Desde sus inicios a finales de los años 80, la saga R‑Type ha sido un referente absoluto dentro de los shoot ‘em up. Creada por Irem, la franquicia se distinguió desde el principio por su combinación de acción intensa, estrategia, y un estilo visual y artístico único. La serie nos enseñó a no disparar sin pensar, a memorizar patrones, a usar con precisión nuestra nave y a sacar el máximo partido de la cápsula Force, ese elemento accesorio a nuestra nave que podía tanto atacar como protegernos y que se convirtió en uno de los símbolos más reconocibles de la saga. Con cada entrega, Irem fue incorporando nuevas mecánicas y desafíos, manteniendo siempre ese delicado equilibrio entre dificultad y satisfacción por el progreso. En este contexto, R‑Type Delta, lanzado para PlayStation en 1998, representó un salto importante dentro de la saga. Fue el primer juego de R‑Type en adoptar gráficos poligonales en 3D, pero conservando la jugabilidad lateral que había hecho famosa a la serie. Las novedades no se quedaban en lo visual: el sistema de carga Delta Attack, el medidor Dose y la posibilidad de elegir entre distintas naves, cada una con su estilo propio, añadían unas posibilidades jugables inéditas hasta entonces.

En su lanzamiento, R‑Type Delta supuso un pequeño boom entre los aficionados del género. Nos encontrábamos con un juego que era exigente, pero justo, con fases largas, enemigos correosos y jefes bastante duros que requerían aprender todos sus movimientos y actuar con precisión quirúrgica. Cada nave ofrecía una experiencia diferente, y el control, con la posibilidad de variar la velocidad sobre la marcha, nos permitía tener a nuestra disposición todo lo necesario para afrontar este reto, lo demás dependía de nuestra pericia. La música acompañaba perfectamente la acción, y aunque algunos criticaban ciertos límites gráficos o caídas de rendimiento puntuales, la percepción general era que Delta había llevado la serie a un nuevo nivel, combinando lo mejor de su esencia clásica con una ambición técnica que pocas veces habíamos visto en un shooter lateral de esa época.

Ahora, más de dos décadas después, R‑Type Delta: HD Boosted nos devuelve a aquel universo con una buena puesta a punto. Lo primero que percibimos es que CITY CONNECTION, TAKE×0FF -encargados de la remasterización- han respetado por completo la base del juego original, la elección de naves, el funcionamiento de la capsula Force y el uso estratégico del Delta Attack permanecen intactos, lo que asegura que la esencia de Delta siga siendo reconocible al instante para aquellos que disfrutaron del título original. Sin embargo, la actualización a alta definición aporta una claridad visual muy apreciable: enemigos, naves y escenarios se muestran con un nivel de detalle que antes era imposible apreciar. Además, la opción de alternar entre los gráficos originales y los remasterizados a principio de cada sesión nos permite disfrutar de la nostalgia del original o de la modernidad según nuestra preferencia, todo un detalle de agradecer que no todas las remasterizaciones incluyen en estos días. Cabe mencionar que, aunque se han pulido los gráficos, algunos elementos poligonales mantienen las pequeñas limitaciones visuales que ya reflejaban el diseño original.

La jugabilidad que siempre nos exigió precisión, memoria y estrategia, se ha visto reforzada por mejoras pensadas para hacer la experiencia más cómoda sin sacrificar el reto. Ahora contamos con un modo de práctica que nos permiten ensayar fases -que habrá que desbloquear conforme las juguemos en el juego principal- o patrones concretos sin la frustración de tener que repetir constantemente niveles enteros, y opciones de accesibilidad que ayudan a familiarizarse con los niveles sin trivializar la experiencia. La velocidad de la acción se ha optimizado gracias a una tasa de refresco más alta, lo que hace que los movimientos y disparos se perciban más fluidos, pero la dificultad general sigue siendo la misma y va a depender de memorizar ataques, gestionar la capsula Force y calcular el momento justo para activar el Delta Attack. No consideramos que las mejoras técnicas de esta remasterización nos de ventajas que puedan arruinar la experiencia original, sino que nos permite disfrutar mejor de la jugabilidad y de la espectacularidad de cada fase.

La ambientación, que en Delta siempre se transmitía más por la estética que por la narrativa explícita -la historia de la franquicia siempre ha sido algo completamente accesorio-, se ha visto potenciada. Cada nivel nos da la base necesaria a través de escenarios mecánicos o biológicos, con estructuras y enemigos que nos hablan de un conflicto espacial desesperado entre la humanidad y el Imperio Bydo, nuestros enemigos recurrentes. La remasterización potencia los detalles de escenarios y enemigos, las texturas en alta definición y los efectos de luz hacen que los entornos realmente nos sorprendan, y los enemigos adquieren una presencia que antes quedaba diluida por las limitaciones gráficas. La sensación de estar en un mundo hostil se mantiene intacta y se ve reforzada por un apartado sonoro revisitado -con arreglos de Masahiko Ishida, USP y Chris Hülsbeck entre otros-, donde la música y los efectos nos recuerdan por qué este juego siempre había mantenido cotas de calidad muy altas en su día.

De un simple vistazo apreciamos cómo la combinación de mecánicas clásicas y mejoras modernas hace que R-Type Delta vuelva a sentirse fresco. El manejo de la capsula Force o sus variantes, la elección de la nave y la gestión del Delta Attack siguen siendo elementos capitales, pero la claridad visual y sonora permite enfocarnos más en la estrategia y la colocación a tomar en el escenario que en el esfuerzo por descifrar la información en pantalla. Los jefes siguen siendo espectaculares y de gran tamaño, pero ahora podemos ver con detalle cada patrón, cada proyectil, lo que nos permite anticipar mejor los movimientos. Esto nos recuerda por qué R‑Type siempre ha sido una saga que recompensa la paciencia, la observación y la práctica constante, y cómo Irem logró combinar esos elementos de manera tan satisfactoria hace ya veintisiete años.

La sensación general al recorrer los niveles es la misma que en el original, emoción, tensión y un reto. Pero HD Boosted además del modo de entrenamiento y el remozado apartado audiovisual añade algunas opciones de accesibilidad tan populares como ¿necesarias? en estos días si se quiere acceder a un público más amplio. Aun así, el juego no pierde su identidad ni suaviza su dificultad, sigue siendo un título exigente, estratégico y gratificante, donde la maestría y la paciencia son recompensadas. Solo conviene señalar que, como remasterización, no incluye extras históricos o galerías adicionales más allá de la mejora visual y sonora, algo que sinceramente nos hubiera gustado y en 33bits siempre indicamos cuando se recupera un gran clásico.

En conclusión, R‑Type Delta: HD Boosted es un homenaje a uno de los shooters más ambiciosos de la era PlayStation, un regreso que respeta la esencia del original y, al mismo tiempo, la amplifica con mejoras visuales, sonoras y de accesibilidad que hacen que sea disfrutable para un público más amplio. Para nosotros, volver a enfrentarnos a sus niveles, dominar la capsula Force en sus tres variantes y experimentar de nuevo la intensidad de cada fase es un recordatorio de por qué R‑Type sigue siendo una de las grandes franquicias y un pilar del género. Esta remasterización captura perfectamente lo que siempre nos hizo adorar a Delta, su exigencia, su estrategia, su estilo visual y la satisfacción de superarnos en cada partida. Hubiera sido ideal algo más de contenido, o algunos extras adicionales aunque estamos ante un título que, pese al paso de los años, sigue siendo imprescindible, y que demuestra que algunas experiencias clásicas envejecen bien, como el buen vino.