Los soviéticos, también llamados «los rojos» o «los comunistas», gran potencia durante la segunda guerra mundial y el gran enemigo a batir de Estados Unidos durante varias décadas después hasta su disolución en 1991. Unos de los grandes proyectos que llevaron a cabo fueron los enormes avances en la carrera espacial, siendo el primer país en poner un satélite en órbita o en mandar al primer hombre al espacio. Bueno, pues olvidaos de todo eso, Kosmokrats va mucho más allá.

Y lo que nos propone Kosmokrats, desarrollado por Pixel delusion, es una distopía en la que el ejército rojo no solo ya ha llegado al espacio, sino que vive en él y tiene bases operativas cerca de la órbita de la tierra. Hasta que un día ocurre lo inevitable y la guerra fría se vuelve una realidad, con el planeta tierra saltando por los aires a causa de las bombas nucleares y dejándolo completamente inhabitable. Ahora los tovarisch tendrán la complicada tarea de encontrar un nuevo planeta habitable al que llamar hogar.

Bajo este envoltorio político se esconde un interesante juego de puzles en el que tendremos que ensamblar nuestros propios módulos espaciales en gravedad cero. Contando con la ayuda de una nave teledirigida a distancia, tendremos que unir los distintos bloques haciendo coincidir el color de los ensambles para conseguir crear el patrón que nos piden en cada misión, cosa nada fácil hay que decir.

Nuestro protagonista es un pelapatatas -de verdad- que un día se encuentra en la tesitura de verse obligado a convertirse en piloto debido a que el experto en drones todavía no ha llegado, por lo que nos toca a nosotros encargarnos de controlar el aparato en cuestión para resolver los puzles. Todo comienza con un tutorial muy básico en el que en un par de lecciones ya tendremos la mayoría de los fundamentos y podremos ponernos manos a la obra.

Y comenzaremos nada menos que en nuestro puesto de mando, un lugar desde el que podremos acceder a diferentes opciones tales como comenzar las misiones, realizar el tutorial todas las veces que queramos, las opciones, logros, y algunas opciones más de las que hablaré más adelante.

Ya metidos de lleno en lo que es la jugabilidad, nuestra tarea será la de controlar el dron teledirigido en el exterior de la nave nodriza para unir las diferentes piezas disponibles. Antes de empezar nos ofrecen un diseño básico de cómo debería quedar el módulo ensamblado de manera correcta, aunque solo nos lo mostrarán durante unos segundos, luego será tarea nuestra intentar recordar cómo iban las piezas. Estos módulos cuentan con uniones de diferentes colores que deben ensamblarse a otra pieza con uniones del mismo color, al menos si queremos hacerlo de manera correcta, pues podremos ensamblarlo de la manera que queramos a costa de perder todos los bonus y premios que podemos recibir al final de la misión. A su vez, algunos elementos externos jugarán en nuestra contra, como el límite de tiempo o esquivar a los distintos astronautas que campan por ahí.

Tenía mis dudas y miedos con el manejo del dron, ya que un juego de puzles basado en la gravedad requiere de un buen sistema de físicas competente y realista. Por fortuna el resultado está bastante logrado, con un manejo bastante bueno que no nos deja vendidos en ningún momento. El dron lo manejamos directamente con el joystick y le aplicaremos la fuerza suficiente como para dejar que se desplace por sí solo gracias a la ausencia de gravedad, esto será importante ya que el dron cuenta con combustible -o energía- que se irá agotando cuanto más lo movamos. Las piezas las uniremos unas a otras a base de empujarlas, pero también podremos utilizar esa energía para «imantar» las piezas y tirar de ellas como si tirar de una cuerda se tratase, es más efectivo pero también hará que la energía se agote más rápidamente.

Tras finalizar cada misión recibiremos recompensas en forma de tickets de racionamiento, que posteriormente podremos canjear en la tienda de la base en diferentes artículos. Lo principal es, como no podía ser de otra forma, las patatas, las cuales nos ayudarán a mitigar el hambre que hace que nuestro manejo del dron sea peor y menos efectivo. Otros artículos que podremos encontrar en la tienda son elementos de decoración para nuestra sala de mando, videos ampliando el contexto del juego e incluso minijuegos, pudiendo jugar a versiones soviéticas de Pong o Battlezone, entre otros.

Otro de los elementos más importantes en Kosmokrats es la trama, que la hay aunque pensemos lo contrario. A través del hilo argumental que nos lleva a encontrar un nuevo planeta habitable, contaremos con un sistema de decisiones que nos llevará a tomar un camino u otro que alterará las misiones y en ciertos puntos influirá incluso en la jugabilidad. ¿Rescatar a un científico enemigo atrapado a la deriva o dejar que muera? ¿Darle control total a la inteligencia artificial de a bordo para facilitar nuestra tarea o limitar su poder para evitar que pueda traicionarnos? La decisión es nuestra, pero si queremos ver todas las opciones necesitaremos varias rejugadas.

En conclusión, Kosmokrats es un juego que sabe ganar puntos en todos sus aspectos, desde la jugabilidad hasta la trama, pasando por el acertado estilo visual y la ambientación. Tiene sus pequeños errores, pues si no nos adaptamos a sus físicas y jugabilidad se nos puede hacer bastante cuesta arriba y las mecánicas de gestión pueden hacer decaer un poco el interés del núcleo principal que son los puzles, pero en general se trata de un juego bastante recomendable que sabe hacer bien lo que hace.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Dead Good Media