Hace ya un tiempo que conseguimos sobrevivir a esa gran oleada de juegos de terror en primera persona que se pusieron tan de moda hace unos años. No había semana que no se anunciase al menos uno y todos solían compartir las mismas características: mansión enorme -pudiendo sustituirse por cualquier otro edificio con numerosas estancias- donde la electricidad brillaba por su ausencia, una linterna como única fuente de iluminación y un enemigo invencible que nos perseguía durante todo el juego. Por suerte todo eso cada vez está quedando más atrás y aparecen propuestas más originales como Curse of Anabelle, del estudio Rocwise Entertaiment afincado en Turquía, que ya se encuentra a la venta en Steam.
En Curse of Anabelle -que no tiene nada que ver con la famosa muñeca maldita, aunque bien podría ser- comenzamos en 1988 con la muerte de una niña llamada Anabelle que aparece brutalmente asesinada en los alrededores de la mansión Ramsey. Un tiempo más tarde, su hermana mayor Emily empieza a comunicarse con el espíritu de Anabelle a través de sus sueños y decide ir a investigar por su cuenta el lugar donde murió, que a su vez se halla rodeado de una leyenda negra con un trágico pasado. Cuando Emily también acaba desapareciendo sin dejar rastro, es su novio Nathan quien decide continuar la investigación y solucionar todo el embrollo.
Después de toda esta retahíla de nombres, nos pondremos en la piel de Nathan, el novio de Emily. Básicamente lo que haremos en un principio será investigar la susodicha mansión con una vista en primera persona mientras buscamos pistas y objetos para poder continuar, A veces puede ser un botón oculto, un libro o una llave para poder abrir puertas cerradas. Como podeis ver, todos los clichés del género se reunen aquí, hasta ahora nada que no hayamos visto ya en cientos de juegos.
Pero si conseguimos superar esa barrera de las primeras horas de juego que representan el punto de inflexión sin desmotivarnos o aburrirnos, nos llevaremos una sorpresa. Por detalles argumentales que no voy a desvelar, Nathan acaba adquiriendo la habilidad de viajar entre dimensiones, moviéndose entre el mundo físico y el mundo espiritual. Esta mecánica cambia totalmente la jugabilidad, ya que ofrece nuevas rutas y maneras de afrontar la investigación. A veces encontraremos puertas cerradas que solo podremos abrir desde el plano físico o viceversa, al igual que objetos y puzles que aparecen o desaparecen en una u otra dimensión. ¿Os acordáis de Soul Reaver y su peculiar estilo de juego? pues esto es igual pero aplicado a la primera persona y al terror
No solo tendremos que encontrar a nuestra novia, a partir de este punto se nos adjudicará otra misión: debemos localizar y combatir a los 30 demonios malignos que se ocultan en toda la vivienda, responsables de toda la maldición y la leyenda negra de la misma. Para ello contaremos con dos libros específicos, uno con el nombre de cada uno de los demonios y otro con el hechizo para enfrentarnos a ellos. A lo largo de la mansión encontraremos numerosos círculos de invocación en los que tendremos que situarnos y localizar las páginas que corresponden al demonio en cuestión, lo que nos llevará al enfrentamiento contra el mismo. Hay que decir que estos combates son bastantes difíciles y frustrantes, pues a pesar de que se basan en realizar un QTE en el momento correcto, el demonio no parará de atacar y debemos movernos constantemente para ir esquivando su magia. Debido a esta complicación y a la disposición de los botones que debemos pulsar, es muy fácil morir y reempezar el combate, pues un solo golpe es suficiente para acabar con nosotros.
La mansión que sirve de escenario al juego es enorme, y casi literalmente «infinita» por así decirlo –«Parecía que cada día surgiese una nueva puerta y una nueva estancia que nunca antes había visto», se puede leer en el diario del señor Ramsey-. Podríamos decir que tiene prácticamente el doble de tamaño que las mansiones de juegos como Resident Evil 7 o Eternal Darkness, por poner ejemplos similares. Es muy fácil perderse en ella, aunque por suerte contaremos con un mapa para guiarnos, aunque no es muy efectivo al no mostrarse al completo y mostrar solo las salas circundantes.
Es momento de meterse en el apartado gráfico, que representa su mejor y a la vez su peor baza. No vamos a mentir, los gráficos del juego son muy buenos, mostrando un realismo asombroso si hablamos en términos de juegos de presupuesto moderado. Gracias al Unreal engine, contaremos con efectos de partículas, sombras, luces, lluvia…todo un despliegue técnico de alto nivel. Por desgracia, los modelados de los rostros de los personajes siguen siendo la asignatura pendiente de Rocwise Entertaiment en sus juegos, ya que parecen poco trabajados, con una fisionomía extraña y no llegan a convencer respecto a la calidad gráfica resto del juego.
Y todo lo anterior nos lleva al problema del rendimiento del juego, que es posiblemente su peor lastre. Se necesita un equipo potente para mover Curse of Anabelle fluidamente y aun así podremos tragarnos bajones drásticos de fps y tiempos de carga de 30 segundos hasta 1 minuto, y eso hablando de equipos de gama alta -en mi caso he llegado a esperar hasta 20 minutos en una pantalla de carga, aunque se lo achaco a las características de mi ordenador-. A pesar de que el apartado gráfico es muy bueno, tampoco es algo que no se haya visto ya antes en otros juegos más antiguos y éstos tienen un rendimiento mucho más fluido, incluso utilizando el mismo motor gráfico, por lo que definitivamente se debe a un problema de mala optimización que necesita un arreglo urgente.
En cuanto al apartado de sonido la verdad es que no desentona, los efectos de sonido son efectivos y apropiados para el tipo de juego, pensados para provocar tensión psicológica. En ocasiones podremos escuchar a lo lejos ruidos extraños u objetos rompiéndose sin saber de dónde proceden, lo que nos pondrá aún más nerviosos. La música más de lo mismo, con melodías a piano tétricas y acongojantes que la verdad es que dan el pego. El doblaje se lleva otro de los puntos negativos, pues no se encuentra a la altura de los demás apartados, con unas voces – en inglés, con subtítulos en español- totalmente desganadas, sin entonación y muy amateur.
Para resumir, se podría decir que Curse of Anabelle es un buen intento de crear un juego de terror original entre tanta saturación y lo consigue, al menos en su planteamiento. Desgraciadamente, sus errores de diseño y rendimiento lastran mucho lo que podría haber sido un juego muy a tener en cuenta. Reconozco que en esta ocasión me he sentido frustrado por no poder jugar al juego como se merece, ya que me ha parecido muy atractivo en su formato. Esperemos que Rocwise Entertaiment meta mano pronto para corregir todo lo que está mal, entonces sí que merecerá la pena volver a la mansión Ramsey.
Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Big Games Machine