Si la semana pasada analizábamos Etherborn, un juego de puzles que desafiaba las leyes de la física y la gravedad, ahora le toca el turno a una premisa similar como la que nos ofrece DARQ, el primer juego del estudio Unfold Games en el que nos trasladaremos al mundo de los sueños.

En DARQ manejaremos al joven Lloyd, un chico que debe adentrarse en su propio subconsciente y enfrentarse a una serie de sueños lúcidos, pero no esperéis que sea fácil ya que estos sueños están plagados de pesadillas y desafíos que habrá que superar para llegar a despertar del todo. Toda esta trama no nos lo explican en ningún momento, recurriendo a metáforas visuales y a la propia interpretación del jugador para comprender lo que vemos en pantalla. De hecho es tan firme la idea de Unfold Games de no explicar el argumento que comenzaremos el juego metidos de lleno en la acción sin ningún tipo de introducción ni cinemática.

Partiendo de esa premisa, nos dedicaremos a recorrer una serie de niveles con un desplazamiento 2D. ¿2D del de toda la vida? pues no, porque en este juego las paredes y el techo serán nuestro suelo. Nuestro extraño protagonista tendrá la habilidad de poder caminar por cualquier superficie y cambiar la dirección de la gravedad para atravesar puertas y paredes. Aunque en un principio nos dedicaremos a caminar por lugares ya preestablecidos para ir acostumbrándonos a la jugabilidad, no tardaremos en encontrar interruptores y palancas capaces de cambiar la disposición de las salas e incluso jugar con la profundidad, complicando aún más las cosas.

Sin embargo, es cierto que quizás se echa en falta un poco más de «mala leche» en el diseño de escenarios. Los niveles nos harán pensar y tener presente un mapa mental de donde estamos ubicados si queremos ganar, pero termina por no resultar un gran reto a la altura de exprimirnos los sesos, quedando todo en una dificultad muy ligera que no nos dará problema salvo algún momento puntual. Por lo tanto, todo acaba resultando en una idea que podría haber dado mucho más de sí pero finalmente queda bastante desaprovechada.

El esquema jugable parece beber en cierta medida del género de las aventuras gráficas. En cada nivel iremos encontrando una serie de objetos que se almacenarán en nuestro inventario y tendremos que darles uso en el lugar y momento correctos para seguir avanzando, por lo que habrá bastante backtracking y una exploración exhaustiva de los niveles. No estaremos solos, pues los monstruos de nuestras pesadillas estarán ahí al acecho esperando la mejor oportunidad para acabar con nosotros, por lo que el sigilo y los escondites serán elementos clave en nuestra victoria.

Volviendo al diseño de niveles, hay que decir que son toda una gozada tanto para la vista como para la mente. Cada nivel nos transportará a una zona temática diferente como pueda ser un hospital, un callejón o un teatro, todo ello aderezado con puzles de todo tipo. En ese sentido podríamos decir que a pesar de su duración, se trata de un juego muy variado que no llega a aburrir en ningún momento ni notamos estancamiento en su progresión, cada nivel es único y guarda sus propias sorpresas.

Lo que más llama la atención es sin duda el apartado gráfico: diseños grotescos y retorcidos que parecen sacados de la mente del propio Tim Burton, cosa que podremos comprobar tanto en la ambientación de los niveles como el diseño de los monstruos, eso se suma además a los increíbles efectos gráficos y modelados que casi nos hace creer que estamos ante una película stop-motion. La paleta de colores con predominancia de tonos grises y apagados cobra especial importancia en el mundo de los sueños, reservando los colores más vivos y llamativos para objetos clave y elementos que podríamos considerar «positivos» entre tanta solemnidad.

Respecto al sonido, destaca la total ausencia de música salvo algún crescendo en momentos muy puntuales para aumentar la sensación de tensión. Por el contrario, tendremos un uso magistral de los efectos de sonido que se encargarán de ambientar los niveles que recorramos. Recomendamos jugar con auriculares porque con tan solo sentir el sonido de nuestras pisadas, válvulas chirriando y cualquier sonido que nos ponga en alerta, no echaremos para nada en falta banda sonora alguna. Hay que avisar, eso sí, de cierto bug que sufrí en el que no se escuchaba absolutamente nada durante el juego, pero pude solventarlo fácilmente cambiando el idioma y volviendo a ponerlo en español, aunque damos por hecho que es algo que estará corregido en la versión final.

La gran pega de DARQ es sin duda su duración y su rejugabilidad, pues en tan solo dos horas estaremos viendo los créditos finales y tras eso no hay mucho más que hacer más allá de encontrar los coleccionables en cada nivel -que están muy bien ocultos, hay que decirlo-. No hay nuevos modos de dificultad ni nada más que nos haga continuar jugando, se trata de un viaje solo de ida que, cierto es, disfrutaremos desde el primero al último segundo.

Terminando ya, DARQ es un viaje macabro tétrico y onírico que estaremos encantado de jugar y se convierte en una grata experiencia. Hay que reconocer que Unfold Games le ha puesto muchísimo empeño y dedicación a su obra debut, demostrando un derroche de talento e imaginación como pocos hacen.  Si el precio de salida acompaña y es generoso, tendremos un juego con el que merece la pena hacerse.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Unfold Games