Insane-Code es un pequeño grupo de desarrollo integrado por gente con larga experiencia desde plataformas como Nintendo DS, PSP, Wii o 3DS, donde fue lanzado originalmente este 80’s Overdrive. La versión de 3DS fue lanzada a finales de 2017, mucho ha llovido desde entonces ¿conseguirá 80’s Overdrive mantener la frescura de entonces? Veámoslo.

80’s Overdrive nos propone un juego de conducción que trae reminiscencias de los clásicos, de cuando los juegos de coches que hacían uso de la técnica scaling copaban salones arcade y máquinas domésticas tanto en 8bits como en los posteriores 16bits. Dicha técnica había llegado a un punto dulce de desarrollo que permitía juegos tan divertidos como OutRun y todas sus versiones y variedades, Lotus Turbo Challenge, Lamborgini American Challenge y demás grandes títulos de los 80 y los 90, hasta la irrupción de títulos como Virtua Racing y los posteriores Daytona y Ridge Racer que vinieron a cambiar para siempre la forma en que se nos mostraban los juegos de carreras arcade… ¿Para siempre?

Gracias a los pequeños estudios independientes como Insane-Code los amantes de aquellos estilos de juego que ya habían quedado en el olvido podemos volver a hincarle el diente a nuevos desarrollos que homenajean sin pudor aquellos títulos. Este es el caso que nos ocupa. Y el homenaje no solo no se esconde ni se maquilla, sino que hace honor a su título y presume de ello en cada momento.

Nada más comenzar, debemos crear un perfil. Para ello debemos elegir un avatar de entre una amplia selección de imágenes cuyo parecido con grandes iconos de los 80 no es mera coincidencia. Así que elegimos a nuestro joven viajero del tiempo, lo nombramos M.J.Wolf, y nos disponemos a elegir un vehículo para ponernos en carretera.

Los coches, tampoco escatiman en referencias, pero el «Deloan» que casaría perfectamente con nuestro avatar es excesivamente caro para el presupuesto inicial, tendremos que dejarlo para más adelante y comprar un vehículo más modesto. Posteriormente, a medida que obtengamos más recursos, podremos ir ampliando nuestra colección de vehículos o, paralelamente, ir mejorando las características de los que ya poseemos, incluyendo la recomendada instalación de dos «nitros» para cada carrera y un radar para ayudarnos con la policía.

Porque sí, aquí hay policía, y es bastante insistente. Además de poco ortodoxa, pues ni cortos ni perezosos intentarán embestir nuestro vehículo desde atrás o situarse delante y frenar, cualquier cosa con tal de poder detener nuestro avance.

Pero no nos adelantemos. Tras escoger el avatar y el vehículo podemos ponernos a los mandos de dicho vehículo en dos modos muy diferentes. El segundo, TIME ATTACK, nos pone en una suerte de modo OutRun en la cual deberemos ir superando ciertos checkpoints antes de que el tiempo se acabe, para recargar dicho contador de tiempo y poder llegar al siguiente checkpoint, y así sucesivamente hasta poder superar del tirón la partida completa. Además, en cada sección tendremos que elegir entre dos caminos que nos llevarán por una zona diferente.

El primer modo, CAREER MODE, también nos recordará a títulos conocidos de consolas domésticas de la época. Aquí accederemos a un mapa en el cual tendremos a la vista todas las carreras posibles, pero no podremos acceder a todas desde el comienzo. A medida que vayamos compitiendo en distintos eventos, se irán desbloqueando los eventos cercanos. Si nos enfrentamos a uno, pero no quedamos primeros la estrella pasará de amarillo a azul para recordarnos que, aunque hayamos pasado por ahí, no hemos ganado la carrera.

Cada carrera tiene una cantidad que debemos pagar en concepto de inscripción, lo cual hará que repetirlas una y otra vez hasta ganar no sea una opción muy recomendable, y pensemos muy bien qué reto vamos a afrontar cada vez. Al seleccionar una de las estrellas amarillas que simboliza una de las carreras desbloqueadas, se nos darán los datos que necesitamos para sopesarlo. No solo la cantidad de inscripción, sino la longitud de la carrera, la densidad del tráfico o la presencia de policía, así como la dureza de nuestros rivales.

Nuestros rivales, por cierto, no están guiados por el tipo de IA, a menudo frecuente en este tipo de títulos, que hace siempre trazadas perfectas. A menudo cometen errores e impactan con los otros vehículos, situación que podremos aprovechar para adelantarlos. Tampoco son los típicos vehículos que siempre corren menos que nosotros y como no cuidemos la progresión de nuestro vehículo o invirtamos bien en la compra de uno mejor, llegará el punto en que, sin un fallo por su parte o el uso del turbo, no solo será imposible alcanzarlos, sino que además luego nos volverán a adelantar sin mucho problema.

La dificultad del juego, como ocurre en los juegos de este corte, penaliza cualquier error. Al obvio hecho de que nos adelanten varios coches si rozamos cualquier obstáculo o vehículo, sea rival o perteneciente al tráfico habitual, hay que añadir el hecho de que nuestro coche se irá dañando y habrá que reparar dichos daños, llegando el punto en que no podamos escoger ese mismo para seguir corriendo carreras y debamos, o pagar una reparación completa del vehículo, o bien escoger otro distinto para continuar. Por si esto fuera poco a medida que corremos gastaremos combustible y tendremos que vigilar el depósito y llenarlo, otro gasto más.

Técnicamente no es un juego exigente, de hecho, ya corría sin problemas en la generación anterior portátil de Nintendo, la 3DS. Pero visualmente es una delicia ver esa paleta saturada, esos vehículos que imitan los modelos de la década a la que hace referencia con meros sprites, y a los escasos planos de scroll que se mueven en el horizonte. Y, aunque al verlo en movimiento queda claro que no estamos ante uno de aquellos motores ya largamente superados, la sensación está muy lograda.

La banda sonora, extensa y que podremos elegir en una pantalla prácticamente calcada a la de selección del conocido y homenajeado juego de SEGA, termina por envolver el conjunto y acompaña a la perfección.

En conclusión, 80’s Overdrive es un juego que homenajea y hace referencias, desde el comienzo al final, sin pudor ninguno y sin esconder nada de lo que es, a aquellos títulos que durante dos décadas prácticamente hicieron las delicias del aficionado. Y lo hace bien, y es divertido que es lo más importante. El mayor pero que se le puede achacar, es que hoy día hay opciones mucho más profundas en el género, pero si has llegado aquí seguramente sabes lo que vas a encontrar y buscas este homenaje, este tipo de juego que bien podría haber salido en tu consola de 8 o 16bits, algo muy concreto, con lo que eso no supondrá un problema para ti.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Insane Code