Este análisis ha sido realizado en PC mediante una copia cedida por PLAION
La nostalgia es un arma poderosa, y, a menudo, las pequeñas compañías compiten por ese hueco en nuestro corazón y nuestra memoria que ha sido, tal vez, descuidado por las grandes compañías. Esto no es necesariamente negativo, pues cada uno juega con las cartas que tiene, y siempre que esté bien ejecutado, aquí estaremos para recibirlo con los brazos abiertos. ¿Lo ha conseguido Akimbot?
Evil Raptor, desarrolladora independiente afincada en Francia, cuenta actualmente con ocho integrantes, aunque en los créditos de Akimbot figuran tan solo siete de ellos. Y, si os parece un equipo pequeño, tened en cuenta que el título anterior de la desarrolladora, Pumpkin Jack, fue desarrollado cuando Evil Raptor lo componía una sola persona.
Akimbot nos pone a los mandos de Exe justo tras una accidentada huida, más improvisada que realmente planeada, por Shipset, el que pasará a ser nuestro obligado compañero inseparable. Desde casi el comienzo debemos decir que Akimbot nos recuerda no solo a los videojuegos mencionados, sino también a la típica película de “buddies”, de compañeros mal avenidos que acaban siendo inseparables, tan típicas de los 80 y los 90, y hay que decir que la química está muy bien desarrollada a lo largo de los diálogos que se sucederán, no solo en las cinemáticas, sino mientras estemos controlando al personaje.
Una vez metidos en harina, podremos comprobar cómo, inevitablemente, prácticamente todo nos recuerda a los títulos de 128 bits que los propios autores anuncian como referencias como la franquicia Rachet & Clank. Podremos realizar combos de ataque cuerpo a cuerpo, aunque hay que avisar de que los enemigos no se verán afectados y por tanto atontados o interrumpidos por nuestros golpes y seguirán con su rutina fuese cual fuese así que será necesario moverse constantemente y esquivar sus envites. Podremos, por supuesto, lanzarnos hacia adelante o realizar un doble salto, así como combinar ambos movimientos para alcanzar lugares aparentemente inaccesibles y, si aún así el lugar está demasiado alejado, no tardaremos en conseguir un gancho que nos hará superar distancias amplias. Podremos, también, utilizar armas a distancia, divididas en dos categorías distintas.
Por un lado, tendremos acceso a armas que se nos irán otorgando y a las cuales podremos acceder pulsando las direcciones de la cruceta. Estas serán armas, digamos, más clásicas. Por el otro, llegados a cierto punto nos encontraremos una tienda, regentada por tres drones pícaros, donde podremos comprar otras cuatro armas algo menos comunes, las cuales, además, podremos mejorar con el uso de la moneda del juego, que recogeremos en forma de esferas de energía que podremos conseguir rompiendo ciertas cajas que encontraremos desperdigadas por el mapeado. En este caso, solo podremos equipar una de esas armas a la vez.
En cuanto al primer tipo de armas, la munición será infinita, y tan solo debemos vigilar el sobrecalentamiento de la misma. En el segundo caso la energía del arma se agotará y deberemos recargarla acabando con enemigos que nos darán energía de recarga, dotando al juego de cierto componente estratégico a la hora de planificar los encuentros y decidir cuando utilizar un arma u otra y, sobre todo, cual es el momento en que merece la pena gastar la energía de nuestras armas especiales.
Y es que los enemigos no serán meros comparsas y, desde el primer momento, el enemigo más básico va a tirar a acertar y, si se juntan un par y no tenemos cuidado va a ser bastante normal que nos impacten. Por fortuna el control es muy preciso y nos permite movernos sin parar a la vez que atacamos y, si todo falla, habrá robots botiquín que nos darán vida repartidos por los escenarios.
Aparte de la acción pura y dura, Akimbot nos presenta bastante plataformeo en un juego que se presenta de forma básicamente lineal. Es cierto que incluye cierto componente de exploración, pero no abraza la moda de los mundos abiertos, relegando dicha exploración a la búsqueda de los coleccionables llamados “Archivos perdidos” que nos ayudarán a enriquecer el lore del juego. Lo malo, es que cuando el mapa te muestra un camino u otro, no sabes cual es el que lleva a un coleccionable y cual nos llevará al siguiente punto en la aventura haciendo que pierdas la opción, en ese momento, de conseguir dicho coleccionable. Lo bueno es que el juego permite, de forma bastante detallada, rejugar no solo misiones, sino aparecer exactamente en el punto de guardado que desees.
Pero los chicos de Evil Raptor no se conforman con eso, y echan toda la carne en el asador de la variedad proponiéndonos distintos tipos de misiones que se intercalan con las de acción y plataformas. No será raro pilotar una nave espacial en una fase al más puro estilo Star Fox, así como pilotar un vehículo en una escapada contra reloj, o empuñar un cañón antiaéreo ayudando a evitar una invasión. Asimismo nos encontraremos algunos puzles, bastante sencillos hay que decir, y la habilidad de hackeo de nuestro protagonista, que se realizará superando no un minijuego sino varios tipos distintos que aparecerán de forma aleatoria. Puede incluso, que el hackeo sea parte integrante de la superación de un jefe final.
Desde el punto de vista técnico, Evil Raptor ha tenido a bien incluir opciones para gráficas de NVIDIA como DLSS, frame generator e incluso NVIDIA Reflex para la mejora de la precisión en el control eliminando el input lag si gozamos de un equipo compatible, pero por contra han omitido el uso de cualquier versión de FSR de AMD, lo cual es una lástima para todos aquellos que vayan a disfrutar del juego en alguna GPU algo más modesta o una APU poco potente. Aunque hay que decir que el juego está bastante bien optimizado y, si bien jugar al máximo consume más equipo del que sería esperable para un juego de este aspecto, tan solo con bajar algunas opciones, es perfectamente disfrutable incluso en la Steam Deck con 40 frames por segundo estables e incluso rozando los 60 por momentos y, aún así, siendo agradable a la vista.
La música acompaña y, sin brillar, la verdad es que está bastante bien escogida para los escenarios presentados y no chirría en ningún momento. Donde el apartado sonoro brilla es en el excelente doblaje que le acompaña, sobre todo para el dúo protagonista, eso sí, en perfecto inglés. Por fortuna para los que no dominen dicho idioma, está totalmente traducido en sus textos.
En conclusión, Akimbot es un juego que sorprende por estar desarrollado por un equipo tan pequeño. Sabiendo las limitaciones que ello conlleva, hay que reconocer que, a pesar de sus limitaciones, rezuma cariño, presenta un control muy preciso, y además variedad de situaciones para no aburrirnos. Desde 33bits no podemos más que estar atentos a las próximas obras de su desarrolladora.