Series S/X y PS5 están entre nosotros, poco a poco irán llegando más títulos al portal como sucesores de las salientes One y PS4. El primer Call of Duty que reseñamos aquí es un título intergeneracional con un elevado número de sistemas entre las nuevas máquinas y las antiguas y sus revisiones, amén del incombustible PC. Y elevado es también el número de manos implicadas en su desarrollo. Treyarch, Raven Software, Activision Shanghai, High Moon Studios, Beenox, Demonware y Sledgehammer. Mucho nombre para el regreso de la saga a las operaciones encubiertas en el marco que el primer Black Ops marcó hace diez años nada menos.
Esta vez, el conflicto viene del bloque soviético comunista, comienzos de los años 80, y se impregna en la nueva campaña -muy agradecido regreso tras su ausencia en Black Ops IIII– y los modos y facetas del multijugador. La guerra fría se pone al rojo vivo, el sistema de vida occidental está amenazado, debemos luchar por la democracia, la tarta de manzana y bla bla bla… incluso cuando la amenaza viene de los no muertos.
Campaña de un jugador
Lo primero, me declaro un fan de las campañas single de los Call of Duty. Acción y espectáculo, scripts a cholón, múltiples situaciones y diferentes personajes, escenarios y puntos de vista… Desde la segunda guerra mundial, pasando por la guerra tecnológica en un futuro cercano, y terminamos en el puñetero espacio exterior. Siempre he sabido lo que dan y lo que no dan estas campañas y no he pedido ni más ni menos.
Aquí tenemos lo que yo creo debiera haber sido la sucesión natural del primer Black Ops de Treyarch, continuamos con las conspiraciones, con las operaciones clandestinas y la guerra encubierta. Estamos en 1981 y el Presidente de los Estados Unidos, el otrora actor Ronald Reagan nos confía el futuro del estilo de vida americano. Poca gente conocerá nuestra labor, pero seremos vitales para la nación.
Un super-espía ruso llamado Perseus prepara una operación que significará un gran caos. ¿En que consiste? ¿Como la ejecutará? Esto tenemos que ir averiguándolo dentro de una historia global y personal del nuevo protagonista sin voz. Lo primero, editamos su perfil, empezando con su sexo, datos sobre su pasado, y un par de cualidades de su personalidad que se traducen en capacidades durante la campaña, como tener más salud, hacer más daño, o aguantar mejor la postura cuando sufrimos daños.
El desarrollo también tiene avances. Tomamos decisiones, hablamos con distintos personajes y elegimos diálogos. Durante el juego, estas decisiones pueden modificar situaciones y pequeños sucesos, aumentando la inmersión en la historia. También, tenemos sigilo con la necesidad de ocultar cuerpos o forzar cerraduras, además de una labor de investigación en los escenarios de cara a la trama global y los diferentes finales de la misma.
Y tenemos un punto central, nuestro refugio de la CIA donde hablamos con los demás miembros del equipo, elegimos las misiones, e incluso podemos hacer algo de investigación por ahí y aprovechar algún extra que hayamos encontrado durante el juego. Pero el punto central es el tablón de misiones donde Perseus es el objetivo central.
Hay dos misiones secundarias opcionales que se completan consiguiendo pistas en otras misiones. Los coleccionables de toda la vida de los que muchas veces solemos pasar, aquí tiene más significado al modificar algunos detalles del argumento y esa resolución final centrada en dos finales con sus variables en función de nuestras decisiones y hallazgos.
Por supuesto, seguimos teniendo acción a saco, vibrante cuando toca, más pausada cuando nos ponen un rifle de precisión en las manos y una misión de infiltración, junto a todos esos momentos burros con vehículos y explosiones a go-go. Las partes de sigilo y aventura me han funcionado muy bien en la fórmula clásica de la saga, cuando justamente iba reticente por esto, y sobre todo, el tener que romper el ritmo buscando esas pistas en cada misión. Pues el juego permite volver a las misiones para completar o cambiar cosas que hayamos hecho antes.
Esto se favorece con la baja duración de la campaña, unas 5-6 horas, o alguna más según la dificultad y nuestras ansias completistas. De los finales del juego, hay que recordar que ya tenemos por ahí a Black Ops II, con lo que el canon es el canon. Ah, y vuelven Alex Mason y Frank Woods, precisamente de los dos primeros juegos de esta franquicia, incluso con el jefe de operaciones Jason Hudson, que también era controlable en el primer título. Hasta nos daremos un garbeo por Vietnam otra vez y todo.
Tal vez la duración se perciba escasa, pero aquí revisitar misiones y probar otras cosas viene acompañado de cambios y modificaciones en la historia y desarrollo, con cierta misión de jugar al ‘Quien es Quien’. También hay un extra muy majo que nos recuerda que Activision lleva muchos años en el mundo de los videojuegos, y al doblaje español le pongo también la queja de la cutrez de usar un mismo actor para doblar a varios personajes, aunque sean secundarios de muy pocas líneas de diálogo. Eso sí, tenemos nada menos que a José Coronado al otro lado de la línea telefónica haciendo de un misterioso personaje…
Modos Multijugador
La campaña single sirve para enfocar miradas de muchos jugadores y publicaciones, pero lo que hace que millones de usuarios sigan a esta saga año tras año es el juego multijugador. Ya vimos como hace dos años Black Ops IIII salió sin campaña y como todo se sostuvo de manera excelente. Aquí tenemos un rico apartado multiplayer enfocado en tres modalidades distintas, con toque argumental y hasta algunas cinemáticas en este arco ochentero de OTAN VS Pacto de Varsovia.
El multijugador como tal consta de ocho modos principales con versiones extremas en algunos. Variados, muy dinámicos y que intentan favorecer la movilidad frente a hacer la tortuga en una esquina. La saga ha ido evolucionando en fluidez, mapas y modos de juego para que haya movimiento, incluso cuando jugamos solos contra los demás. El esquema tan rompedor en el primer Modern Warfare de mejorar a nuestro jugador acumulando puntos y experiencia, sigue bien presente como enorme aliciente para seguir, seguir y seguir.
Por supuesto, en los trece años que separan estos dos juegos ha habido una enorme evolución, con diferentes clases, personalizaciones, armas que también mejoran y a las que añadimos accesorios, los perks… Además, tenemos Operadores, personajes únicos con sus propias cualidades, que se desbloquean cumpliendo requisitos.
A la hora de jugar, tenemos modos más directos como las usuales batallas por equipos o el todos contra todos, y otros más estratégicos como Dominio o Control, basados en el manejo de zonas del mapa. Escolta VIP es muy curioso, protegiendo a un jugador que será el jefazo hacia el punto de extracción, así como podemos ir a por el otro jefazo enemigo, consiguiendo la victoria al extraer al nuestro o eliminar al del rival.
Como novedad está el modo Bomba Sucia, donde diez equipos de cuatro miembros deben conseguir uranio primero y llevarlo a zonas concretas para preparar un artefacto. Una idea muy interesante, con mapas de buena extensión en los que los vehículos son necesarios en muchos casos.
Tenemos diversos parámetros para modificar y personalizar las partidas a nuestro gusto, y hasta podemos usar bots y todo. Por ahora, los escenarios son nueve. Y como en juegos anteriores, se irá añadiendo contenido adicional con el tiempo. La oferta inicial se antoja suficiente y variada.
Warzone es el battle royale de la saga, que en este título tiene un apartado propio para lanzarlo desde ahí. Y la idea es integrar el multijugador de Cold War con aspectos de Warzone, compartiendo personalizaciones, objetos, clases y armas desbloqueadas, a las que se añadirán más opciones en el futuro. Debemos descargar previamente el juego, no está incluido ni en el disco físico ni en la edición digital. Me ha hecho gracia que cuando he usado la opción de descargarlo, el juego me ha mandado a la sección del remake de Modern Warfare del año pasado para comprarlo en la Store de Playstation.
El tercer pilar multijugador es el Modo Zombis, un apartado que ya se ha hecho mítico desde su debut en World at War en 2008. Aquí tenemos una nueva historia frente a lo que se iba siguiendo anteriormente. Y es que los Ivanes la han liado, han tocado lo que no tenían que tocar y ahora vamos nosotros primero a investigar, y luego a resolverlo, o al menos, a sobrevivir al infierno.
Tenemos dos variables, oleadas infinitas o solo veinte de ellas. Pues acumulamos puntos masacrando todo tipo de… cosas, que cuando juegas con el más allá no solo te traes a los tipos de Dead Snow II, otras cositas atraviesan también el velo. Construir barricadas y estructuras defensivas, comprar y desbloquear más armas, trincar botín… Y si es posible, salir por patas de allí aún dejando las cosas a medias, que cada diez rondas podemos evacuar con lo que hayamos pillado. La experiencia y clase se guarda y comparte entre modos multijugador, pero podemos perder cosillas valiosas muriendo antes de tiempo.
Pero es que también vuelve Dead Ops Arcade. Un doble stick shooter cenital, así tal cual. En el primer y tercer Black Ops era un extra desbloqueable, y aquí le tenemos otra vez con nosotros ya como modo de juego propio. Nos adentramos en el terreno de la Madre Gorila de lomo plateado. De verdad, no me preguntéis más… Y las partidas son hasta cuatro jugadores, superando zonas, matando a saco y desbloqueando algunos mejoras permanentes para los personajes, aunque solo serían para este modo de juego. Me ha parecido una gozada y es mucho más que un mero mini-juego curiosete.
Vale, entrando ya en los aspectos técnicos, aplicaría en cierta medida lo que he comentado en la campaña. Creo que esta saga lo que hace lo hace muy bien. Quiero decir, siempre hay FPS con un mayor músculo técnico, pero el sentido del espectáculo y la estética visual del conjunto, sumado a su decisión de mantener 60 frames por segundo en consolas, dan apartados visuales solventes y llenos de fuerza.
En PC y nuevas consolas está presente el tan cacareado Raytracing, aunque en PC ya se incluyó en el remake del Modern Warfare, así como los ansiados 4K en Series X y PS5. Series S llega a los 1440p. Pero en las consolas básicas, esa seña de los 60 frames se pierde en ciertos momentos, hay falta de estabilidad en el framerate en momentos. Lo que me flipa es que a veces he visto bajones en zonas como el refugio de la campaña principal, donde no pasa nada, pero se mantiene bastante bien en zonas más abiertas con mucha acción. Problemas de optimización más que de falta de potencia.
Pues grosso modo, esto tenemos en la edición anual de Call of Duty. Como he comentado, y todo buen fan sabe, la cosa crecerá en contenido y añadidos durante el año, por ejemplo, más escenarios, que parece que los nueve incluidos en esta edición de lanzamiento se antojan escasos para algunos habituales de la saga. No preocuparse, que Activision siempre está encima y no nos dejará desamparados, id ahorrando dinerillo, ya sabéis como funciona esto.
Este análisis se ha realizado con una copia cedida por Activision