Tener detrás un gran nombre puede hacer que la gente tenga las expectativas altas con todo lo que hagas, y si no que se lo digan a Marcus Lehto y su nuevo juego. Disintegration se llama la nueva criatura de este diseñador, un juego al que hace unos meses ya le echamos un primer vistazo en nuestro portal a su modo multijugador, y ahora se lanza de manera oficial para Playstation 4, Xbox One y Steam

Si te preguntas quien es Marcus Lehto, pues es nada menos que una de las principales mentes creativas detrás de la saga Halo, trabajando desde la primera entrega hasta Reach. Tras su salida de Bungie en 2012, fundó su propia compañía de videojuegos, de nombre V1 Interactive, y desde entonces lleva trabajando en este Disintegration con todo su equipo. Un proyecto de 6 años de desarrollo que finaliza ahora en 2020 distribuido por Private Division.

Y como no podía ser de otra forma, al final la cabra tira al monte y Disintegration nos ofrece un shooter de ciencia ficción con ciertas reminiscencias a la franquicia estrella de su anterior compañía. Nos trasladamos hasta un futuro donde se ha alcanzado una tecnología lo suficientemente avanzada como para permitir implantar un cerebro humano dentro de un cuerpo robótico -un proceso conocido como «integración»-. El protagonista es Romer Shoal, un ex-piloto de graviciclos que se encuentra retenido en una prisión voladora comandada por el villano Black Shuck, prisión de la cual consigue escapar junto a otro grupo de integrados que terminan vagando sin rumbo hasta aliarse con un humano normal -aquí llamados «naturales»- que está preparando una rebelión contra los soldados de Black Shuck.

El gran problema de esta historia es que va dando palos de ciego por todos lados y no se la puede tomar en serio. En ningún momento te explican por qué Romer está retenido en la prisión y le persiguen cual fugitivo peligroso, tampoco nos cuentan absolutamente nada del pasado de los personajes y las relaciones entre ellos, simplemente están ahí por el simple hecho de estar y se da por hecho el jugador ya conoce de antemano todo lo que hay detrás, algo que se podría haber solucionado con sencillos informes de textos en forma de coleccionables. Incluso el final del juego, sin querer entrar en spoilers, es un coitus interruptus enorme que termina cuando crees que lo mejor está por venir. En definitiva, un argumento horroroso que decepciona a cada momento.

Por suerte, el mal sabor de boca de la trama lo pasamos por alto -en parte- gracias a la jugabilidad, y es que Disintegration ofrece un innovador sistema de juego que mezcla el first person shooter con la estrategia en tiempo real, o RTS. Controlando a Romel nos pondremos a los mandos del graviciclo, una especie de vehículo volador que nos permite ascender y descender hasta cierta altura, así como disparar las armas equipadas en el mismo. Al mismo tiempo, nuestros compañeros se moverán por el terreno a pie y será nuestra tarea el darle órdenes para que ataquen a algún enemigo concreto o interactúen con los objetos del entorno.

En general el manejo del graviciclo es bastante bueno, nos permite movernos con cierta libertad teniendo en cuenta la inercia de la aceleración y los giros, aunque es cierto que cuesta un poco apuntar a los enemigos debido a esto. Con pad no se juega mal del todo, pero el diseño de niveles e IA enemigas están pensadas para jugar con la precisión del teclado y ratón, que ofrecen un mayor dominio de la situación y rapidez de reacción. En cuanto a las instrucciones de los compañeros, por norma general no nos va a dar problemas ya que el apuntado permite cierto margen de error y podremos seleccionar los objetivos aunque estén en movimiento constante, aunque es verdad que algunas veces el reconocimiento falla y tenemos que apuntar al objetivo una segunda vez para que el sistema lo detecte.

Otro de los problemas del modo campaña es que se hace bastante repetitivo, no se nota ningún tipo de evolución jugable ni ofrece nuevas situaciones, lo único que haremos durante las 10 horas que puede durar este modo será apuntar y disparar a lo largo de los 12 niveles. A pesar de eso, el gameplay es lo suficientemente divertido y entretenido como para continuar jugando y estaremos dispuestos a explorar los escenarios a fondo para encontrar todas las cajas de suministros y completar los desafíos opcionales.

No siempre estaremos a cargo del graviciclo, entre nivel y nivel manejaremos a Romel a pie en nuestra base de operaciones, que sirve para hablar con los compañeros y acceder a los diferentes menús. Durante las misiones y completando los desafíos podremos conseguir chatarra y chips de mejora, lo que nos ayudará a ir subiendo de nivel a nuestros personajes para mejorar sus habilidades. De esta forma, podremos aumentar estadísticas tales como el daño con armas, la velocidad de enfriamiento de las habilidades especiales y algunos parámetros más, lo que nos ayudará bastante en las complicadas misiones.

Hasta ahora hemos hablado del modo campaña, que aunque mucha gente lo suele considerar como el más importante, en esta ocasión es solo un simple añadido extra para lo que viene siendo el plato fuerte de Disintegration que es el modo multijugador. ¿Y qué podemos decir del modo multijugador? nada, literalmente nada, ¿y por qué motivo? pues por el sencillo motivo de que no se puede jugar porque no hay jugadores contra lo que competir -a fecha de estar escribiendo esto, hay menos de 50 personas jugando simultáneamente al juego en la versión de Steam-, por lo tanto no podemos ofrecer ninguna opinion sobre la que se supone que era la gran baza del juego

¿Pero es culpa de la desarrolladora que la gente no juegue al modo multijugador? no de manera directa, pero quizá sí indirectamente. Me explico: si quieres atraer a jugadores a tu juego, necesitas ofrecer un buen contenido tanto en calidad como en cantidad, y Disintegration eso no lo tiene.

El modo multijugador cuenta con tan solo tres modos de juego: el clásico Deathmatch, Atrapar la bandera y Capturar bases, con otros nombres diferentes pero vienen a ser la misma mecánica. No son malos modos, de hecho suelen ser los más jugados en cualquier juego competitivo, pero se antojan insuficientes en cantidad y variedad ya que ni siquiera nos permite personalizar las partidas a nuestro gusto. Pienso que esta escasez de modos ha sido el principal responsable del fracaso del juego, pero también influye claramente el elevado precio al que se ha puesto a la venta -50 euros- y la prácticamente nula campaña de marketing que ha recibido.

Y es una pena, porque con una jugabilidad tan original como la que tiene, tenía mucho potencial para ofrecer partidas multijugador interesantes y dinámicas. De hecho, al margen de los modos de juego, el online no está mal de contenido: tenemos 9 equipos diferentes que podemos seleccionar, cada uno con sus habilidades y armas personales. Cada uno de estos equipos lo podemos personalizar con una buena variedad de skins y accesorios utilizando el dinero que ganamos durante las partidas. Además de esto, contamos con desafíos que poder completar con cada uno de los equipos, así como otros desafíos más generales, que nos van a proporcionar bonificaciones. Como se puede ver, el multijugador invitaba perfectamente a dedicarle tiempo y a jugar partidas, es una lástima que al final haya nacido muerto desde el principio.

En cuanto al apartado visual, tenemos unos gráficos que no son malos pero tampoco representan el techo gráfico, los podemos considerar como buenos aunque el nivel de detallado en algunos escenarios es un poco pobre. Hay que agradecerle, eso sí, el excelente rendimiento que presenta en la versión de PC, pues se mueve fluidamente a 60FPS sin bajones ni parones. En cuanto al audio, las voces enlatadas de nuestros protagonistas -en inglés con subtítulos en español- le dan ese toque de realismo robótico que tanto se busca, así como los disparos de las armas que son bastante convincentes.

En definitiva, Disintegration cuenta con muy buenas y originales ideas, pero pobremente ejecutadas y sin llegar a sacarle provecho a su sistema de juego. Marcus Lehto y su equipo saben cómo crear mundos y conceptos novedosos, pero necesitan a alguien que les eche una mano en el tema de la jugabilidad ya que han demostrado estar un poco perdidos en ese aspecto. Esperemos que para el siguiente juego de la compañía el viento sople a su favor y nos brinden una obra digna del legado de este hombre.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Best Vision PR