Glover fue un juego lanzado en la generación de consolas 32 bits, en concreto en PlayStation y Nintendo 64,  en el año 1998 por la desarrolladora Blitz Games Studios y distribuido por Hasbro. Este título pretendía seguir la estela de otros juegos plataformeros del mercado, género que por aquella época estaba bastante de moda. Ahora, Piko Interactive y QUByte Interactive se atreve con un relanzamiento de dicho título para las consolas actuales.

Lo cierto es que Glover era un juego que ya en su momento pasó sin pena ni gloria en sus plataformas originales, hasta tal punto que sus secuela fue cancelada estando ya prácticamente terminada debido a las bajas previsiones comerciales. Bajo este contexto, no queda del todo clara la intención detrás de este relanzamiento, pero para bien o para mal el proyecto se ha materializado y es hora de comprobar como le haya tratado el paso del tiempo y si merece la pena en pleno 2025.

Para el argumento del juego, los conocidos gemelos Oliver -fundadores del estudio y creadores de la saga Dizzy, una de las más populares de la generación 8 bits- tampoco se comieron demasiado la cabeza: hace mucho tiempo, un mago mezcló por error unos ingredientes en un caldero y provocó un estropicio que bloqueó la puerta de entrada a los 6 reinos mágicos. A su vez, del incidente del caldero nació un guante con vida propia y también nació su contraparte, un guante malvado que hará todo lo posible por evitar que el protagonista restaure el portal a los 6 reinos. Argumento sencillo y directo, pero para el tipo de juego ante el que estamos tampoco se necesita más.

Sobre el apartado jugable y como dijimos anteriormente, manejaremos a un guante antropomórfico, si es que ese concepto siquiera existe. Es decir, los dedos harán las veces de brazos y piernas y lo controlaremos como si de una persona normal y corriente se tratase. Bajo esta premisa, nos enfrentaremos a niveles individuales en los que destaca sobre todo la habilidad y la recolección de objetos. Habitualmente en estos niveles habrá que llegar del punto A al B a través de una especie de circuito de obstáculos.

No estaremos totalmente solos en esta tarea, ya que en todo momento contaremos con una pelota de goma de la cuál tendremos que hacer uso para ir superando los obstáculos que se nos vienen. Esta pelota podremos moverla, lanzarla, botarla e incluso nos podremos subir encima para atravesar zonas inundadas. Y básicamente en eso consiste la jugabilidad, en hacer que nuestra pelota termine en la meta final del nivel mientras nosotros la dirigimos. En este sentido no es tanto un juego de plataformas al estilo clásico, sino que sabe combinar bien el toque plataformero con el de habilidad.

En este punto hay que decir que el manejo se puede hacer bastante duro a día de hoy. Si bien para el año 1998 las físicas de la pelota eran muy atractivas, en la actualidad han quedado desfasadas como es evidente a causa del paso del tiempo y los avances que se han ido realizando en ese campo. No es que la pelota sea imposible de controlar, pero vamos a encontrar un manejo bastante tosco que quizás nos pueda desesperar en ciertos momentos, siendo uno de esos casos en los que los jugadores que jugaron al juego en su momento tengan más tolerancia que los nuevos usuarios. Hay que destacar eso sí el logro desde que cada tipo de pelota realmente se sienta del material del que está hecho, ya que podremos intercambiar entre varios modelos en cualquier momento, desde la pelota de goma hasta una bola de bolos, incluyendo una pelota de metal qué podremos manejar bajo el agua.

En cuanto al port en sí, lamentablemente hay que decir que encontraremos muy pocas mejoras quality of life, por no decir que no encontraremos ninguna mejora. Si no fuese por un par de detalles como el aumento de la resolución o el añadido de una galería de imágenes, casi se podría decir que estamos ante una conversión de directa de la versión de Nintendo 64 con todo lo que ello conlleva. Ni se han suavizado los controles, ni tendremos guardado rápido o rebobinado ni mucho menos se ha mejorado el rendimiento, ya que el juego sigue funcionando a menos de 30 frames por segundo. Se podría decir incluso que lo más sensato es emular el juego original, ya que los emuladores actuales permiten una mayor cantidad de mejoras que esta versión.

En conclusión, el relanzamiento de Glover parece más un ejercicio de sacar rédito de la nostalgia que una apuesta por intentar modernizar un clásico olvidado. Piko Interactive ha decidido revivir este clásico sin meterle apenas mejoras, lo que puede ser un gran inconveniente para los jugadores actuales acostumbrados a controles más pulidos y gráficos más vistosos, algo en lo que sí destacan otras compañías como Aspyr Media en varias de sus remasterizaciones. Para los que lo jugaron en su momento será un viaje nostálgico aunque con algún que otro tropiezo, mientras que quien no lo conociese de antes quizás le cueste entender por qué algunos le guardan tanto cariño.