Durante el periodo de las consolas de 32 bits -o en este caso 64-fueron muchos los juegazos que llegaron, pero había uno bastante especial proveniente de la gran N que pocas veces se había visto algo igual. Hablamos de Paper Mario, un juego que siguiendo un poco la estela del gran Super Mario RPG, devolvía al fontanero a los juegos de rol con una estética un tanto peculiar basada en personajes de papel.

Born of Bread, desarrollado por el estudio WildArts Studio tras tres años de trabajo, pretende devolverle la vida a dicha saga y lo hace con un juego que homenajea perfectamente y con las mismas sensaciones al juego del año 2000.

En Born of Bread, veremos como un cocinero de la corte decide cocinar una receta especial para la cena de esa noche y de ahí nace Pan, un personaje literalmente nacido del pan -de ahí el nombre del juego-. Paralelamente a este hecho, un grupo de arqueólogos abre un antiguo sarcófago del que escapa un demonio ancestral que decide ir en busca de las gemas mágicas para dominar el mundo. A través de una serie de sucesos, Pan se ve envuelto en la misión de recuperar dichas gemas y evitar una catástrofe mayor.

Como ya hemos dicho, partiendo del homenaje a Paper Mario, encontramos un juego con una jugabilidad muy similar a la aventura del fontanero. Nuestro personaje, que es un sprite en 2D, se moverán en entornos tridimensionales al tiempo que exploran las diferentes zonas y avanza en la trama. Después de un breve y sencillo tutorial que nos deja ver las mecánicas principales, comenzará nuestra aventura.

A lo largo de los cinco actos que tendremos disponibles para jugar, se alternarán las ciudades y poblados con los escenarios de exploración. En estas poblaciones y ciudades principales podremos parar a descansar y comprar en las tiendas, a la vez que será posible hablar con sus habitantes, los cuales nos encargarán misiones secundarias que completar, las cuales muchas veces nos obligarán recorrer y explorar a fondo todas las zonas.

Una vez fuera de la ciudad de principales -lo que vendría a ser el overworld-, encontraremos zonas de tamaño mediano e interconectadas en los que encontraremos secretos, misiones, plataformeo y por supuesto enemigos. No estaremos solos en esta aventura y es que contaremos con diferentes compañeros que se unirán a nosotros a lo largo del juego y tendrán sus propias habilidades que será posible utilizar para seguir avanzando o llegar a lugares a los que antes no podíamos acceder.

La verdad es que el manejo y todo lo referente a las mejoras QoL son una delicia, el juego se siente fluido y orgánico en todo momento, tanto en su jugabilidad como en las transiciones entre zonas y menús. Está todo pensando para que el juego no se haga pesado en ninguna de sus facetas y haya inmediatez en todo momento, algo ya de por sí muy de agradecer en el género RPG.

Como ya habíamos adelantado anteriormente, estamos ante un RPG y como tal habrá combates por turnos. En las diferentes zonas encontraremos enemigos, los cuales podremos ver físicamente y no nos aparecerán de manera aleatoria como en otros juegos de rol. Si un enemigo hace contacto visual con nosotros se lanzará a atacarnos y tendremos un pequeño lapso de tiempo para reaccionar y golpearle antes de que que empieza el combate, lo cual nos otorgará un turno extra nada más empezar la lucha. A su vez, si es el enemigo el que consigue atacarnos primero, será él quien reciba el turno extra.

Los combates por turnos, una vez más, toman como base a Paper Mario y nos ofrece un sistema atípico pero a la vez amigable. Cada vez que tengamos que hacer una acción -ya sea atacar, especial, defender, etc…- lo haremos mediante un sistema de QTEs que determinará los puntos de daño que le hacemos al rival. De la misma forma, cuando le toque atacar al enemigo, tendremos que pulsar el botón a tiempo a modo de parry para así minimizar el daño sufrido o incluso cancelarlo. Lo cierto es que se trata de un sistema atrayente que funciona bien y evita la monotonía de utilizar simples comandos de órdenes, haciéndonos participar de forma activa en las luchas.

La verdad es que Born of Bread tiene bastante encanto por sí mismo, sin embargo su principal defecto es que no se permite el lujo de brillar con luz propia. Se encuentra tan encorsetado bajo con la premisa de ser un clon de Paper Mario que no se atreve a tener un estilo propio de que le haga diferenciarse del juego de Nintendo, quedando simplemente como un «remade», lo cual me ha parecido bastante negativo ya que tiene mucho potencial desperdiciado y se podría haber hecho algo más original.

En cuanto al apartado gráfico poco se puede decir, las capturas hablan por sí solas, la mezcla entre personajes 2D y los escenarios tridimensionales llenos de color y detalle forman una combinación maravillosa que lo hacen todo un regalo para la vista. Mención especial merece el cuidado que se le ha puesto al sistema de cámaras, pensado para que elija los ángulos adecuados a nuestro paso y no nos estorbe en ningún momento.

En cuanto al sonido, no tendremos doblaje  de ningún tipo, las voces de los personajes se limitan a simples efectos de sonidos pero aun así contamos con textos en castellano con una traducción bastante trabajada. En cuanto a la banda sonora, encontramos temas pegadizos y animados que casan muy bien con la temática del juego y los escenarios. Uno de los mejores apartados del título.

Sin duda podemos decir que Born of Bread es una de esas pequeñas joyas que merece la pena jugar. No solo se trata de un gran homenaje a la saga Paper Mario que tanto disfrutamos en su momento, también resulta un RPG muy entretenido y de carácter más liviano que sirve de entrada no solo a los que no se atreven a enfrentarse a juegos de rol más densos y complejos, sino también a los más pequeños de la casa. Desde 33bits recomendamos totalmente su compra, el cual además sale bastante económico para todo el contenido ofrecido y su calidad.