, esquivar y ataque a distancia. La variedad de enemigos es más que suficiente para que no se haga repetitivo. Lo mismo ocurre con el diseño de niveles que si bien a veces peca de simple, otras veces está realmente bien implementado, especialmente algunas zonas de plataformas desafiantes. A pesar de plantear cierto reto, no es un juego injusto con el jugador y premia continuamente la habilidad y la paciencia. El hecho de tener tantos puntos de control que recargan la vida hace que la dificultad del título pierda enteros. Si algo se puede achacar es que a veces la cámara se sitúa demasiada cerca no dejando ver demasiado el camino que seguimos y esto hace que tropecemos con trampas o seamos golpeados. Se dan esta y otras situaciones donde el juego explota el ensayo error, del mismo modo que juegos clásicos del género.
Hay varios mundos o zonas que explorar, cada una con su jefe final, que merecen mención aparte y que me han parecido divertidísimos. No hablamos de un juego corto dada su naturaleza, unas 6 horas en total. En las fases hay objetos que coleccionar, mejoras de vida y magia y secretos que alargan la vida del título de forma considerable.
Pankapu es un juego que entra por los ojos con un aspecto colorido y limpio. No es ningún portento técnico, pero cumple de sobra. La música es bastante buena, teniendo melodías de esas que se te quedan en la memoria cuando apagas la consola. No en vano Hiroki Kikuta, compositor de las melodías de Secret of Mana entre otros, ha participado en su banda sonora. El juego opta por voces en inglés para la narración, bastante buenas, y sonidos tipo Okami para los personajes, es decir, que no hablan ningún idioma conocido. Esto casa muy bien con el aspecto del juego y la estética que tiene.
Este análisis ha sido realizado con una copia cedida por Playdius