Slave Zero X es uno de los juegos que se dejó ver en la reciente última edición del Steam Next Fest. Junto a su llamativa propuesta y su atrevido estilo visual, este título desarrollado por Poppy Works y distribuido por Ziggurat rápidamente se convirtió en uno de esos juegos a tener en cuenta por los usuarios. Después de haber dado la oportunidad de poder jugar a su demo, Slave Zero X sale a la venta para todas las plataformas actuales. Es hora de adentrarnos en este peculiar futuro.
Slave Zero X se ambientan el mismo mundo que Slave Zero, juego del año 1999 desarrollado por la extinta Accolade, aunque esta nueva entrega pretende actuar a modo de precuela lejana, y digo pretende porque más allá del nombre de la franquicia no tiene prácticamente nada en común con el título original. En cuanto al argumento, nos situamos en una futurista Estados Unidos de corte distópico, donde un malvado emperador controla la sociedad junto a sus lugartenientes. Tomamos el papel de Shou, un guardián que se rebela contra el sistema y decide escapar de aquella dictadura. Para ello roba a X, un ser biointeligente muy peligroso que le otorga habilidades especiales para hacer frente a su cruzada.
Estamos ante un hack ‘n’ slash 2D de avance lateral en el que tendremos que movernos a través de los diferentes escenarios de ese mundo futurista. Lo de avance lateral es de manera literal, ya que prácticamente todo el juego será una linea recta que deja poco o ningún margen a la exploración más allá de algún salto o recoveco eventual en el que encontrar los habituales coleccionables.
La jugabilidad es bastante adictiva. la premisa principal es acabar con los diferentes enemigos que nos vayan apareciendo a base de combos.Podemos realizar diferentes movimientos con los distintos botones de ataque según la dirección en la que movamos el joystick. Hay que decir que es un poco complejo dominar el sistema de combate, de hecho en ocasiones la jugabilidad es más parecida a la de un fighting game 2D como puede ser Samurai Shodown o Guilty Gear que a la de un hack ‘n slash tradicional -algo que se acentúa en el modo entrenamiento en el que se quedará grabado en la pantalla el historial de botones que vamos pulsando-.
Lo cierto es que hay que entender el concepto del juego para disfrutarlo bien, si solo queremos avanzar para llegar al final del juego como si de una aventura tradicional se tratase se nos hará muy repetitivo y con pocos incentivos para continuar. El verdadero atractivo del juego se encuentra en el sistema de combos, ya que el juego premia la habilidad y la creatividad a la hora de ejecutar los movimientos. Cuanto más largos y variados sean, más puntos obtendremos y mayor rango conseguiremos en cada sección de combate, de manera que conseguir el rango S se convertirá en una auténtica odisea. Por ponerle una pega a este sistema, la variedad de movimientos y ataques disponible me ha parecido escasa, se echan en falta más movimientos y combinaciones aunque sean de manera desbloqueable, aunque tal como está actualmente el sistema sigue siendo bastante efectivo.
La dificultad es bastante elevada ya desde el mismo inicio, hay una numerosa cantidad de enemigos y debemos estar atentos a todos los flancos. Se trata de uno de esos juegos que nos obliga a mejorar si queremos seguir avanzando, ya que en ningún momento tiene intención de ofrecer un respiro al jugador, se trata de un puro ensayo y error hasta pulir nuestras habilidades y así poder superar las distintas situaciones que nos van surgiendo. Mantener la racha de golpes es bastante duro, ya que apenas un par de segundos de inactividad son suficientes para vaciar la barra de multiplicador y empezar de cero, tenemos que estar en constante movimiento si queremos superar los niveles con buena nota.
Para ayudar un poco a mitigar la dificultad del título tenemos la tienda. Al acabar un nivel nos otorgarán dinero en base a lo bien que lo hayamos hecho, dinero que podremos gastar en este menú de transición entre escenarios. Esta tienda ingame nos permite comprar mejoras para nuestro personaje como por ejemplo más salud, mayor duración de la racha o incluso armas secundarias. También podemos adquirir elementos cosméticos como trajes, colores o accesorios que cambian el aspecto de nuestro esclavo cibernético y aportan algo más de variedad.
Y por si todo eso nos parece poco, al finalizar el juego -cosa que ya digo que se le va a atragantar a más de uno- desbloquearemos el modo «Castelo Vermelho», una torre en la que nos enfrentaremos a desafíos que se generan de manera procedural y nos harán pelear contra los enemigos más duros. Es un modo apto solo para los jugadores más hardcore que les guste sufrir de lo lindo y dominar el sistema de combate hasta el extremo.
Pasando ya al apartado gráfico, visualmente no podría ser más llamativo: los escenarios están formados de elementos 3D low poly que se une a los sprites 2D de baja resolución, creado así de manera intencionada para ofrecer esa sensación retro de juego de PlayStation o Sega Saturn. También llama la atención el contraste entre el gameplay de estética sucia y elementos gore frente a las escenas de diálogo, en los que los dibujos de los personajes tienen una belleza inusual más propia de títulos de Vanillaware como por ejemplo Dragon’s Crown o 13 Sentinels.
En conclusión, Slave Zero X cumple perfectamente como juego de acción y habilidad, pero no es un juego para todo el mundo. Su jugabilidad exigente y el estar más enfocado a superar puntuaciones que a disfrutar dela trama argumental hace que se trate de un juego al que solo unos pocos llegarán a sacar todo su potencial y disfrutarlo. Seguramente se convertirá en un favorito entre los amantes de los amantes de los juegos retro y los desafíos duros.