Tengo que admitir que no soy muy fan de los strategic RPG -o SRPG, como se suele abreviar-, es un género que no me motiva empezar a jugar aunque reconozco que una vez dado el paso, me engancho como el que más. Y eso es lo que me ha pasado con Forged of Blood, un juego nacido en Kickstarter que a pesar de no haber conseguido la cantidad requerida en su día, eso no desmotivó a sus creadores, Critical Forge, y consiguieron sacar adelante este proyecto que se estrena hoy mismo en Steam.

La historia viene siendo la habitual del género como no podía ser de otro modo: un reino en guerra, el mundo de Attiras y dos facciones enfrentadas. Nos ponemos en el papel de dos principes que ven como su hogar es invadido y junto a los pocos supervivientes, inmediatamente se ponen en marcha para conseguir aliados y recuperar su territorio. Como podemos ver, nada del otro mundo y una excusa para darle un contexto a la acción. En este apartado relativo a la trama se lleva un tirón de orejas, pues el juego se encuentra en completo inglés y lo cierto es que tiene bastante texto que sería bueno comprender perfectamente a la hora de tomar decisiones y entender el argumento. Para colmo, las escenas cinemáticas no cuentan siquiera con subtítulo alguno, por lo que o dominamos el listening o nos enteraremos de más bien poco.

Estamos ante un RPG estratégico de los de toda la vida, de los de combates por turnos y casillas. Me gustaría comenzar hablando del apartado gráfico, ya que a pesar de estar desarrollado en Unreal Engine con el enorme potencial que tiene, gráficamente se encuentra en un plano bastante discreto que no termina de explotar, con unos modelados y animaciones que cumplen sin más, aunque es cierto que la variedad de entornos es muy amplia. En esta ocasión nos alejamos de la habitual cámara aérea o isométrica y dispondremos de cámara libre que podremos manejar a nuestro gusto, lo cual nos permitirá tener una mejor visión de la acción. El problema es que esta vista casi siempre queda tapada por la gran cantidad de elementos que hay en el escenario, resultando molesta y obligándonos a recolocar la cámara en muchas ocasiones a pesar de la opción de ver a través de paredes y muros.

El subtexto del juego casi se podría resumir en «aquí mandas tú», pues Forged of Blood cuenta con un nivel de personalización y decisiones como pocas veces se ha visto en el género. Podremos decidir casi todos los aspectos de la partida: desde una total libertad a la hora de encarar los enfrentamientos hasta poder personalizar cada uno de los aspectos de nuestros personajes. Tal es así que incluso se incluye un modificador de parámetros similar al que incluye el nuevo port de Final Fantasy VII en PC, con el que podremos editar nuestros puntos de salud, poder de ataque y demás estadísticas, aunque por supuesto la gracia del juego es evitar echar mano de este modo y ganar con nuestro propio esfuerzo.

En términos jugables tampoco es que se aleje mucho de lo ya visto en juegos similares. Tendremos a nuestro ejército y al ejército rival, aunque en algunas ocasiones nos dejarán decidir la forma de enfrentarnos al enemigo, ¿comenzamos ocultos para intentar rodearlos por la retaguardia o realizamos un ataque frontal directo?. Ya en pleno combate contamos con el habitual desplazamiento por casillas, aunque en esta ocasión se divide por colores distinguiendo entre azul -área cercana-, verde y el amarillo que es el más lejano, de manera que algunas acciones solo podremos realizarlas en casillas de un determinado color, por lo tanto debemos decidir si queremos desplazarnos a una casilla azul para poder atacar o nos movemos hasta una casilla amarilla recorriendo más distancia a costa de sacrificar nuestra oportunidad de hacer daño. En general el sistema es bastante más complejo que eso, tanto que ni yo mismo he llegado a comprender del todo las mecánicas a pesar de todas las horas jugadas, a lo cual tampoco ayuda que los tutoriales sean escasos y poco aclaratorios.

Hay que decir que el ritmo del juego no está del todo bien llevado. Es cierto que podremos multiplicar hasta por 3 la velocidad del juego para que todo vaya a un ritmo más fluido, pero incluso así la IA enemiga tarda demasiado tiempo en tomar sus decisiones y puede llegar a desesperar bastante, tardando varios segundos incluso a máxima velocidad, por lo que os podéis hacer una idea de cuanto dura el turno enemigo a velocidad normal.

Uno de los puntos fuertes del juego es la gran versatilidad a la hora de desarrollar nuestras unidades. Nuestros soldados no se rigen por las llamadas «clases» ni se especializan en una determinada arma, ya que podremos equiparle a cualquiera de nuestras unidades el arma que queramos. Por lo tanto, si en una batalla nos viene mejor tener una gran cantidad de arqueros por la orografia del terreno, será posible por ejemplo equipar arcos a nuestros magos y espadachines, aunque por supuesto no tendrán tanta efectividad como los ya experimentados en dicha arma. No solo eso, sino que además podremos equipar a cada unidad hasta dos armas diferentes, de manera que podremos alternar entre ellas con tan solo pulsar un botón incluso en medio de la batalla, lo cual resulta muy útil y nos salvará más de una vez.

Continuando con el desarrollo de las unidades, al finalizar cada misión normalmente nos obsequiarán con equipamiento para nuestros soldados al más puro estilo JRPG, además de puntos de experiencia y habilidades nuevas. Aquí se vuelve a mostrar una vez más la gran capacidad de personalización, pues cuanto más utilicemos un arma determinada, más diestros seremos en el uso de la misma y conseguiremos más puntos de experiencia que posteriormente nos van a servir para mejorar el árbol de habilidades. Tendremos hasta 9 tipos de armas diferentes en las que podremos curtirnos. Y si por casualidad vemos que el camino que estamos tomando no nos termina de convencer, podremos reiniciar a nuestros soldados para asignar los puntos adquiridos en otras ramas diferentes.

Y como no puede haber un mundo fantástico sin magia, por supuesto también podremos utilizar hechizos y conjuros de todo tipo. Es en este apartado donde quizás se muestre el mayor nivel de personalización de todo el juego, pues será posible fabricar las magias totalmente a nuestro gusto en uno de los editores más amplios y complejos. Desde el menú habilitado para ello, podremos configurar cada hechizo literalmente como nos dé la gana: tipo de elemento, alcance, efecto, numero de usos por partida, tiempo de reutilización, etc…Para que os hagáis una idea, sería algo similar al sistema de creación de hechizos de la saga The elder Scrolls pero a una escala muchísimo mayor como pocas veces he visto en juego alguno. Como no podía ser de otra forma, no podremos subirle a los hechizos todas las propiedades al máximo así de primeras ya que eso rompería la jugabilidad de una forma brutal, tendremos que ir distribuyendo los puntos que ganemos en la batalla para ir mejorándolos poco a poco.

Me dejo muchísimas cosas en el tintero porque para analizar todos los elementos de este juego necesitaría al menos 10 páginas, pero resumiéndolo mucho, Forged of Blood es uno de los strategic RPG más amplios y variados de la historia. Hay que quitarse el sombrero ante lo que han conseguido los chicos de Critical Forge prácticamente de la nada y además como ópera prima. Posiblemente su gran error ha sido coincidir en fechas con otro peso pesado como es Fire Emblen: Three houses, lo que puede hacer que pase muy desapercibido para el gran público, pero desde aquí rompo una lanza a su favor y puedo asegurar que cumple con todo lo que se pide con un juego de este género y más aún, nos os arrepentiréis en absoluto.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Big Games Machine