Volvemos con uno de esos juegos que llaman la atención tanto por su estética como por su jugabilidad. Clash: Artifacts of Chaos es la nueva obra de la desarrolladora chilena ACE Team, responsables de sagas como Zeno Clash, Rock of Ages o el reciente The Eternal Cylinder, los cuales vuelven con una nueva aventura ambientada en el universo de Zeno Clash.

Haciendo un poco de retrospectiva, Zeno Clash fue uno de los primeros juegos que se desarrollaron utilizando el motor Source de Valve tras su liberación por parte de estos en 2009. Este juego nos ofrecía una aventura en primera persona con una ambientación tribal en el que el combate tenía una fuerte presencia. Pasaron 4 años hasta que pudimos ver su segunda parte, Zeno Clash 2, una secuela que continuaba en la misma línea que su antecesor. Ahora en 2023 es cuando el estudio vuelve al universo que crearon con un spin off ambientado dentro del mismo mundo pero con cambios en su base jugable.

Sobre el argumento de Clash: Artifacts of Chaos, nos encontramos en una especie de mundo alternativo inspirado en una era cenozoica de fantasía. Controlaremos a Pseudo, un guerrero mercenario que se gana la vida dando caza a maleantes buscados que un día ve como un anciano es assesinado para secuestrar al pequeño ser que lo acompaña, el cual parece tener un don especial. Haciéndose cargo de la criatura, Pseudo se embarca en un viaje para devolverlo a su hogar mientras se enfrenta a numerosos enemigos que intentarán acabar con ellos.

A diferencia de Zeno Clash, esta nueva entrega se desarrolla en tercera persona y con una estructura algo más lineal, lo cual no quita que tenga sus toques de exploración. Podremos recorrer el mundo del juego con una novedad que pocas veces he visto en juegos de este tipo: desde las opciones podremos elegir si queremos que el juego sea de mundo abierto -sin transiciones ni pantalla de carga- o que se divida por zonas -con lo que al llegar al límite de cada zona tendremos que esperar a que cargue mediante una transición-. Dependiendo del rendimiento de nuestro PC nos conviene seleccionar una u otra.

Como suele ser habitual en la saga, el apartado del combate se lleva prácticamente todo el protagonismo. Pseudo contará con un botón de ataque débil, otro de ataque fuerte, salto y esquiva con los que podremos realizar diferentes combinaciones de golpes dependiendo de la dirección en la que pulsemos el joystick. Uno de los elementos más característicos y llamativos es la personalización de ataques: A lo largo del mapeado encontraremos espantapájaros que nos permitirán aprender nuevos ataques que luego podremos configurar a nuestro gusto. De esta forma encontramos un sistema de combate modular con el que crear nuestro propio estilo de lucha personalizado.

Sin embargo, hay otra mecánica determinante para los combates: el ritual. El universo del juego se rige bajo un extraño código de honor y antes de cada combate contra seres racionales -obviamente no podemos hacerlo contra bestias salvajes- será posible realizar un minijuego que aplicará ciertos modificadores a la batalla. Este ritual consiste en un minijuego de dados en el que tenemos que conseguir mayor puntuación que el rival. Esto hará que por ejemplo que el rival reciba daños si deja de moverse o poder invocar al contrario en una futura lucha, aunque por supuesto si perdemos en el minijuego seremos nosotros quienes suframos las consecuencias. Esto, si bien es interesante y le aporta un toque de variedad, también es cierto que corta un poco el ritmo del juego, aunque por suerte se trata de una mecánica opcional.

A través de un sistema de experiencia y puntos de habilidad, podremos mejorar a nuestro protagonista y reforzar sus habilidades repartiendo los puntos entre los apartados de salud, Constitución, etcétera… Además podremos aumentar el daño de cada ataque personalizado, para lo cual necesitaremos una especie de muñecos de barro que encontraremos en el escenario para conseguir que cada ataque suba de nivel por separado.

Como mencionamos anteriormente, la exploración juega un papel fundamental ya que nos permitirá obtener objetos y recursos de crafteo. Esto nos permitirá desarrollar pociones en nuestro campamento que van desde pociones de salud hasta pociones de daño elemental. También nos servirá para crear equipamiento y armas con las el que mejorar el ataque y la defensa de nuestro protagonista, así como el de nuestro compañero.

Al caer la noche, nuestro personaje sufre una transformación abandonando su forma carnal para obtener un cuerpo hecho de madera. Esto hace que tengamos más dureza y nos servirá para acceder a lugares del mapeado que antes no podíamos, como por ejemplo atravesar zonas de pinchos. También nos transformaremos en madera en caso de que muramos en combate, teniendo que ir al lugar en el que morimos para recuperar nuestro cuerpo habitual al más puro estilo souls. De todas formas, En cualquier momento podemos alternar entre el cuerpo de madera y el cuerpo de carne de manera voluntaria y esto se hace durmiendo en nuestro campamento.

En cuanto a lo visual, el juego entra por los ojos desde el primer momento gracias a su colorido y el diseño grotesco de sus personajes que le da cierto encanto, con un rendimiento bastante bueno gracias a la tecnología FSR. En el sonido es donde vemos que la cosa falla, no por la banda sonora, que es bastante buena y de alto nivel, sino porque no hay concordancia entre el audio y lo que vemos en pantalla, haciendo que estemos recorriendo un camino de transición mientras de fondo suena una canción más propia de una lucha contra un jefe final, por poner un ejemplo de lo que podemos esperar. En cuanto al idioma, encontramos voces en inglés con textos en castellano, lo cual siempre es de agradecer.

En resumen, Clash: Artifacts of Chaos es una de esas pequeñas rarezas que hacen recobrar la fe en los videojuegos. Da gusto volver a jugar a títulos que se salgan de la norma y del mainstream para ofrecernos obras más personales y con identidad propia que tanto hacen falta. Tanto si eres fan de Zeno Clash como si no, se trata de un juego que merece la pena jugar y que rebosa calidad por todos sus poros.

 


Este análisis ha sido realizado en PC mediante una copia cedida por Nacon España