Ruffy and the Riverside es uno de esos juegos que los jugadores más pequeños recordarán con nostalgia en sus años venideros: ¿Os acordáis de aquel juego del oso donde había que recuperar letras? Tenía carreras, puzles, plataformas… lo tenía todo, pensarían, mientras un recuerdo melancólico invade su cerebro. Ruffy no es un juego perfecto, pero lo tiene todo para que sea el favorito de más de uno.
Ruffy and the Riverside es una mezcla de géneros, donde los puzles y las plataformas se hacen uno. Sin embargo, aunque esos dos géneros están presentes en casi todo momento, sirven a un bien mayor; el recolectatlón. Para los no familiarizados con este género, es aquel en donde nuestro objetivo final es recolectar un gran número de elementos. Por ejemplo, en Ruffy and the Riverside el objetivo principal es encontrar letras de un cartel al más puro estilo Hollywood, pero tendremos que salvar a animales de todo tipo.
Ruffy and the Riverside tiene una historia, y sinceramente a veces estorba más de lo que ofrece. No me malinterpretéis, la historia no es nada del otro mundo, pero el juego tiene demasiados diálogos para su propio bien. No ayuda tampoco que todos los diálogos sean del mismo color y que no esté doblado a ningún idioma. Entiendo que el juego quiera dar pistas y ayudar al jugador -sobre todo en un juego fundamentalmente orientado a los más pequeños-, pero hay veces que se repite demasiado. En lo referente a la historia, es lo de siempre, el mundo se va a acabar y debemos de recoger ciertas cosas para evitar que ocurra.
Ruffy and the Riverside tiene una ciudad y una zona que sirve de hub para poder acceder a otras zonas. Antes de empezar en serio, tendremos que adecuarnos al estilo de juego, porque aparte de los saltos, Ruffy tiene una habilidad muy especial: puede absorber y utilizar los materiales que tiene alrededor. Esta habilidad será fundamental para la mayoría de puzles. Por ejemplo, podremos convertir el agua en hielo para poder pasar una zona, dormir a un enemigo que antes estaba despierto, o cambiar lo que dan en la tele copiando uno a otro. Suena un poco raro, y lo es. Me ha costado hacerme a ello, pero una vez entiendes, la cosa es intuitiva.
Muchos puzles usarán esta habilidad para pintar patrones, que requieren exploración y maña para interpretar algunas pinturas. Aunque podemos pagar para que nos digan la localización de la solución, lo recomendable es explorar, ya que así veremos más cosas y la jugabilidad será más funcional y natural. De todas formas, se agradece la opción de hacerlo todo más rápido. Para aquellos que no tengan paciencia y quieran enfrascarse en las plataformas del juego, esta opción de pagar es una delicia.
Las monedas para pagar las encontramos explorando y eso es algo que haremos constantemente en Ruffy and the Riverside. La parte recolectatlón está en cada una de las esquinas, y Ruffy tendrá que hacer horas extra para llegar a todos lados. Nuestro personaje tiene un salto y puede planear un poco antes de caer. Con estos movimientos y con la ayuda de la habilidad antes nombrado podremos llegar a todo tipo de lugares. El movimiento de Ruffy es natural, pero algunas de las físicas a veces me han traído problemas. Es más una sensación que una realidad, porque es difícil de definir. De todas formas, hacerse a ello es relativamente sencillo.
Además de estas dos mecánicas, Ruffy and the Riverside tiene ciertos minijuegos secundarios. Algunos se presentan de forma obligatoria en la historia, y luego podemos profundizar. Uno de los minijuegos, hacer trucos sobre un fardo de heno, me resultó muy difícil y supongo que lo parchearán. Era necesaria suerte: que tus oponentes no lo hagan muy bien y que el jugador no cometiera muchos errores. Otro minijuego trata sobre hacer carreras, por ejemplo, y todos ellos ofrecen variedad.
Visualmente, Ruffy and the Riverside es una pasada. Tiene dos estilos; por un lado, escenarios en tres dimensiones con un estilo colorido y poco detallado; por otro, personajes en dos dimensiones, con animaciones realmente elaboradas y mucho detalle en el dibujo. Es uno de esos juegos que en movimiento gana mucho; quizás para alguna gente lo movido de sus animaciones le molesta, pero para mi es un gran añadido. Además, el juego ofrece un sistema de pintado completamente opcional que nos permite cambiar el color de la mayoría de lugares del juego. Es una herramienta poco intuitiva, pero que como es opcional, se le perdona. Se pueden realizar auténticas virguerías con él, y es todo un añadido para aquellos jugadores a los que les gusten las artes.
Aunque visualmente me encanta, su interfaz es mejorable y cosas como lo que he mencionado antes de las letras no ayuda. Creo que necesita de ciertas mejoras, y las explicaciones que dan para algunos elementos no son del todo claras. La música y el sonido tampoco son nada del otro mundo, pero cumplen con lo que ofrece el juego. Algunos de los temas son muy animados y están bien para tararearlos.
En resumen, Ruffy and the Riverside es un juego muy divertido, con montones de actividades, muchos puzles, plataformas y minijuegos. Perfecto para los fans de los plataformas, pero todavía más ideal para aquellos que quieran jugar con los más pequeños. No es un juego fácil, ni mucho menos, pero algunas de las mecánicas propuestas tienen una base muy clara: la imaginación. Pintar es algo que hacen los niños y en este juego podremos pintar en tres dimensiones. El juego tiene algunos baches, pero son los menos y estoy seguro de que algunas cosas se parchearon rápidamente.