En un panorama donde los juegos de plataformas en 3D parecen tener cada vez menos espacio, BAKERU emerge como una carta de amor a los clásicos del género, particularmente a la icónica franquicia Goemon de Konami que tanto nos hizo disfrutar, sobre todo sus entregas de Nintendo 64. Sin embargo, lejos de ser un simple homenaje, BAKERU busca establecer su propia identidad mezclando folclore japonés, plataformas, un combate bien desarrollado pero dinámico y un diseño artístico cautivador. El resultado es un juego que recuerda a Mystical Ninja Starring Goemon de Nintendo 64, pero con una frescura que merece su propio reconocimiento.

BAKERU se lanzó originalmente en 2024 en formato digital para Nintendo Switch y PC, pero recientemente ha llegado en versión física gracias a Reef Entertainment, permitiendo a los coleccionistas hacerse con una edición en caja. Si hay algo que resalta a primera vista en BAKERU es su similitud conceptual  y jugable con la serie Goemon. Esto no es casualidad, ya que el estudio desarrollador, Good-Feel, cuenta entre sus filas con Etsunobu Ebisu, un nombre clave tras los juegos de Goemon en Konami. Esta influencia es palpable en cada rincón del juego: desde su humor hasta los entornos presentados y la mezcla de cultura japonesa con mucha fantasía.

En lugar de controlar a un ninja extravagante como Goemon, aquí tomamos el rol de BAKERU, un tanuki travieso que tiene la capacidad de transformarse en humano. Esta premisa, aunque distinta, comparte el mismo espíritu de aventura y caos cultural que hizo famosa a la saga de Konami. El humor también está presente, con personajes peculiares, situaciones absurdas y enemigos que parecen sacados de una caricatura japonesa. Sin embargo, Good-Feel no se limita a imitar a Goemon, BAKERU tiene una identidad propia que se refleja en su enfoque jugable y narrativo, evitando ser un simple sucesor espiritual y ofreciendo ideas frescas a lo largo de la aventura.

La trama nos sitúa en un Japón tradicional donde un festival misterioso ha lavado el cerebro de los habitantes, sumiéndolos en una euforia incontrolable. El culpable de este caos es el Oráculo Saitaro, una figura enigmática que desea mantener a la población atrapada en una celebración sin fin para beneficiarse a sí mismo. BAKERU, armado con el arma de su clan, un tambor wadaiko y con la ayuda de su pequeña compañera Sun, se convierte en la única esperanza para liberar a las 47 prefecturas del país y restaurar el orden en ellas. Lo interesante de BAKERU es cómo utiliza este contexto narrativo para enriquecer la jugabilidad. Cada prefectura representa una región de Japón, con escenarios inspirados en paisajes, mitología y estética tradicional del país. Esto convierte el viaje de BAKERU en una carta de amor a la cultura japonesa, aunque desde el punto de vista de un cuento de hadas.

A nivel jugable, BAKERU toma como base las plataformas en 3D tradicionales, con un enfoque en la exploración, el combate y el ritmo. BAKERU cuenta con un tambor que no solo utiliza para atacar, sino también para ejecutar combos especiales al ritmo de la música tradicional japonesa. El combate es sorprendentemente profundo, con diferentes combos, transformaciones y habilidades que se desbloquean conforme avanzamos. Las transformaciones, inspiradas en héroes del folclore japonés como Kintaro y Momotaro, ofrecen ventajas específicas en combate o exploración y las iremos consiguiendo conforme obtengamos las licencias de uso de la mano de varios personajes secundarios. Por ejemplo, la forma de Kintaro permite romper obstáculos pesados, mientras que Momotaro puede invocar criaturas para ayudar en batalla.

Esta mezcla de combate y ritmo genera situaciones interesantes donde sincronizar nuestros ataques con la música puede potenciar daños o desbloquear habilidades especiales. Aunque la premisa es sencilla, dominar estos sistemas resulta desafiante y por supuesto muy satisfactorio. Además, el juego introduce secuencias de combate en mechas, fases sobre vehículos y eventos especiales que rompen con la rutina del plataformeo tradicional, aportando variedad y ritmo a la experiencia. Esto recuerda nuevamente a Goemon, donde las fases de robots gigantes o minijuegos también eran parte del encanto de los títulos de Konami.

Cada una de las 47 prefecturas sirve como un nivel temático, con estética única, enemigos específicos y mecánicas y puzles propios. El diseño de niveles es lineal, pero se incentiva la exploración mediante secretos ocultos, coleccionables y caminos alternativos. Hay una constante sensación de sorpresa al descubrir nuevas formas de resolver los puzles que encontremos, vencer enemigos o desbloquear rutas. En total, la aventura principal dura alrededor de diez horas, aunque se puede extender considerablemente si buscamos completar todos los secretos y los coleccionables. La progresión se basa en obtener licencias especiales, las cuales permiten acceder a nuevas habilidades, formas y regiones del mapa. Esto nos motivará a explorar cada rincón de cada escenario para maximizar el potencial de BAKERU.

A nivel visual, BAKERU llama mucho la atención con un apartado artístico simpático y muy colorido, repleto de referencias culturales y diseños inspirados en mitología japonesa. Cada prefectura tiene una estética visual completamente diferente, lo que mantiene la sensación de variedad, acentuada por los cambios de jugabilidad con los mechas o los minijuegos. En cuanto a sonido, la banda sonora es uno de los puntos más fuertes del juego. Utilizando instrumentos tradicionales japoneses como taikos, flautas shakuhachi y kotos, el audio no solo ambienta cada nivel, sino que se integra directamente con la jugabilidad a través de los combates rítmicos. Golpear enemigos al ritmo de la música multiplica el daño, lo que genera una sincronía entre sonido y acción muy satisfactoria.

BAKERU no solo es un tributo a Goemon, sino también un juego con identidad propia. La combinación de plataformas, combate y ritmo crea una experiencia sólida y muy fresca a pesar de todas las referencias mostradas, tanto a la cultura japonesa tradicional como al título de Konami. Good-Feel ha logrado lo que pocos estudios consiguen, revitalizar el espíritu de un clásico sin caer en imitaciones. BAKERU es un juego imprescindible para los nostálgicos de Goemon, pero también una propuesta recomendable para nuevos jugadores en busca de juegos de plataformas 3D y acción como ya casi no se hacen.