Nosotros, como jugadores que llevamos décadas siguiendo las derrotas y las victorias del beat ’em up ochentero, recibimos Double Dragon Revive con esa mezcla de curiosidad y escepticismo que acompaña a casi cualquier intento de resucitar una piedra angular del género. Double Dragon nació en 1987 como obra de la mítica Technōs Japan, un estudio que puso las bases del “yo contra el barrio” con Billy y Jimmy Lee, y que dejó una huella difícil de borrar en la historia del videojuego. Desde entonces, la franquicia ha pasado por secuelas directas, ports curiosos y relecturas modernas como Double Dragon Neon o las recientes aportaciones de Arc System Works y otros equipos como Double Dragon Gaiden: Rise of the Dragons, que han intentado equilibrar la pureza arcade con las expectativas actuales. En este Revive, desarrollado por Yuke’s y publicado bajo el sello de Arc System Works, se nota a la vez el deseo de honrar el legado y la presión de adaptarlo a un público que consume brawlers muy distintos hoy en día.
Si hablamos del contexto editorial y creativo, la historia es relevante: Technōs Japan fue la matriz que originó la saga, pero desde 2015 Arc System Works se hizo con los derechos y se ha encargado de mantener viva la marca a través de títulos que oscilan entre el homenaje y la reinvención. En esa línea, Double Dragon Revive llega como una apuesta por trasladar la licencia a gráficos 3D y mecánicas más contemporáneas, con la intención de pasar el testigo a equipos actuales que conocen la saga pero buscan darle un nuevo impulso. Esa ambición es válida y necesaria, aunque también arriesgada ya que resucitar un clásico exige respetar su esencia.

Entrando ya en lo que propone el juego, la historia en Revive cumple su función como excusa para movernos de escenario en escenario repartiendo golpes con los cuatro protagonistas disponibles -dos de ellos desde el inicio-. Secuestros -que luego no son-, bandas rivales, viejos enemigos y alguna sorpresa menor componen un argumento sencillo y directo, muy en la línea del espíritu arcade original. No es una historia que busque profundidad ni lo necesita, pero sí echamos en falta momentos con un poco más carisma o escenas que le den una identidad narrativa propia. Aunque es «relativamente» fiel a la historia que todos conocemos del primer juego de la franquicia quizá se hubiera podido ir un paso más allá a la hora de expandir el lore en pos de futuras iteraciones de la franquicia. Los diálogos y las secuencias son breves, funcionales, y rara vez dejan poso.
En lo jugable, Revive tiene buenas intenciones y resultados irregulares. El combate conserva el ADN clásico: puñetazos, patadas, agarres y movimientos especiales, ahora con un toque moderno y una cámara que intenta dar más dinamismo a las peleas y por momentos lo consigue. Hay cierta fluidez en las animaciones y combos que, en los mejores momentos, recuerdan a lo mejor del género. Sin embargo, esa base sólida se ve empañada por un ritmo que a veces se siente monótono, probablemente con la idea de alargar los niveles, y por un diseño de niveles demasiado predecible. Los enemigos tienden a repetirse en grupos, los patrones se vuelven familiares demasiado pronto y algunos jefes destacan más por su resistencia que por su diseño o variedad.

Aun así, en cooperativo local el juego gana enteros: compartir pantalla con un amigo, como en los viejos tiempos, sigue siendo la mejor forma de disfrutarlo. La sensación de repartir golpes coordinados y limpiar calles en compañía rescata parte del encanto original. El modo online, aunque presente, no resulta tan fluido ni divertido como el cooperativo local, y pierde parte de la inmediatez que define a los buenos beat ’em up. Aun así, se agradece la intención de incluir opciones que den variedad y que mantengan viva la experiencia más allá de la campaña principal.
La dificultad en Double Dragon Revive está calibrada para ofrecer un reto moderado: el modo historia cuenta con tres niveles de dificultad, que afectan principalmente a la resistencia de los enemigos y a la agresividad de los jefes, aunque estos siguen siendo excesivamente resistentes incluso en el modo de dificultad más accesible y completar una pasada completa dura entre dos y cuatro horas, dependiendo de nuestra habilidad y de si jugamos solos o en cooperativo. A esto se suma el modo Extra donde deberemos avanzar realizando retos para desbloquear cada vez retos más avanzados que permiten estirar la experiencia y añadir algo de variedad adicional.

El apartado técnico y audiovisual es quizás donde más se percibe la ambición y las limitaciones del proyecto. El salto al 3D pretende modernizar la saga, pero el resultado visual es desigual: algunos escenarios lucen bien y son convincentes, mientras que otros parecen algo planos o genéricos. Los modelos de personajes son competentes pero carecen de expresividad, y el estilo artístico, aunque coherente, puede que no termine de convencer a las fans más veteranos. La iluminación y las texturas cumplen sin destacar, dejando una impresión general de juego correcto pero sin alma artística. En cuanto a la música, los temas acompañan bien ya que se han utilizado reinterpretaciones de las melodías clásicas, y ya queda a gusto del jugador valorar el trabajo realizado o el chiptune clásico. Los efectos de sonido son contundentes, lo justo para que los impactos se sientan satisfactorios.
Los seguidores veteranos valoramos el esfuerzo de traer de vuelta una saga mítica y aplaudimos que Arc System Works mantenga viva la franquicia, pero muchos esperábamos algo más redondo, más contundente. Los nuevos jugadores, por su parte, pueden encontrar un brawler entretenido y accesible, aunque sin la chispa necesaria para destacar entre los mejores del género. Revive cumple con lo básico, pero no sorprende, ni por su ambición ni por su acabado. Aun así, tiene encanto y leyenda, y eso no es poco: en varios momentos nos recuerda por qué Double Dragon fue tan influyente y por qué, pese a sus altibajos, sigue siendo un nombre que genera respeto.

En conclusión, Double Dragon Revive es un beat ’em up correcto, con altibajos, que respeta sus raíces sin llegar a reinventarse. Nos ha dejado sensaciones encontradas: por un lado, la satisfacción de volver a repartir puñetazos con los hermanos Lee y de ver que el espíritu arcade sigue vivo; por otro, la sensación de que faltó algo más de ambición y frescura para devolverle todo su esplendor. Si ponemos todo en perspectiva, Double Dragon Revive no es el regreso triunfal que esperábamos, pero tampoco un paso en falso. Es un intento honesto de reconciliar el pasado con el presente, de recuperar la esencia del arcade de Technōs Japan en un entorno moderno, y aunque no siempre acierte, se nota el respeto que hay detrás.
El diseño de niveles se nota alargado pero sin las ideas suficientes para que esto sea positivo, hay excesiva repetición de enemigos, comprensible en los 80 pero subsanable a día de hoy, y algunas pegas más a la hora de medir la dificultad o el desigual resultado visual son puntos que no podemos obviar, pero también podemos afirmar que Double Dragon Revive es un juego entretenido y mantiene encendida la llama de una saga que, pese a los años y los tropiezos, sigue mereciendo su lugar en la historia. Si lo tomamos como un primer paso hacia una futura evolución, Double Dragon Revive cumple su papel, aunque sea con más nostalgia que innovación.
