Quien se haya acercado aunque sea de forma muy mínima a Bye Sweet Carole, sabrá o esperará al menos, que este vaya a ser uno de los juegos con la mejor dirección artística que dará este 2025. Palabras muy poderosas para empezar su análisis, cuando tenemos no solo otro año repleto de maravillas, sino que la creatividad, la pasión y el esfuerzo no dejan de dar justamente todo tipo de propuestas artísticas y emocionales. Pero me mantengo firme en esta colina sobre esa afirmación. Quizás lo realmente bueno de este juego es que es justamente eso, un juego, un buen juego. No una aventura de corte más simple cuando tenemos que manejarnos a través de ella. Sino algo que también es divertido de jugar y nos tendrá unas buenas horas resolviendo situaciones y completando puzles. 

Dicho lo cual…

De nuevo, apelando a quienes hayan visto cualquier material, como el trailer de arriba, no es gratuito ver el nombre de su director y gran responsable en cualquier representación visual del título del juego. Chris Darril no será un nombre que a mucha gente le suene. Aquí ha parado hace tiempo con el primer Remothered. Aquí crea un estudio ante su nueva gran obra, Little Sewing Machine, y necesitado también de una productora con medios potentes de apoyo y publicación, Maximum Entertainment. Está claro que la apuesta es bastante grande, contando además con ediciones físicas -en PlayStation 5 y Nintendo Switch- por parte de Meridiem Games. Está claro que Bye Sweet Carole tiene que llamar la atención como mucho más que una curiosidad indie o AA, el trabajo audiovisual es de primer orden. 

Nos trasladamos a un escenario digno de una historia de Charles Dickens, aunque la acción se sitúe a comienzos del siglo XX. En la Inglaterra de esos tiempos, con los movimientos sociales de fondo, la frialdad y hasta crueldad de un orfanato lo es menos gracias a la amistad de dos muchachas. Carole Simmons y Lana Benton consiguen salir adelante gracias a la fuerte amistad entre ambas. Pero un día, Carole desaparece sin dejar rastro. El tiempo pasa, y Lana intenta llenar el vacío de su ausencia buscando cualquier cosa que le indique qué ha sido de ella. Y aparece una carta misteriosa que el viento arrastra, nos obliga a ir tras ella, y entraremos en un mundo de fantasía superpuesto al frío mundo real de cabrón, alquitrán y piedra.

Apelaría a los largomatrajes de Disney, aunque el tono más siniestro y oscuro, así como el tenebrismo y los momentos incómodos me hacen pensar en la competencia de Dreamworks. Sin duda podemos sacar todo tipo de parecidos y guiños para Bye Sweet Carole, quizás empezando por ese clásico de la literatura y la animación que es La Colina de Watership o el cine simpático pero con sus momentos de nudo en la garganta de Don Bluth. Y añadiría algunas referencias más si no cayéramos ya en algunos spoilers de la historia general. Pero sí dejo caer la película española de imagen real El Laberinto del Fauno, el clásico del mexicano Guillermo del Toro. La superposición de mundos, un edificio tenebroso lleno de personas hostiles, el toque social, que la protagonista sea una princesa…

Cuando nos toca jugar manejando a Lana, tenemos un juego en 2D, una aventura a priori clásica de exploración, interacción, conversación y uso de objetos. Aparecen mecánicas como acciones contextuales, QTE, o un sencillo plataformeo. Pero la complejidad irá creciendo a medida que avanzamos en los capítulos de esta bella y tétrica historia. Entonces la exploración de los escenarios se hará más interesante y compleja; las plataformas ofrecerán más riqueza, sin plantarnos tampoco en un Mario 2D; los puzles ganarán más desafío sin tampoco ser Day of the Tentacle. Y… bueno… aparecen también los momentos de sigilo y persecuciones de esos monstruos que pueblan el orfanato de Bunny Hall.

Escapando de nuestros enemigos, escondiéndonos, manteniendo la respiración… podemos pensar en los Clock Tower 2D. Aunque incluso, en una suerte de Alien: Isolation, por loca que resulte la comparativa. Porque durante muchos momentos tendremos que realizar la exploración y los puzles mientras un enemigo invencible nos hostiga incansablemente. También, con sus reglas para evitarlo, escapar y provocarlo. La verdad es que no siempre será cómodo jugar así, pero al menos no morimos cuando somos alcanzados, y es mucho más fácil escapar de los monstruos que de los psicópatas con tijeras o el xenomorfo.

Porque otro punto jugable de Bye Sweet Carole es que tenemos una barra de vida que sufre ante caídas, peligros o enemigos. Pero se recarga poco a poco estando tranquilos, o tocando buzones, que también salvarán nuestra partida.

Pero sin duda el gran distintivo jugable son los cambios de forma y personaje. Lana puede convertirse en un conejito, más rápido y ágil, aunque con menos acciones que en su forma humana. Y más adelante, alternar el control con otro personaje, el carismático y desbordante Baesie. Cuando manejamos su cabeza tendrá propiedades especiales, como quemarse, electrificarse o aplastarse, para resolver puzles. En su forma corpórea es alto y fuerte, añadiendo algunos mecánicas más de juego, que aquí ya es preferible conocer por uno mismo. No desvelemos todo en este análisis.

Bye Sweet Carole ofrece una aventura sólida durante los diez capítulos que presenta. Como había dicho es su valor, el ofrecer un juego solvente y con chicha, mientras las maravillas artísticas y narrativas se entremezclan brillantemente con ese gameplay. El problema… es que no todo está afinado y resuelto como de verdad se merecería. Las secciones de sigilo y persecución se pueden hacer pesadas, aunque nada que rompa la magia. Hay mecánicas y momentos menos pulidos de lo deseable, de nuevo tampoco graves. Los bugs, si podrían serlo, porque a mi me han obligado a apagar la consola. Pero este es un apartado en el que tampoco cabe cebarse, son cosas que se resolverán… esperamos… deseamos. En el último capítulo tuve un error muy irritante en la gestión del inventario que… Bueno, que ojalá todo ello se quede en estas líneas.

Sin duda es una pena que Bye Sweet Carole no esté tan afinado al mando como su fastuosísima presentación audiovisual. Pero igualmente hay un juego bien trazado durante sus 6-10 horas, una aventura muy conseguida y a tener en cuenta. 

Añado, los textos en español -doblaje en inglés e italiano- son bastante atinados, en un mundo donde cada vez los subtítulos parecen hacerse a la batalla.

Pero no pienso cerrar esta entrada sin comentar la enorme emoción y hasta lágrimas que me ha causado su potentísima, bella y muy emotiva conclusión. Si mis sentimientos sin control estuvieran escribiendo esto, aquí estaría la máxima puntuación que otorgamos en 33bits. Simplemente mesurando con más frialdad, tratando de objetivizar… bla bla bla… Que si Bye Sweet Carole conecta con vosotr@s os llegará bien hondo. Y aunque no lo haga como a este viejoven cada vez más cercano a los cincuenta años, igualmente habrá una excelente aventura donde su increíble dirección y ejecución artística es mucho más que un aditamento, sino un potenciador de momentos y emociones.