Cuando en aquella conferencia de Sony en el e3 de 2015 se presentaron la resurrección de The Last Guardian, Shenmue 3, y Final Fantasy VII Remake, poco nos imaginábamos todas las polémicas y dudas que terminarían generando todos ellos. Fumito Ueda terminaría dejando Sony antes del lanzamiento de su último juego hasta la fecha (a la espera de ver qué saca con GenDesign ahora que han anunciado asociación con Epic Games. Shenmue 3 estaría rodeado de preguntas en relación a su financiación, sobre si ayudaría a cerrar la historia de la saga de Ryo, sobre la plataforma de elección en PC al dar la espalda a Steam y con ello a muchos de sus mecenas. Y por último, el más tardío de los tres, Final Fantasy VII Remake, que ya traía la polémica cuando anunció su formato episódico poco después de aquella presentación, ha terminado levantando más polvareda por decisiones cuestionables a la hora de su naturaleza real como remake, y es esto último lo que venimos hoy a discutir aquí. Así que, último aviso para navegantes, nos adentramos en tormentas de spoilers tanto de este juego como del original de 1997, así como de toda la compilación de títulos relacionados que salieron a lo largo de los años, y puede que incluso de Final Fantasy X y XV, por lo que si no has terminado el juego, aún estás a tiempo de salir antes de destriparte nada porque no nos vamos a cortar un pelo.

El final original: una carta ecologista y una apuesta por el planeta.

Final Fantasy VII no solo es una leyenda por ser el primero en llegar de forma masiva a occidente, abandonar Nintendo marcando su periodo de declive en el terreno de las third parties, y ser uno de los primeros estandartes del formato de los discos ópticos que hicieron posible la naturaleza masiva del título que otros formatos no eran capaz de otorgar. La temática del Final Fantasy VII original de 1997 gira de forma muy poco sutil en su gran escala alrededor de un mensaje claramente ecologista y crítico con la explotación de los recursos naturales por el mero hecho de aumentar nuestra comodidad de vida. Pero, no contento con eso, el juego también aporta grandes mensajes sobre el primer amor, la pérdida y el duelo, el poder pasar página, el evolucionar para estar a gusto con uno mismo, y saber ver que hay gente que de verdad te aprecia por lo que eres y no por lo que aparentas ser.

Sí, la muerte de Aeris es algo que va más allá del meme, más allá de la historia de tener un giro que simplemente nos deje boquiabiertos con la idea de simplemente sorprender, es el punto pivotal de la historia a nivel personal para Cloud y no solo está construido a la perfección, sino que sus consecuencias hacen que tenga una razón real de ser y que da forma al leitmotiv de la madurez de los personajes, que encaja como un guante con la época en la que salió el título, donde los videojuegos buscaban esa madurez emocional que les situase más cerca de otras disciplinas de entretenimiento y les alejase de ser juguetes glorificados. Así que, vamos por partes.

La muerte de Aeris es una de las que más impacto han tenido en los videojuegos, y no es por el mero valor de la sorpresa. Era nuestra compañera, como jugadores, y para los personajes puede que mucho más.

¿Qué es Aeris? No, no me refiero a su ascendencia Cetra ni nada por el estilo. Aeris, en el juego es, ante todo, el primer amor de Cloud. Si bien Tifa comparte un pasado con el protagonista de Final Fantasy VII, así como un trauma común que terminará uniéndolos aún más, Cloud durante su juventud vivía pensando en ser un héroe, en emular al gran Sephiroth, y convertirse en Soldado. Ni siquiera cuando se pone a sueldo de Avalancha y se reencuentra con Tifa se llega a despertar la chispa, porque Cloud en estos momentos no es él mismo, sino la sombra de Zack, que curiosamente fue el novio de Aeris y quizá por esto ella sentía interés por Cloud.

Sin embargo, con Aeris en escena, Cloud es distinto. La chica de las flores, tan dicharachera, tan opuesta a cómo es nuestro protagonista, consigue encandilarle y no sólo a él, sino también al jugador. A través no solo de presentarnos su historia con los Turcos tratando llevársela desde su infancia, sino su madre adoptiva narrándonos su trágico pasado, o directamente siendo nuestro objetivo rescatarla cuando Shinra consigue que acceda a ir con ellos a cambio de no hacerle daño a la pequeña Marlene, consiguen que al jugador, a nosotros, Aeris nos importe de una manera especial por encima del resto del grupo.

En cuanto a términos jugables, el juego no solo nos da en Aeris uno de los personajes más útiles gracias a su Límite inicial capaz de curar a todo el grupo cuando las cosas se ponen feas, sino que nos ponen sus Límites superiores y sus armas definitivas al alcance desde bastante temprano, haciendo que para el jugador novato, Aeris sea posiblemente uno de los personajes más valorados del grupo. Y es por todo esto que, cuando al final del primer disco, Sephiroth desciende desde las alturas y nos arrebata a Aeris para siempre, el golpe duele mucho más.

Aeris no es el primer personaje cercano que muere en este juego. Primero cayeron los miembros de Avalancha cuando Shinra derriba el pilar que soporta la placa sobre la barriada del sector 7, pero no era una pérdida sentida. Era triste, pues los personajes habían mostrado simpatía por nuestro protagonista, y no dejaban de ser compañeros de armas, pero no llegaban a representar un peso serio como luego haría la pérdida de Aeris, que sigue dando que hablar y lo seguirá haciendo.

Una vez perdemos a Aeris, también perdemos emocionalmente a Cloud, y es aquí donde el juego pasa a ir sobre tratar de pasar página, rehacerte desde tus propios pedazos, y tratar de encontrar a la persona que había en el fondo de uno mismo. Gracias a Tifa desvelando la verdad de lo ocurrido en Nibelheim cinco años atrás, destapando la verdad sobre Cloud y su no pertenencia a Soldado, vemos como éste da un paso vital en su desarrollo y consigue aceptarse, no sin antes seguir cargando cierta culpa por lo ocurrido tanto con Aeris como con Zack, permitiéndose así poder hacer frente a Sephiroth, que representaría todas sus dudas y sus males.

No creo que haya ser un lince para ver la metáfora entre el mako y el petróleo y el gas natural. Un juego con el mensaje centrado en esto en 1997 estaba adelantadísimo a su tiempo y es hoy más vigente que nunca.

De vuelta a la temática ecologista del juego, al final los personajes se juegan toda la existencia de la humanidad, todo lo que tienen, al poder de la materia Sagrado en conjunción con el poder de la propia Corriente Vital. Derrotan a Sephiroth para evitar que este tome control del planeta tras el impacto de Meteorito, pero es el propio planeta el que tiene que tratar de defenderse de dicho impacto gracias a Sagrado, que básicamente eliminará todo lo que resulte perjudicial para el propio planeta. Aeris, que al morir se une a la Corriente Vital, utiliza sus poderes de Cetra para pilotar a la misma y así tratar de asegurarse de que Meteorito no destruirá todo, pero aún así, siempre queda la incógnita de saber si Sagrado va a eliminar a los humanos por determinar que son parásitos que lo están consumiendo todo. Sin saber muy bien qué habrá pasado, damos un salto temporal de 500 años y vemos a Red XIII correr por los páramos que rodean Midgar, para terminar observando que ésta se encuentra abandonada y consumida por la vegetación. Red XIII sigue vivo por lo que aún hay esperanza, pero no vemos ni un sólo humano. El planeta ha ganado, pero no sabríamos en aquel entonces si esto es a costa de los humanos o si simplemente una vez Shinra fue derrotada, Midgar como ciudad fue abandonada y dejada al pasto de la naturaleza como recuerdo del industrialismo desmedido.

Final Fantasy VII Advent Children: el legado del clásico y qué hacer con él.

Casi una década después de salir Final Fantasy VII, y casi un lustro después del descalabro que fue la película Final Fantasy The Spirits Within, desde la ahora fusionada Square Enix decidieron lanzar otro largometraje, producido por Yoshinori Kitase, dirigido por Tetsuya Nomura, y escrito por Kazushige Nojima, los mismos tres nombres que giran alrededor del Remake que hoy nos ocupa. Bien, en esencia esta película funciona como un epílogo al juego que trata de responder a esa pregunta sobre qué pasó tras Sagrado y qué hacen nuestros personajes ahora. Simplemente partiendo de esa necesidad de responder a esa pregunta, ya partimos de terreno pantanoso, pero la película en vez de tratar de salir del fango, se retuerce y disfruta bañándose en él.

Aquí nos presentan a un Cloud, ahora vestido de negro para que no perdamos de vista el luto que está viviendo tanto por su amigo Zack como por Aeris, absolutamente consumido por la culpa, que ha retrocedido varios pasos respecto a lo que nos mostraban los últimos compases del juego, y pasa a ser un personaje muy encerrado en sí mismo y que prácticamente trae por el camino de la amargura a los demás personajes, y en concreto a Tifa, con quien se supone que está compartiendo su vida pero no parece estar nunca presente.

Sin entrar mucho más en cómo se desarrolla la trama de la película, en esencia lo que quiero discutir de la misma es que básicamente buscan cerrar esas cuestiones. Sí, los humanos sobrevivieron a Sagrado, Final Fantasy VII tuvo un final feliz para todos, hasta para Aeris que en la Corriente Vital se reencontró con Zack y desde allí pudo asegurarse de que sus amigos aún con vida tuvieran el final que ella no pudo. Quizá el final responda preguntas pero sin duda su efecto retroactivo fue restar valor a la obra original, algo que también vimos en Dirge of Cerberus, tanto por matar el misterio final (es como si nos sacan ahora una secuela de Origen que nos diga si todo es un sueño o no), como por deshacer la progresión de ciertos personajes para volver a contar lo mismo pero de peor manera. El resultado, para sorpresa de nadie, es que poca gente recuerda la película con cariño más allá de la animación y la música, y que en conjunto la «compilación de Final Fantasy VII» fue un fracaso entre el público.

La vida reciente con Square Enix y su historia con los finales amargos.

Aquí, antes de entrar en faena con Final Fantasy VII Remake, y tras recordar que es lo que era el original y por qué la gente no tiene especial cariño a la compilación, quiero repasar un poco el historial reciente con los finales más o menos amargos que ha tenido la saga y hablar en concreto de dos, Final Fantasy X y XV.

La saga Final Fantasy no deja de ser una entre muchas que a la hora de dar forma a sus historias, prefiere ir variando la tonalidad de las mismas para sorprender de cierta forma. Si bien hay entregas que son más felices en su desenlace sin generar cabos sueltos, como Final Fantasy IX o Final Fantasy XII, otras terminan con historias absolutamente desgarradoras donde los buenos ganan, pero a cambio de un precio.

La belleza no está solo en los finales perfectamente felices. A veces, un final con una gran pérdida presenta un mensaje más potente que uno donde todo sale a pedir de boca. Y es que si bien mucha gente merece un final feliz y de cuento, no todos lo tienen.

En Final Fantasy X, nuestro protagonista es Tidus, un famoso jugador de Blitzball que se ve arrastrado por una tormenta y aparece en el futuro, tras la destrucción de todo el mundo que conocía, donde una criatura. Sin, asola a los supervivientes de la humanidad y debe ser apaciguada cada cierto tiempo por un invocador que entre en peregrinaje para tratar de derrotarla de una vez por todas. Yuna, la invocadora de esta ocasión, elige a Tidus como uno de sus escoltas y ambos se enamoran tras las diversas dificultades que van superando. Sin entrar en los pormenores de la historia, el giro resulta que Tidus nunca vino del pasado, sino que su origen resulta ser mucho más especial, al ser producto de unos soñadores, es decir, y por ponerlo en palabras simples, Tidus es un sueño materializado, traído para tratar de poner fin a Sin gracias al poder del propio Sin. Así, al conseguir su objetivo, Tidus desaparece mientras rodea a Yuna con sus brazos, que desconsolada promete que nunca le olvidará.

Por otra parte, Final Fantasy XV nos coloca en la piel de Noctis, el príncipe heredero del reino de Lucis, que se ve expulsado de su propio reino cuando el imperio de Niflheim traiciona la firma de un tratado de paz y toma la capital del reino, asesinando al padre de Noctis. El antagonista principal aquí, Ardyn Izunia, es un antiguo miembro de la familia real de Lucis que se vio traicionado por su hermano, el antepasado de Noctis, y terminó siendo maldito por los dioses, siendo así la fuente de todos los males que asolan las tierras representadas en esta entrega. Aquí, también se nos arrebata a la amada de nuestro protagonista, Lunafreya, de nuevo a manos del principal villano, sin tener ni remotamente el mismo efecto que en Final Fantasy VII. Al final, Noctis debe sacrificarse a sí mismo para acabar con Ardyn y su maldición de una vez por todas, gracias al poder de los antiguos reyes de Lucis. Sabedor de este aciago destino antes de encararlo, algunas escenas con sus compañeros hablando de su despedida son auténticamente potentes, para terminar desembocando en la imagen del más allá donde Noctis por fin se ha encontrado con Lunafreya y se sienta en el trono de Lucis, mientras suena el tema principal de la saga y pone un broche de oro a un juego que no se merecía tan buen final.

¿Y qué es lo que pasa con estas entregas? Ambas comparten destino, y es tener una Square que no sabe estarse quieta y que parece necesitar dar el final feliz sin discusión de una forma u otra.

Con Final Fantasy X-2, finalmente se consigue que Yuna y Tidus se reúnan de verdad, aunque las consecuencias de esto se vean en una novela ligera de la que es mejor no hablar, no sea que nos explote la cabeza. En Final Fantasy XV, por otra parte, la recompensa por superar el tercer episodio por DLC, el de Ignis, es nada más y nada menos que un final alternativo donde todos los aliados de Noctis están vivos, y gracias a su apoyo, consigue derrotar y acabar con Ardyn para siempre sin necesidad de sacrificarse y así poder casarse con Luna y vivir felices para siempre.

Quizá derivado de que la principal audiencia de la saga sea adolescente y que no les gusten los finales tristes, parece que Square muestra recientemente una tendencia en la que no pueden dejar las cosas tristes así, por muy bien que las hayan construido. Pero, esto no va a afectar a un remake de un juego tan famoso como Final Fantasy VII, por mucho que cambien las cosas, los ejes narrativos deberían ser los mismos… ¿no?

El final alternativo de Final Fantasy XV es una versión donde todos acaban felices. Al menos es alternativo pero, ¿qué necesidad hay? ¿Cada historia con un final amargo necesita un epílogo que el espectador decida si considerar o no?

Final Fantasy VII Remake: el legado del clásico y qué hacer con él, segundo intento.

Primero de todo, hay que abrir el melón. Aviso, a partir de aquí ya hablamos del Remake, así que es vuestra responsabilidad seguir leyendo. Bien, Final Fantasy VII Remake no es un remake, en ninguno de los sentidos posibles de la palabra. No es la misma historia, no es una reimaginación, ni nada por el estilo. A todos los efectos, Final Fantasy VII Remake es una secuela del original. Usando una estrategia de marketing similar a la que realizó Hideaki Anno con su Rebuild de Evangelion, introduciendo cambios sustanciales a la historia original de forma radical dentro de lo que a priori era un remake con más fondos para representar la auténtica visión de su autor, Final Fantasy VII Remake introduce una serie de cambios respecto al original, de forma que es un juego que sucede tras el final de aquel.

Vamos paso a paso. Si bien durante gran parte del juego revisitamos los mismos eventos que sucedían en los primeros compases del original, en Midgar (desde la bomba del reactor 1 hasta la huida del edificio de Shinra y de la ciudad por la autopista), y sin entrar en expansiones temáticas como el mayor papel de Jessie ahora, el cual se agradece mucho para darle mayor impacto a su pérdida posterior, el juego introduce unos seres encapuchados en algunos de los eventos clave del título, junto a apariciones mucho más tempranas de un Sephiroth más psicópata que nunca.

Estos encapuchados que, más adelante llamaremos Ecos del Destino, parecen querer asegurarse de que los eventos se mantengan dentro de lo que ocurría en el juego original. Cuando parece que Aeris se va a ir del cruce frente a Loveless, los Ecos la mantienen ahí hasta que llega Cloud. Cuando parece que se van a realizar la misión al reactor 5 sin contar con Cloud, los Ecos lesionan a Jessie, obligando a Barret a contratar a Cloud para la misión. Los Ecos también evitan que Cloud mate a Reno en la iglesia del sector 5, y luego ayudan a que él y Aeris escapen de la misma. También son responsables de que Jessie muera en el pilar del sector 7 (a priori), y de permitir que los Turcos vuelen dicho pilar. Incluso se llevan a Hojo lejos del grupo antes de que revele la verdad sobre Cloud y su identidad como Soldado. Al final, tras saber que su papel es preservar el destino prefijado por la voluntad del propio planeta, incluso reviven a Barret después de que Sephiroth le atraviese con su katana.

Al contrario que Aeris en su día, esta «muerte» de Barrett sí que no tiene más valor más allá del giro y la sorpresa. Se deshace a los pocos minutos y no tiene una construcción detrás que te haga echar de menos al personaje más de la cuenta. No deja de ser gracioso que el mayor valor de las gafas de Barrett en el juego sea poder caer a cámara lenta.

Después, estos Ecos, cuando nuestro grupo se dispone a enfrentar a Sephiroth mucho antes de lo debido, toman una forma definitiva, Presagio, que tratará de evitar esto por todos los medios. Durante la batalla, Presagio lanzará pequeños haces de luz que revelan fragmentos del futuro al que están destinados los personajes, los eventos del juego original donde vemos tanto el fallecimiento de Aeris, como el enfrentamiento final contra Sephiroth o el impacto de Meteorito en el planeta, siendo el detalle más importante la escena de Red XIII corriendo por los terrenos baldíos con sus cachorros (todas estas escenas, por cierto, están extraídas directamente de la película Advent Children). Cuando Red XIII ve esto último, lo define como el futuro resultado de fracasar en el combate contra Presagio. Al final, tras ver a los Ecos participar en otras escenas como la muerte de Zack, nuestro grupo derrota a estos Ecos, y luego derrotan a Sephiroth antes de que este se marche, dejando entrever que de alguna forma, él es consciente de ese futuro donde él fracasó, y que no está dispuesto a pasar por ello.

Como consecuencia, tanto el grupo como el resto del mundo ya no se ven sujetos al destino, teniendo como consecuencia un futuro incierto y aterrador en palabras de la propia Aeris que, a lo largo del juego, también ha mostrado saber bastante más de lo que parece respecto a esos eventos del juego original. Este futuro se manifiesta de forma inmediata cuando, en esa escena donde veíamos a los Ecos acechar a Zack cuando a éste le tocaba morir, éstos desaparecen y Zack sale victorioso de su asalto final, llevando a Cloud hasta Midgar él mismo y dando lugar a una segunda línea alternativa más allá de la original y la que representan los eventos de este propio Remake.

Los Ecos la verdad es que, para ser unos guardianes del destino, hacen su trabajo regular.

Bien, aquí es donde quiero introducir la discusión.

De nuevo, en palabras de Aeris, el futuro es incierto, por lo que no voy a juzgar la calidad general del nuevo rumbo de este juego. Eso es algo que veremos en el futuro cuando sigan con futuras entregas que, si bien podrán seguir algunos de los eventos clásicos, ya no se ven atados de ninguna forma por los mismos y podrían encarar el desarrollo de formas radicalmente diferentes, volviendo a la comparativa con Rebuild of Evangelion, cuya película 3.30 no comparte prácticamente nada con la serie original más allá de ciertas ideas. Personalmente no tengo ninguna confianza, pues me he visto decepcionado ya demasiadas veces en los últimos años por Nomura y Nojima como para confiar más en ellos en temas de guion, pero siempre puede pasar que sorprendan y saquen una nueva historia que sea interesante.

Sin embargo, sí quiero hablar de las repercusiones de este juego con el original y lo que hace con el legado del mismo.

No me gusta esta nueva narrativa por diversos factores. El primero, el que comparte con Advent Children, y es que de nuevo tiene la imperiosa necesidad de determinar que el final del juego original es de una forma u otra, en esta ocasión se van al otro lado y deciden que el final es malo. No dicen si la humanidad sobrevivió, pero si determinan que es un fracaso, nos lo podemos imaginar. Insisto, a veces las preguntas es mejor dejarlas sin respuesta.

Por otro lado, se está determinando que las acciones del original son prefijadas por el propio planeta, lo cual resta valor a toda la aventura original. Los personajes originales pasan a ser simplemente los actores de una obra prefijada y prácticamente se busca eliminar todo su legado. La evolución de Cloud es irrelevante, está destinada por el planeta. Que haya un grupo dedicado al ecoterrorismo que te haga plantearte si de verdad estás con los buenos o no, no tiene sentido porque, de nuevo, el planeta ha determinado ese destino. Mismamente, que haya una compañía que esté desangrando las entrañas del planeta y que se esté enriqueciendo a costa de provocar una posible hecatombe, es irrelevante porque el planeta en sí mismo ha fijado ese destino. La limitación del libre albedrío en una historia solo tiene un objetivo, y es el de determinar que todas las acciones dadas antes de romper dicha limitación carecen de valor real, no son un desafío a la norma, sino un guion perfecto que limite el carácter y la personalidad de los protagonistas, que requerirán siempre esa liberación para poder alcanzar sus verdaderas metas.

Y por último, esto ya adentrándome en lo que me ha transmitido el juego más allá de lo que ha pasado en sí mismo, parece que sus consecuencias narrativas se realizan con la misma idea que lo que hacen en X-2 o en el DLC de XV, y es tratar de corregir eventos tristes. De primeras, ya hemos rescatado a Zack. También están vivos Wedge (al menos sobrevive al pilar aunque es posible que haya fallecido en el asalto a la torre de Shinra) y Biggs, y hay una posibilidad de que incluso Jessie siga con vida (al ver su cinta y sus guantes en la mesilla junto a Biggs, puede significar dos cosas, o la versión más burda de la interpretación que sería que está con vida y en esa casa, o, conociendo un poco la simbología japonesa en su narrativa, que ambos objetos funcionen a modo de recuerdo del personaje, de símbolo de que ya no está con los vivo). Y el fragmento que más se repite a lo largo del juego, en pequeños flashes que tiene Cloud desde que entra en contacto con Aeris, es la muerte de la misma, ¿van a evitarla? Sephiroth le dice a Cloud «siete segundos para el final», que parece una referencia directa a la muerte de Aeris donde, más o menos, Sephiroth tarda unos siete segundos en dar el golpe mortal. Viendo a la Square reciente, apostaría por ello pues parece ser el eje de la narrativa de evitar el destino.

Por otro lado, hay una opción de que todo lo relacionado con Sephiroth, Presagio, y evitar el destino, sea una manipulación del primero porque, bueno, pues porque perdió, y estaría tratando de manipular a los personajes para que de alguna forma evitasen este destino. Es, posiblemente, la mejor salida que podemos teorizar ahora sobre el futuro del remake ya que es la que al menos seguiría dejando un poco en el aire si al final los humanos sobrevivieron a Sagrado o no, si bien sigue convirtiendo en irrelevantes a nuestros personajes al estar destinados a ello.

Hay quien verá en esta idea de los Ecos del Destino y demás algún tipo de metacomentario relacionado con los puristas y los que querían el juego tal cual era el original pero con mejores gráficos y puede ser, puede que algo haya, pero, ¿merece la pena empeorar el legado de uno de tus juegos más queridos por la idea de querer reírte de gente que ama uno de tus juegos? Quizá si querías hacer algo de forma libre, siendo el creador, podrías haberlo hecho, sin más. Volviendo a Rebuild of Evangelion, por ahora no se ha establecido ningún tipo de conexión con la saga original, es una historia independiente que el creador ha hecho como le ha dado la gana. Ahí está el problema que genera Final Fantasy VII Remake y la diferencia entre ambas sagas.

Sobre la dependencia de Final Fantasy VII Remake en el juego original, como digo por ahora las visiones que nos envía Presagio son eventos futuros del juego, que quedan muy lejanos en el futuro con el ritmo de producción actual de Square Enix, por lo que están realizados teniendo eso en cuenta y entender cada imagen viene de conocer el juego de Playstation. Pero la cosa no termina ahí. Para el observador que ha jugado no sólo al original, sino a Crisis Core o a Advent Children, hay referencias más que suficientes para pensar en que también se han tenido en cuenta. Por ejemplo, la escena de Zack, pudiendo haber sido más simple y similar al flashback original, se recrea en el Soldado de primera clase recitando el mantra que le enseña Angeal en Crisis Core, o el hecho de que, y esto es importante, cada vez que Cloud recibe una visión, sufre un dolor en el brazo, en la misma postura exacta que el que sufría cuando tenía el Geoestigma en Advent Children, una enfermedad nacida del rechazo de la corriente vital por aquellos con células de Jenova. Esto último es importante porque me lleva a elaborar una teoría sobre cómo Sephiroth sabe todo lo que sabe, pero es algo donde no voy a entrar porque no estamos aquí para hablar del futuro, sino del pasado.

Cloud presenta el Geoestigma…

… y en el Remake es donde se agarra cuando le dan los ataques.

Durante todo el juego, cada flash, cada pequeña sutileza que pueda tener el juego, se hace contando con que el jugador ha jugado al original, y que está jugando éste porque ama aquel. No separa su existencia del juego de 1997, sino que sigue siendo dependiente de la misma forma que lo eran Advent Children o Dirge of Cerberus, y de nuevo con una consecuencia similar, y es disminuir su legado un poquito más. Y es por todo esto que, cuando se discute este final, no podemos decir «si no te gusta el remake, el original sigue existiendo para ti», porque no se trata de eso, sino de que la propia Square parece querer que deje de estarlo, y que parece que Nomura no puede dirigir un proyecto durante cierto tiempo sin terminar sumiéndolo en estropicios temporales y universos alternativos que ya ha demostrado que no sabe gestionar (hola, siete versiones alternativas de Xehanort en Kingdom Hearts Dream Drop Distance y Kingdom Hearts 3, si estáis leyendo esto, que os den).

Quizá, hablando en los mismos términos que Nomura, Nojima, y demás, si estuviésemos en una línea temporal donde los últimos juegos de Nomura no hubiesen sido un absoluto desastre de guion o de ciclo de desarrollo, si Square estuviese suficientemente en forma como para que sus últimos Final Fantasy principales no hubiesen sido polémicos de alguna forma u otra, en esa línea temporal, este final quizá podría tomármelo con un aire diferente, y esperar que en futuras entregas el juego diese un cierre satisfactorio a todo esto que no implicase todo lo que me transmite ahora mismo, que puede resumirse en falta de respeto a su propia obra, un ego desbordado ahora que los directores son productores y los guionistas y diseñadores de personajes, directores, y una necesidad de hacer que la gente deje de hablar de uno de los mejores Final Fantasy hasta la fecha porque así dejarán de comparar cada castaña que saques con las maravillas que sacabas antes. Quizá alguno de vosotros les de el beneficio de la duda, estáis en vuestro derecho, pero me he visto decepcionado tantas veces por esta gente en los últimos catorce años, que esto para mí es el último clavo en su ataúd y no pienso darles ese beneficio nunca más.

Mi mayor temor es que en futuras entregas de este «remake/secuela» veamos el mismo tipo de chaladura vagamente explicada como la que representa esta foto. Un villano, su versión joven, su versión que desecho su corazón, su versión que representa ese corazón desechado, y su versión donde utiliza su corazón para poseer a otro personaje y así ser joven de nuevo. Sí, en esto se convirtió Kingdom Hearts.

Responder a cualquier crítica a éste remake en relación a hablar con el original con alguna derivada de «el original sigue ahí», «Square no va a venir a destruir tus copias», o similares, es no entender nada de lo que representó el juego original para muchos y es entrar en un servilismo desmedido a una compañía que lo único que quiere de ti en última instancia es tu dinero. Durante cerca de quince años, desde que se presentase la demo técnica en Playstation 3 con la introducción de Final Fantasy VII rehecha para dicha consola, ha habido un clamor popular para un remake con esos gráficos para, así, poder vivir un juego queridísimo sin las limitaciones de la época. Square Enix se basó en ese clamor para anunciar Final Fantasy VII Remake, y es ese clamor lo que alimentó cada tráiler, cada imagen. Se basaba en que el original, con todo lo bueno que es, es hijo de su tiempo y puede ser duro para nuevas generaciones o para que la gente lo pueda revisitar en tecnología moderna (desde los fondos prerrenderizados que Square no ha arreglado en las remasterizaciones, hasta la traducción lamentable que tampoco ha arreglado). Y que este remake, que elimina por completo la posibilidad de que ese clamor popular se realice, sea una secuela velada, y que encima por puro desarrollo haga de menos los eventos del juego original, no se puede justificar con «hay que ser idiota por esperar el mismo juego, es un remake» (ningún remake se ha convertido hasta ahora en una secuela), «el original sigue existiendo» (el original se ve perjudicado por la mera existencia de esto, de forma similar a que los libros de Canción de Hielo y Fuego se han visto perjudicados por el rechazo mayoritario al final de la serie), y demás sandeces que, como digo, son puro servilismo a una marca y que dependen más de adorar un nombre por encima de un contenido. Deseo con todo mi corazón que el proyecto al final se cumpla sin más problemas y que el conjunto sea al menos un buen juego (aunque ese es otra lata que no quiero abrir porque fuera del combate a mí esto me genera las mismas dudas que me llevan generando los juegos de la saga desde que se lanzara la primera entrega de Lightning), pero tanto la experiencia reciente, como cierto grado de mala fe que percibo en como se ha gestado este Final Fantasy VII Remake, me llevan a pensar en todo lo contrario.