Anunciado hace nada menos que 8 años ya, en 2012, no ha sido hasta hace unos pocos días que hemos podido vivir el lanzamiento oficial de Cyberpunk 2077 tras una larga ausencia de noticias y retrasos continuados. La nueva obra del estudio polaco CD Projekt ha sido sin duda alguna una de las más esperadas de la generación, si no la que más, encargándose de llevar a formato videojuego el juego de rol de mesa del estadounidense Mike Pondsmith, lanzado en su primera versión en 1988 y permitiéndonos encarnar a un personaje en una distopía futurista donde los implantes cibernéticos se han convertido en algo cotidiano.
Y el resultado final… bueno, a menos que hayáis vivido debajo de una piedra durante las últimas dos semanas, ya sabréis de sobra cual ha sido: un absoluto desastre técnico, plagado de bugs y fallos por doquier, con un rendimiento lamentable, un framerate vergonzoso y prácticamente casi ninguno de los elementos que se prometieron originalmente. Todo esto referido a la versión de consolas que es la que ha salido peor parada, y si bien la versión de PC es un poco mejor, no se libra de la misma cantidad de errores y la misma dejadez, dejándonos uno de los juegos con más fallos no ya del año, ni siquiera de la generación, sino de toda la historia de los videojuegos. Y todo esto, repito nuevamente, en un juego con 8 años de desarrollo a sus espaldas y un presupuesto millonario.
Mas sorprendente incluso fueron las críticas y puntuaciones recibidas por el juego el día de su lanzamiento, cuando nos quedamos atónitos al ver como los principales portales periodísticos y revistas bañaban a Cyberpunk 2077 con una lluvia de nueves y dieces, habitualmente conocidas como «puntuaciones perfectas». Notas de 10 a uno de los juegos más rotos que se han lanzado nunca, ojo.
Pero claro, se trataba de CD Projekt, uno de los gigantes de la industria, una compañía con un historial intachable, no podía ser que hubiesen sacado un juego en semejante estado, ¿verdad? Tenía que haber algo que estaban pasando por alto, quizás ese prometido parche día 1 que en teoría iba arreglarlo todo, quizás el rico y detallado mundo del juego era más importante que la jugabilidad, quizás… quizás simplemente se negaban a decir la verdad.
¿Pero qué explicación tenemos para todo esto que ha ocurrido? Muy sencillo, lo mismo que reza el título: los dogmas. CD Projekt es una de las compañías mejor valoradas del mundo, creadora de la saga de videojuegos The Witcher, una franquicia que se fue puliendo cada vez más hasta llegar a lograr con su tercera entrega unas valoraciones extremadamente positivas y una cantidad enorme de premios, incluso valiéndole el premio a juego del año en los The Game Awards de 2015. Bajo este contexto, nadie era capaz de poner en duda el último juego del estudio por miedo a ser señalados o criticados.
El caso de Cyberpunk 2077 es una metáfora perfecta de la fábula del traje nuevo del emperador, en la que hasta que ese niño no se atrevió a decir «¡El emperador va desnudo!», los demás no comenzaron a decir lo que realmente pensaban. En este caso concreto, una vez abierto el melón de «Cyberpunk 2077 es un juego pésimo» fue cuando realmente se le empezó a valorar como se debe, las revistas ya no estaban solas en su lucha contra el bienquedismo.
Pero, repito nuevamente, ¿por qué ocurre esto? Bueno, no es ningún secreto que algunos medios y desarrolladoras tienen muy buenas relaciones, hasta el punto incluso de apoyarse y favorecerse mutuamente. En la mayoría de los casos, son las desarrolladoras y distribuidoras las que les hacen llegar sus juegos a las diferentes revistas, ediciones de prensa que habitualmente llegan acompañados de «regalos» en forma de extras y ediciones especiales, ¿con qué intención? Que cada uno saque sus propias conclusiones.
Esto hace que las revistas le otorguen a algunos juegos puntuaciones exageradas o que no se corresponden con lo representado en el producto final -¿quién no recuerda aquel sonado 9’6 de Meristation al primer Assassin’s Creed, por poner un ejemplo?-, casi siempre por «miedo» a que las distribuidoras corten lazos y dejen de enviarles sus productos o darles prioridad en los habituales galardones de reseña en los que se pone una frase del análisis en cuestión en el trailer o incluso en la portada del juego. Esto que he comentado, es la realidad del conocido tema de los «maletines». En nuestro caso concreto, hemos comprobado de primera mano como al otorgarle a un juego una puntuación algo baja -siempre con motivos justificados-, la respuesta que nos ha dado la distribuidora es que se sienten decepcionados con nosotros por una nota como esa, o directamente pasar de hacernos llegar la mayoría de sus juegos a prácticamente ni responder a nuestros correos. Los entresijos de la industria no siempre son agradables, pero son los que son.
Las puntuaciones, amigas y enemigas al mismo tiempo, capaces de lo mejor pero también de lo peor. Mucha gente pide la eliminación de las puntuaciones en los análisis de videojuegos, pues piensan que distraen del texto final y a veces pueden llevar a una idea equivocada sobre cómo realmente es el juego. En mi caso personal tengo que decir que no me disgustan del todo, al fin y al cabo no deja de ser una especie de resumen de las impresiones generales del texto -el cual es importante leer aun así- que el autor ha creído necesario expresar en una escala de valores. El problema llega cuando estas mismas puntuaciones se utilizan como arma arrojadiza, creando guerras de consolas entre fanboys de determinadas marcas o incluso para denostar y despreciar a juegos muy buenos porque el pensamiento colectivo dicta que «un juego de 7 no puede ser gran cosa» –otro de los grandes dogmas que debemos derribar-
El tema de las notas y las puntuaciones siempre ha sido algo polémico, pero es necesario -y obligatorio- entender que nadie, absolutamente nadie lleva la razón universal. Por muy objetivo que alguien pretenda ser, al final un análisis o review siempre está condicionado por la percepción que el redactor tenga sobre ciertos juegos, mecánicas o géneros, lo que al final lleva a un texto más subjetivo que otra cosa. No es lo mismo que el próximo NBA 2K lo analice un redactor aficionado a los deportes y acostumbrado a jugar a simuladores deportivos que alguien que habitualmente suele jugar a RPGs y juegos de acción y no tiene demasiada idea del baloncesto. Al fin y al cabo, un análisis de un juego no es más que la opinión de una persona concreta en un momento concreto y no una ciencia exacta.
Hay otro factor determinante a la hora de otorgar estas puntuaciones y es el legado de las desarrolladoras. Por poner un ejemplo de esto, todavía no sabemos absolutamente nada del anunciado Breath of the wild 2 para Switch, pero todos damos por hecho que va a ser un gran juego ¿Por qué? Porque la experiencia nos dice que la saga Legend of Zelda es sinónimo de calidad, una franquicia con pocos puntos negros en su historia y siendo en su mayoría grandes juegos. Además viene de la mano de Nintendo, una compañía que ya ha demostrado su talento en multitud de ocasiones y con un control de calidad bastante alto que no deja que sus juegos salgan en mal estado.
¿Pero y si no fuese así? ¿Y si Breath of the Wild 2 al final resulta ser un juego horrible, plagado de bugs y con una jugabilidad descafeinada y aburrida? ¿Pensáis que no es posible un juego así viniendo de Nintendo? Bueno, pues eso mismo pensábamos de CD Projekt y Cyberpunk 2077. Y poniendo nuevamente a Nintendo como ejemplo, al final todo depende de si se valora el juego en cuestión como producto independiente o dentro de su todo, pues mucha gente coincide en que Super Mario Sunshine es posiblemente el peor de los Marios tridimensionales, pero como juego en sí no deja de ser una auténtica maravilla que sobrepasa el notable.
En general podemos concluir que el legado y el historial de las desarrolladoras puede ser un factor importante a la hora de valorar un juego, pero solo hasta cierto punto. ¿La gente habría aceptado tan bien el cambio de jugabilidad en Resident Evil VII si no hubiese habido un gran estancamiento y agotamiento previo de la formula inicial? ¿se habría llevado valoraciones tan positivas Death Stranding si no fuese Hideo Kojima quien firmase el proyecto y en su lugar lo hubiese hecho otro estudio? Seguramente las valoraciones hubiesen sido muy diferentes, mostrándonos una vez más que al final todo se reduce a opiniones y expectativas personales.
En definitiva y para acabar ya, la conclusión que tenemos que sacar de todo este asunto es que nosotros, como redactores a los que leen miles de personas, debemos valorar cada juego como producto independiente, separado de cualquier otro tipo de obras ligadas al estudio en cuestión y desprendiéndonos de cualquier tipo de afecto y simpatía que tengamos hacia la marca, así como entender que las desarrolladoras no dejan de ser empresas y, al igual que todas las empresas del mundo, todas sus acciones van encaminadas a ganar dinero y no a hacer amigos. Considero que es responsabilidad de cada persona el informarse sobre los productos que van a comprar y no dejarse llevar por las expectativas, pero si los propios analistas «engañan» a esos potenciales compradores con datos falsos vamos por mal camino, porque a un juego como Cyberpunk 2077 y en el estado que ha salido a la venta, es completamente imposible otorgarle un 10 y calificarlo como «obra maestra». Eso es, directamente, mentir y engañar con maldad.
En esta ocasión ha sido el gigante CD Projekt el que ha hecho las cosas fatal y ha pagado el precio, mañana será otra compañía la que lo haga, y ahí tendremos que estar nosotros con la obligación de decirles que lo que han hecho no se puede permitir por mucho poder que tengan en la industria. En definitiva, tenemos que cambiar la mentalidad infundada y romper los dogmas.