Poco a poco la industria asiática más allá de Japón va metiendo el morro en el mundo del videojuego. Títulos como Age of Wushu, Tales of Wuxia, o, recientemente, Conqueror’s Blade, van apareciendo cada vez más en las bibliotecas de los jugadores occidentales. Y uno de esos juegos que llegan a intentar conquistar el mercado videojueguil fuera de Asia viene de la mano de Wanin Games, JFI Games y JERA. Se trata de Dusk Diver, un intento de mezcla entre Persona y Bayonetta que, por desgracia, se queda a medio camino de la nada.
Pero primero, pongámonos en situación: Encarnamos a Yang Yumo, una estudiante del barrio de Ximending, en Taipei. Yumo ha quedado con una amiga a las afueras del metro cuando se percata de que todo el mundo ha desaparecido y, de repente, su amiga es atacada por unas criaturas desconocidas. Serán salvadas por un valiente guerrero y Yumo adquirirá un poder especial que le permitirá luchar contra las bestias del caos, como se conocen dichas criaturas, en una dimensión alternativa a nuestra realidad llamada Youshanding. ¿Os suena? Sí, las aventuras de la buena de Yang y sus amigos estarán cargadas de clichés ya vistos en miles de animes. Pero esos clichés siguen funcionando, así que, ¿por qué no seguir utilizándolos?
Dusk Diver es un título principalmente Hack’n’Slash, con trazas de Musou, donde lucharemos con decenas de enemigos en cada nivel, al que accederemos mediante unas grietas en el espacio interdimensional. Para ello nos apoyarán los «guardianes», dioses que protegen en la Tierra de las fuerzas del Caos, que quieren sembrar el… bueno, el caos. Tendremos algunos combos disponibles para ello, y con un botón ordenaremos al guardián seleccionado que ataque durante unos segundos. Al principio tendremos un par de combos muy sencillos y se irán desbloqueando más a medida que el jugador progrese en el juego, pero, y este es uno de los problemas de su sistema de combate, no llegamos a tener demasiados tipos de combos, por lo que tampoco llegaremos a tener demasiada variedad en los golpes efectuados.
Más que en las combinaciones de golpes de Yang, el juego basa su jugabilidad en la combinación entre los golpes de ésta y sus guardianes. De hecho, pelear sin utilizar a estos es realmente lento y monótono, cuando yo lo que le pido a un juego de este género es velocidad y frenetismo. Hasta que no se consigue cierta afinidad con el sistema de combate y con los propios guardianes, las peleas se vuelven repetitivas y, por qué no decirlo, aburridas. Una vez el jugador ya domina el tipo de juego y se da cuenta de que esto va de machacar enemigos pequeños para poder obtener puntos de energía con los que ir invocando repetidamente a los guardianes, el título gana en dinamismo, pero nunca llega a enganchar. Y que en un hack’n’slash el sistema de combate no enganche es posiblemente una de las peores cosas que le pueden pasar al juego. No es especialmente malo, pero tampoco es bueno.
Cuando no estemos combatiendo, estaremos paseando por las calles de Ximending, con una estética que, como decíamos antes, tiene cierto aire a Persona. Encarnaremos a una estudiante que combina sus estudios con salvar el mundo, en un juego con trazas de visual novel por momentos. También tendremos eventos para mejorar la afinidad con nuestros guardianes. Ya se sabe, a mayor amistad, mejor rendimiento. Por desgracia, las similitudes con la saga de Atlus acaban ahí. A nivel de historia, como decíamos, el argumento está lleno de clichés mil veces vistos, y con diálogos muchas veces absurdos. Quizás soy yo que me hago mayor. De todas formas, al consumidor habitual de los llamados shonen no le chirriarán estas cosas, por lo que para mí algo que es un punto negativo puede ser perfectamente un punto positivo para este tipo de personas.
Ximending no es especialmente grande, pero podremos comprar o comer en las tiendas y bares, los que nos reportará un aumento de estadísticas para la siguiente grieta. Además de ello, aumentaremos nuestra afinidad con las propias tiendas, y con nuestros guardianes. También nos dedicaremos a coleccionar Piedras de dragón que nos permitirán entrar a la siguiente grieta. Por desgracia, las grietas necesitan un número determinado de este tipo de coleccionable y no podemos avanzar sin ellas, por lo que es posible que en algún que otro momento del juego nos tengamos que dedicar a buscar unas cuantas, lo que puede cortar el ritmo de la historia.
Visualmente no es gran cosa, pero dentro de Ximending cumple. Mención especial a la forma que han tenido de representar solo a la gente que tenemos a nuestro inmediato alrededor en la ciudad para ahorrar costos en memoria sin que los NPCs aparezcan de la nada. Una solución original, creativa, y que demuestra que muchas veces se pueden rodear las limitaciones técnicas con una buena dirección artística. Por desgracia, en Youshanding no han estado tan acertados y nos encontraremos con repetitividad en unos escenarios especialmente vacíos.
Por lo general, Dusk Diver no es un juego malo, pero parece que los desarrolladores han cogido el molde de las cosas que creen que funcionan del anime japonés hacia el resto del mundo y las han metido en un juego sin importar si resultaba en una mezcla interesante o no. Juego de factoría, sin ningún campo especialmente malo -quizás la repetitividad de los escenarios y algunos tipos de enemigos- pero también sin ningún campo especialmente bueno. El jugador aficionado a todo producto comercial que sale de Asia puede comprar el juego sin miedo. El aficionado al Hack’n’Slash que espere algo remotamente parecido a Devil May Cry o Bayonetta, mejor que le dé prioridad a otras opciones, el juego tampoco pretende más.
Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Meridiem Games