Cualquier producto patrio tiene mi bendición, siempre les doy prioridad frente a otros. Cuando uno de ellos es bueno o simplemente supera mis expectativas me alegro de corazón. Aunque el título que hoy nos ocupa no sea ibérico sino mexicano, yo lo siento dentro, como si lo hubieran desarrollado junto a mi casa. Mulaka me ha llenado de gozo, han sido ocho horas de placer jugable. Los juegos de desarrolladores hispanoparlantes están en un momento notable, y Mulaka sirve como punta de lanza. Lienzo se ha coronado.

Estamos ante una aventura en tercera persona donde la acción es la protagonista, seguida de cerca por las plataformas. Nos ponemos en la piel de Mulaka, un Sukurúame — o chamán — Tarahumara destinado a salvar el mundo. Los Tarahumara son una tribu de México, con una historia de lo más interesante, estando el título ambientado en el principio de los tiempos. Para entrar en escena os recomiendo un mini-documental disponible en YouTube que os explica quienes son y de donde vienes los individuos de esta etnia. Me ha resultado enormemente interesante conocer las historias y evoluciones del que para mi era un pueblo desconocido.

Como he dicho, Mulaka tiene que salvar el mundo de las garras de Teregori, un demonio capaz de acabar con toda la vida en la tierra. Para llevar a cabo esta peligrosa tarea debe viajar por varios niveles, todos inspirados en lugares reales de la zona donde los Tarahumara han habitado. A lo largo del viaje nuestro héroe contará con la ayuda de semi-dioses, que le guiarán a través de las tierras para conseguir el poder suficiente como para derrotar a Teregori. El desenlace de la historia ha sido lo que me ha terminado de convencer de que estaba ante un gran juego.

La mecánica principal del juego es sencilla; en cada nivel hay una puerta que necesita de tres piedras mágicas para ser atravesada. Para conseguirlas deberemos hacer diversas cosas, que van desde combatir a resolver puzles, pasando por plataformas que se van complicando según avanzan los niveles. Empezando con lo principal, los combates. Quedé gratamente sorprendido, no solo por la variedad de movimientos de los que disponemos, sino por la cantidad de enemigos a la que nos enfrentamos. Disponemos de ataques medios y fuertes; algunos de los enemigos son inmunes al primero, o incluso necesitan de una estrategia para ser derrotados, por lo que tenemos que ser cuidadosos. Además de esto, Mulaka puede arrojar la lanza para tirar al suelo a enemigos aéreos. La mayoría de combates se dan en «arenas», pero también hay enemigos repartidos por los niveles. El título también dispone de jefes finales al más puro estilo The Legend of Zelda, siendo algunos de ellos puzles andantes ya que deberemos encontrar su punto débil con las habilidades que hemos ido adquiriendo.

Los puzles son otro de los aspectos principales, aunque hay pocos y no muy distintos entre sí, sirven como elemento diferenciador en la jugabilidad. Una mayor variedad en los mismos hubiera hecho maravillas, pero está claro que no es un objetivo principal del título. Las plataformas, por otra parte, sí que tienen una importancia considerable. De hecho hay un mapa en el que avanzar de una plataforma a otra es prácticamente lo único que se hace. Estos dos apartados, si bien no son todo lo excelentes que pudieran ser, sí que ofrecen una diversidad más que bienvenida.

Los combates y la exploración de los niveles se ven potenciados por uno de los aspectos secundarios mas importantes, el uso de la magia. Cada uno de los espíritus nos ofrecen transformaciones distintas, hasta un máximo de cuatro. No quiero explicar todas ellas porque sería reventar alguna sorpresa, hablaré solo de la primera. La transformación es un a criatura alada que nos permite llegar más lejos. Este y las demás transformaciones nos permiten explorar cada vez lugares más recónditos de los niveles, y lo que al principio parecía imposible al final del juego no lo es. Además tenemos cuatro tipo de pociones distintas, que van desde dar fuerza al personaje a las típicas granadas. Como veis el personaje tiene muchas herramientas a su disposición.

Mulaka puede ser mejorado en un puesto disponible en una de los primeros mapas. Podemos aumentar daño y alcance de la lanza que usa o mejorar la velocidad a la que se repone nuestra barra de magia, entre otras muchas cosas. Para conseguir estas mejoras deberemos recopilar «almas» que conseguiremos matando enemigos y en jarrones repartidos a lo largo de los niveles. Las mejoras merecen la pena y fortalecen la exploración.

Pero todo esto no tendría sentido sin unos buenos niveles que explorar y Mulaka ofrece algo proporcionado. Niveles que no podremos ver enteros la primera vez que los exploremos, pues tendremos que ir desbloqueando todas las transformaciones para llegar a verlo al completo. No muy grandes, pero sí% lo suficiente. Hay coleccionables, un buen número de ellos, repartidos por cada nivel, que en términos jugables no aportan nada, pero el mero hecho de llegar hasta ellos suele ser todo un reto.

A pesar de todo lo bueno, no quiero dejar de destacar un par de cosas realmente mejorables; en los controles básicos el botón de ataque tiene la misma función que coger cosas del suelo. Muchas veces me he encontrado cogiendo hierbas del suelo y quedarme sin golpear al enemigo. Otro problema es que la detección de impactos es un poco complicada de asimilar, al tener un estilo visual tan propio y poco exacto. Esto es complicado de explicar, pero al jugar se entiende. De todas formas, aunque al comienzo os sorprenda es fácil acostumbrarse, y con la variedad que ofrece el combate esto pasa a ser completamente secundario.

Aunque la única mención que he hecho al apartado gráfico no sea buena, no os confundáis. Mulaka es un juego hermoso, que hace uso del estilo visual llamado low-poly de una forma exquisita. Obviamente, este estilo se aleja de los detalles, pero a cambio tenemos un juego muy limpio, con unos colores brillantes y un diseño de personajes propio y diferenciado. Los escenarios, sobre todo zonas exteriores, sufren un poco y requerirían más trabajo, pero no es nada de lo que preocuparse. A su vez, los tiempos de carga son ínfimos, algo que siempre se agradece.  La música, por su parte, es magistral, con temas tribales muy inspirados por los Tarahumara.

No creo que tenga que decir mucho más, Mulaka me ha sorprendido y no poco. Aunque no he tenido el placer de jugar al anterior título de Lienzo, sí que os puedo decir que este merece muchísimo la pena. Habiendo completado ya el juego, solo me queda imaginar cómo podría llegar a ser una nueva propuesta por parte del mismo estudio, pero disponiendo de un presupuesto mayor. Mientras espero, es muy probable que en unos años vuelva a jugar a Mulaka. Lo merece.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Lienzo