1939 Games fue fundada en Islandia, en 2015, por parte de veteranos de CCP –Eve Online. La compañía fue fundada alrededor el proyecto que nos ocupa y por fin tenemos entre manos: KARDS: The World War II Card Game.

KARDS es un juego de cartas coleccionables con ambientación de la Segunda Guerra Mundial que utiliza la modalidad free-to-play. Es decir, el juego base de KARDS es gratis, puedes ir ahora mismo y descargarlo en cualquiera de sus versiones, sea en Steam en su versión para compatibles o en los diversos portales de dispositivos móviles. Cuando lo ejecutes, pasarás directamente a jugar un tutorial que te irá guiando por los pormenores del juego. O, mejor dicho, varios tutoriales. Son cortos y fáciles y solo quieren servir como primera y rápida toma de contacto para los novatos en el género.

Antes de llevarse una impresión equivocada del juego, conviene saber que no podrás acceder al menú estándar que encontrarás siempre hasta que superes no solo ambos tutoriales, sino hasta que hayas desbloqueado todas las barajas iniciales de las distintas facciones en juego, a saber: Alemania, Inglaterra, Unión Soviética -o Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas-, Estados Unidos y Japón. Para ello, deberás jugar con una baraja básica de una de esas facciones y escoger contra cual luchas. Si ganas, incorporarás esa otra baraja a tu colección y debes escoger otra baraja a conseguir y cual vas a usar de las que ya poseas, hasta que consigas desbloquear todas.

A partir de ese momento, se abre el juego como tal. Podremos jugar contra la IA en lo que en el juego se hace llamar entrenamiento, jugar el modo batalla contra otros jugadores a través de la red como modo principal, y por supuesto la necesaria sección donde formar nuestros mazos y adquirir nuevas cartas. Para ello, como podremos intuir, tendremos dos formas: La primera, a través del propio juego. Superando ciertas pruebas puntuales, ganando enfrentamientos, usando dinero del juego conseguido mediante el propio juego… Y la otra, más rápida, pagando religiosamente dinero real por ello.

Se puede pensar que aquel que vaya con el dinero por delante podrá conseguir mejores cartas más rápido, y es cierto. Pero nada sustituye el buen hacer, el conocimiento del juego y la experiencia a la hora de balancear el tipo de baraja que se ajusta mejor a nuestro modo de juego y estrategia. Y para ello habrá que conocer las peculiaridades del juego, por supuesto.

Al comenzar un enfrentamiento, una vez escogida la baraja que vamos a utilizar, y que no tiene por qué estar compuesta por cartas de una única facción, sino que podremos mezclar de las cinco a nuestro antojo, se nos mostrará la mano inicial que tendremos por si queremos hacer mulligan, es decir, cambiar nuestra mano.

La mesa -virtual, claro- de juego, está dividida por una línea que separa nuestro campo de batalla del campo contrario, pero la línea intermedia se mueve a favor de aquel que haga avanzar sus tropas, representadas por las cartas. De tal forma que en total la mesa se compone de tres franjas distintas: la franja de defensa de cada bando y una intermedia que cualquiera puede tomar que se considera el frente.

Una vez un bando posiciona unidades en forma de cartas en el frente, toma posesión de él y el contrario no puede avanzar. Primero debe eliminar las cartas del rival para poder avanzar él mismo. Y eso es importante porque la mayoría de unidades no tienen ataque a distancia, con lo que la única forma de atacar a la carta que representa el cuartel general y posee los puntos de vida del jugador contrario, es estar en el frente para poder llegar a la línea de defensa enemiga.

También hay cartas que tienen diversos efectos dependiendo de si las cartas, propias o ajenas, están en el frente o en la retaguardia, lo cual nos condicionará el momento en que las sacamos.

A la hora de poner una carta sobre la mesa, tendremos que fijarnos en los puntos requeridos para ponerlas en juego, que se representan con un número en la esquina superior izquierda seguido de una K. Una vez puesta la carta en la mesa en esa misma esquina podremos ver otro número que representa cuanto K debemos invertir para utilizar la carta en una de sus diversas posibilidades, ya sea movimiento o acción. La cantidad de K que tenemos se nos muestra en la pantalla en la parte inferior izquierda, y se recarga solo cada comienzo de turno de forma creciente. Es decir, el primer turno se nos proporcionará 1K, el segundo turno 2K, el tercero 3K… y así sucesivamente. Con esto la estrategia se verá afectada. Al comienzo podremos sacar cartas de bajo coste o realizar pocas acciones, pero a medida que avance la partida puede llegar el punto en que tengamos K de sobra para sacar las cartas o realizar las acciones que queramos, y la escasez comience a ser de cartas en la mano, puesto que, al comienzo de cada turno, de forma general, solo se robará una carta.

Para añadir otro toque estratégico, hay cartas que hacen que aumente el número de K en un turno para poder usar, muy útiles en los primeros compases de la batalla, y otras que, bajo ciertas condiciones, permiten robar más cartas, las cuales nos vendrán bien si la partida se alarga, y pueden marcar la diferencia cuando el contendiente tenga K de sobra pero no tenga cartas para sacar ni unidades para realizar tantas acciones.

Todo esto será motivo de reflexión a la hora de montar nuestro mazo ¿Queremos una baraja rápida, que tenga K extra para comenzar golpeando fuerte al comienzo, unidades de bajo coste para empezar a atosigar al contrario desde el primer momento… o preferimos cartas que nos permitan atrincherarnos y resistir para permitir que el contrario vaya perdiendo opciones y, cuando esté sin más que una carta por turno, jugar cartas que nos permitan robar varias y tomar ventaja? Como los conocedores de este tipo de juegos saben, hay múltiples estrategias, y hay que montar el mazo con mesura.

Las cartas, como es normal, tienen un valor estándar de ataque y otro de defensa, y por lo general si atacas a otra se enfrentan ambas de forma que ambas dan y reciben sus respectivos daños. Pero por supuesto muchas cartas tienen efectos adicionales de diversos tipos: que golpea primero y por tanto si elimina a la carta contraria no recibe su daño, que aumenta el ataque o la defensa respecto a diversas cartas, que evita que cualquier carta de su línea sea atacada excepto por cierto tipo de cartas concretas, que no pueden ser atacadas excepto como respuesta a su propio ataque, que atacan y mueven en el mismo turno, que atacan dos veces, que si se destruyen general daño colateral al enemigo o que curan a las propias unidades… y un largo etcétera de efectos que iremos conociendo a lo largo del juego.

Por supuesto, dichos efectos están descritos en la propia carta, aunque para ir conociéndolos es recomendable jugar primero en el modo entrenamiento contra la IA, porque en el modo batalla tenemos tiempo límite para realizar todas nuestras jugadas y si perdemos mucho tiempo leyendo los efectos para escoger adecuadamente podemos vernos en un apuro.

Y aquí viene una de las mayores pegas, para algunos, que tiene KARDS: el juego está totalmente en inglés. Los efectos también están representados por iconos y mediante el ensayo y error podríamos acabar aprendiéndonos dichos iconos, pero requeriría de un esfuerzo extra. Si el idioma no es problema para ti, o estás acostumbrado a este tipo de juegos y has tenido que tirar, como inevitablemente hemos hecho muchos en algún momento, de barajas en inglés, seguramente no te costará hacerte con el juego.

Técnicamente no hay mucho que comentar, hay algún efecto visual que acompaña a los efectos de juego, pero, como el sonido y la música de época escogida, se limitan a envolver un poco el juego y a cumplir. Al menos no molestan en ningún momento.

En conclusión, KARDS es un juego de cartas basado en la Segunda Guerra Mundial muy ameno y divertido, sin la profundidad o complejidad de otros, pero capaz de hacerte pasar horas de buenos ratos en sus modalidades offline y online.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Big Games Machine