Desde que pudimos ver el primer tráiler en 2018, Atomic Heart ha sido un título que no ha pasado desapercibido. Sabemos que ha tenido un desarrollo un poco ajetreado con varios retrasos en la fecha de lanzamiento, y que el origen ruso del estudio de desarrollo, Mundfish -aunque actualmente con sede en Chipre- les ha granjeado algunos intentos de boicot sin motivo alguno en internet y redes sociales -por la invasión rusa en Ucrania-. A pesar de todo esto y de las suspicacias que levantaban todas las promesas del estudio, Atomic Heart se encuentra por fin entre nosotros y y los más escépticos se van a llevar una grata sorpresa.

Llevamos meses oyendo y leyendo que Atomic Heart es «el Bioshock ruso», y no vamos a tardar más para aclarar esta afirmación, ya que en parte es así. Nada más comenzar el juego y podamos observar los entornos donde nos desenvolvemos en la suerte de prólogo y tutorial que se nos presenta, lo primero que se nos vendrá a la cabeza es Rapture y Columbia. Mundfish ha sabido captar la esencia de las ciudades distópicas de Kevin Levine y ha impregnado su obra con ella, aunque la estructura en Atomic Heart sea otra y realmente no nos centremos en una ciudad.

La historia nos traslada al año 1955 en una Unión Soviética distópica donde el uso de robots y autómatas para desarrollo de trabajos y otros servicios esta totalmente implementado y ha convertido al propio estado soviético en la primera potencia mundial al respecto. Pero estos avances no podrían haberse dado sin la investigación y uso de los polímeros -unas sustancias que pueden otorgar ciertas características o habilidades a quien los usa -como los plásmidos de Bioshock– y que además tienen otras aplicaciones, como los neuropolímeros con los que se intenta conectar a todo el mundo en una especie de red neural o conciencia colectiva y les permitirá acceder a toda la información al instante y controlar a los robots con la mente.

La aventura comienza poco antes de que Kollektiv 2.0 se ponga en funcionamiento -la red neural que hemos nombrado antes-. Encarnaremos al camarada Mayor Serguéi Alexéyevich Niecháev, o también conocido como agente P-3, un agente altamente especializado al servicio del Ministro de Industria, el profesor Dmitri Serguéyevich Séchenov, uno de los más brillantes científicos de la Unión Soviética y responsable de los avances en la creación y uso de polímeros y la creación de la red Kollektiv. Nuestro personaje siente devoción por Séchenov debido a que salvó su vida dos años atrás -y no recuerda nada anterior- y cumplirá cualquier misión por él.

Mientras se festeja el lanzamiento inminente de Kollektiv 2.0, recibimos el encargo de visitar el complejo Vavilov, y detener a Petrov, un antiguo ingeniero y programador caído en desgracia que aparentemente planea sabotear el lanzamiento de la red neural. A partir de aquí todo se tuerce, Petrov va mucho más lejos del simple sabotaje y hackea Kollektiv para añadir a los humanos como elementos hostiles en los parámetros de los robots, pasando todos estos a modo de combate y desatando auténticas matanzas y caos por doquier. Así pues tendremos que introducirnos en el complejo y encontrar a Petrov mientras luchamos por nuestra vida contra docenas de robots que no dudarán en acabar con nosotros en cuanto nos detecten.

Obviamente esto solo es el comienzo y la historia irá mucho más lejos, creciendo en interés -aunque también se vuelve más previsible- y nos dará entre 25 y 30 horas de juego, algunas más si vamos a por el 100%. Interactuaremos con otros personajes, como por ejemplo con Charles, nuestro guante que nos permite el uso de polímeros y que tiene conciencia propia, Nora, la máquina dispensadora y creadora de armas, municiones, consumibles y habilidades que sufre de ninfomanía, la doctora Filátova, brillante neurocirujana y pareja de Petrov, o Yaya Zina, una anciana que nos brindará soporte y esconde una preparación militar superior a la nuestra.

Entrando al juego es donde empezamos a diferenciar Atomic Heart de Bioshock, pues aunque ambos son juegos de acción en primera persona con una rica narrativa, Atomic Heart se define también como RPG de mundo abierto, y en este caso nos recuerda bastante a los últimos Far Cry. Pero vamos por partes. Aunque a la zona exterior de mundo abierto tardaremos un poco en llegar, el juego se puede dividir en este mundo exterior, y una serie de complejos que tendremos que visitar por requerimientos argumentales -también hay algunos opcionales para conseguir más recursos o diagramas-. Nos espera una aventura de elevada dificultad, y aunque al comenzar se nos de a elegir entre tres modos de dificultad, hasta el modo más fácil es un reto. Los enemigos son esponjas de balas, les gusta atacar en grupos y la munición escasea por lo que tendremos que prepararnos muy bien.

Para desarrollar a nuestro personaje deberemos recoger recursos de armarios, cajas, restos de enemigos y usar las máquinas dispensadoras de Nora donde podremos crear y mejorar armas, crear municiones y consumibles y adquirir habilidades y mejoras, además de conseguir nuevos polímeros. Estos dispensadores abundan, aunque los recursos y materiales no, la exploración tanto en instalaciones como en el exterior se hace necesaria si queremos mejorar a nuestro agente y esto se vuelve indispensable para avanzar, pues cada vez aparecen enemigos más fuertes y en mayor número, y los distintos jefes que encontraremos nos pondrán contra las cuerdas a la menor ocasión.

A la hora de pasar a la acción nos encontraremos con un shooter donde la acción transcurre en primera persona y dispondremos de un arsenal de armas de fuego, armas de energía, y armas cuerpo a cuerpo. Nuestro arsenal es lo suficientemente variado como para encontrar las arma o armas que más nos convengan para cada situación, pero salvo las armas iniciales, las demás deberemos crearlas con recursos y encontrando sus diagramas -otro motivo por lo que la exploración tiene una importancia capital-. Las armas las crearemos o mejoraremos en los terminales de Nora y al mejorarlas podremos añadirle la opción de poder usar unas capsulas en ellas que le otorguen al arma daño elemental.

Además de las armas, tendremos a Charles, nuestro guante, que es el dispositivo que nos permite utilizar polímeros con distintas habilidades, además de telequinesis para agarrar objetos y el ZAP, un rayo eléctrico que nos servirá de arma -especialmente después de mejorarlo-, pero también en distintos y originales puzles que nos iremos encontrando continuamente en nuestra aventura. También podremos conseguir otros polímeros como la helada, la telequinesis en masa, el chorro polimérico o el escudo polimérico que nos ayudará a afrontar cada situación de varias formas diferentes, sobre todo durante el combate, donde la combinación de nuestros poliméricos y nuestro arsenal nos puede ofrecer ingeniosas formas de acabar con los enemigos.

En el apartado audiovisual es donde Atomic Heart se quita el sombrero. Gráficamente es potente y resultón, el Unreal Engine 4 enseña músculo desde los primeros compases de la aventura y veremos mucho efecto de postprocesado. Donde el juego nos gana es en el apartado artístico, haciendo de los entornos y la ambientación el punto fuerte del título. Las mismas sensaciones que tuvimos cuando descubrimos Rapture o Columbia volveremos a sentir durante el prólogo de Atomic Heart. Y aunque luego en los exteriores esta sensación se diluya, seguiremos viendo elementos arquitectónicos y de ciencia ficción que nos permitirá seguir encantados con su diseño.

La banda sonora corre a cargo de Mick Gordon, músico y compositor conocido en la industria del videojuego y que ha trabajado en juegos como Killer Instinct (2013) o varios juegos de ID Software como las dos entregas modernas de Doom, Prey, o varias entregas de Wolfenstein. Para la ocasión, además de recoger temas en ruso y recuperar algunos temas y melodías de temas clásicos, nos acompañará la mayor parte del tiempo fanfarrias propagandísticas que encajan perfectamente en la ambientación y para los momentos álgidos de acción disfrutaremos de melodías más cañeras.

Aunque Atomic Heart parece haber conseguido muchas metas de las que se proponía, es justo decir que no esta diseñado todo lo bien que nos gustaría. La historia es lineal, siempre se nos indica el siguiente paso y donde ir -lo cual es de agradecer porque el mapa es confuso-, y cuando salgamos al exterior nos damos cuenta de lo desaprovechado que esta este mundo abierto. No hay misiones secundarias como tal y poco más que hacer que explorar las distintas viviendas, edificaciones e instalaciones que nos encontremos en busca de materiales o diagramas. Incluso esto último será una tarea poco apetecible debido a la concentración innecesaria de enemigos en los puntos de interés, logrando que más de una vez prefiramos pasar de largo que entrar en un combate que va a vaciar nuestras reservas de munición y botiquines.

También nos daremos cuenta de una continua repetición de assets -por ejemplo los cadáveres, que con tres o cuatro variantes los veremos siempre con la misma cara y postura-, y de algunos pequeños bugs como puertas que no se abren o quedarnos enganchados en alguna esquina o superficie que nos obligarán a reiniciar el último punto de control -y que esperamos que se vayan puliendo en posteriores actualizaciones-. El rendimiento es bueno, con alguna caída de frames en momentos puntuales de más acción pero nada que comprometa la jugabilidad del título.

Atomic Heart es un juego que te entra por los ojos, y las primeras horas, y sobre todo en  las instalaciones nos hará pensar que estas ante algo grande, muy grande, aunque cuando empecemos a movernos libremente por el exterior y a avanzar en la historia, nos daremos cuenta de que no estamos ante un triple A y empezaremos a verle las costuras. Hay que entender que Atomic Heart es una producción media -con un apartado técnico súper vitaminado y un apartado artístico sublime- y no juzgarlo por lo que nos hubiera gustado que fuera si estuviera firmado por Rockstar Games o Ubisoft Montreal. A pesar de todo, el título de Mundfish hace muchísimas cosas bien y lo más importante, divierte, por lo que no podemos más que recomendarlo sin ninguna duda.

 


Este análisis ha sido realizado en PlayStation 5 mediante una copia cedida por PLAION