Biomutant, el controvertido juego de acción y rol de mundo abierto desarrollado por el estudio Experiment 101 y publicado por THQ Nordic, y que vio la luz en mayo de 2021, hace ahora su aparición en la exitosa consola híbrida de Nintendo, la Nintendo Switch, y lo hace con una versión más que competente. Hay que recordar que en su día este título tuvo un lanzamiento muy irregular ya que aunque a primera vista pudiera parecer que nos encontrábamos ante una gran producción -y quizá la editora tuviera algo de culpa-, en realidad se trataba del desarrollo de un modesto estudio compuesto por tan solo veinte personas con quizá demasiada ambición.
Aunque el estudio sueco Experiment 101 este compuesto por ex miembros de Avalanche Studios -franquicia Just Cause o Mad Max-, y tuvieran detrás una editora de la talla de THQ Nordic, hubiera sido recomendable abstraerse de estos hechos, y por qué no decirlo, del halo y la sensación y expectativas que rodearon al título, como si de un AAA se tratase, y haber tenido claro desde el principio que nos encontrábamos ante un título indie. Con aspecto y ambición propias de títulos con mayor presupuesto y equipo, pero indie a fin de cuentas. Si esto hubiera estado claro desde el principio Biomutant hubiera recibido críticas menos voraces, posiblemente.
Centrándonos en el juego y en caso de no conocer ninguna versión de otro sistema, comenzaremos creando nuestro avatar y hemos de decir que la variedad de opciones es bastante generosa. El editor nos permite seleccionar de forma más o menos minuciosa qué características queremos primar y estas tendrán una consecuencia visual lógica en tiempo real. Según si optamos por decantarnos por un personaje más fuerte, inteligente o veloz, veremos como el cuerpo, piernas o cabeza de nuestro personaje varía en consecuencia. También tendremos que elegir las estadísticas iniciales de nuestro personaje, que luego irán aumentando durante el juego con la subida de niveles.
Cada nivel que subamos podremos aumentar en 10 alguna de las cualidades básicas que aumentarán a su vez las que dependan de ella. Y aparte, podremos ganar puntos para desbloquear o invertir en distintos movimientos de lucha, tanto a distancia como cuerpo a cuerpo, poderes psíquicos, habilidades biológicas especiales o resistencia a fuego, hielo, radiación o agentes biológicos tóxicos. Si no tenemos bastante con la variedad que ya nos ofrece todo lo comentado, tendremos un completo editor de armas y equipo que hará las delicias de cualquier aficionado al género, dándonos gran libertad para mejorar o crear de cero. Como decíamos, hay aspectos en los que se nota el bagaje y la ambición del equipo.
La historia nos sitúa en un futuro distópico con un claro mensaje ecologista -y ciertas reminiscencias a la franquicia Fallout– en el que la contaminación excesiva nos ha llevado a un escenario cuasi postapocalíptico en el cual los residuos biológicos han fomentado las mutaciones en las criaturas vivas del planeta, potenciando la inteligencia y habilidades de multitud de especies. Del mundo anterior apenas quedan vestigios, la naturaleza se ha vuelto a abrir paso y, en el centro de todo, existe un «árbol de la vida» que mantiene el equilibrio y cuya existencia peligra. En nuestra mano está vencer a los «devoramundos» que pretenden acabar con sus raíces y unir o acabar con los clanes.
El juego nos presenta directamente como un ronin avezado al que intentarán reclutar y, tras las conexiones con nuestro pasado para comprender nuestro presente, deberemos ir tomando decisiones que, además, nos darán puntos de luz u oscuridad, que a su vez nos otorgarán puntos de psique que podremos invertir en poderes psíquicos de uno u otro tipo. Eso sí, las decisiones no serán grandes retos morales, y siempre quedará meridianamente claro cuál es cada camino, y el tipo de puntos que nos va a otorgar. Además, en muchos de esos momentos aparecerán un pequeño ángel y demonio defendiendo cada uno su postura. No encontraremos aquí decisiones morales que nos pongan entre la espada o la pared o nos dejen en duda de la idoneidad del camino que estamos tomando.
Si bien la propuesta es similar a la de cualquier otro juego de rol y acción de mundo abierto de vieja escuela, los problemas comienzan con la narrativa que demuestra como una buena idea puede convertirse en uno de los elementos que menos gustaron. En lugar de hablar con cada personaje, el juego avanza con un narrador. Esto, que al principio parece original y da un toque de fábula al conjunto, pronto se convierte en cargante y convierte los diálogos en algo ridículos y monótonos. Los personajes no jugadores se limitan a balbucear y posteriormente el narrador nos dice qué nos están contando el personaje. Por fortuna se nos permite personalizar el uso de los balbuceos de los NPCs y del uso del narrador. Desde aumentar o disminuir su frecuencia, hasta directamente y de forma independiente, eliminarlos en los diálogos.
En cuanto al desarrollo jugable, el juego nos irá indicando una serie de objetivos principales y secundarios que podremos consultar y marcar, y entonces se nos indicará donde tendrá lugar el siguiente paso de dicha misión. Podremos decidir acabar con los «devoramundos» o dejar que destruyan el árbol de la vida, podremos unirnos a un clan e ir recuperando zonas para dicho clan, que se irán mostrando del color respectivo en el mapa, o podremos traicionarlos y unirnos al enemigo posteriormente. Podremos teletransportarnos de forma inmediata a ciertos puntos una vez hayamos alcanzado unos puntos concretos que quedan marcados. Y para movernos por el mundo, podremos ir corriendo como animales que somos, ahorrándonos la necesidad de buscar o utilizar algún medio como vehículos o caballos.
Los combates al comienzo son divertidos y satisfactorios aunque probablemente acabaremos la aventura usando el par de combinaciones que nos resulten más cómodas y descartando todas las demás, en eso el juego no nos empuja a jugar de forma más variada, lo que hubiera sido más interesante, sin embargo si le damos una oportunidad al sistema de combos y a las habilidades psiónicas descubriremos un sistema de combate bastante desarrollado aunque infrautilizado. La IA enemiga no es la panacea y la sensación de impacto es mejorable, pero en el nivel alto de dificultad presenta el suficiente reto para que el juego nos pueda durar entre quince y veinte horas para completar la misión principal -algunas más si nos dedicamos a realizar misiones y tareas secundarias-.
Y entrando a valorar finalmente la versión que acaba de ser lanzada, como os podéis imaginar, el título de Experiment 101 ha tenido que recibir los consabidos sacrificios técnicos en resolución, calidad de los efectos y rendimiento, aunque esto es algo ya sabido y asumido en cada versión de un juego desarrollado e ideado inicialmente para un sistema superior. Afortunadamente en esta ocasión los recortes no han comprometido la fluidez ni el rendimiento y se ha mantenido una calidad visual notable que hacen que estemos ante una versión más que recomendable para los usuarios de Nintendo Switch que quieran acercarse a Biomutant. Aunque llegue un poco tarde y sin hacer mucho ruido, si comprendemos sus limitaciones y perdonamos algunos de sus defectos estaremos ante un juego interesante para el catálogo de la consola de Nintendo.