Panzer Dragoon supuso la entrada, por la puerta grande, del hasta entonces novato Team Andromeda -saga Panzer Dragoon, serie Sega Worldwide Soccer, serie World Series Baseball, saga Jet Set Radio, Gun Valkyrie, serie Mario & Sonic y un joven Yukio Futatsugi –Panzer Dragoon, Phantom Dust, Crimson Dragon-. Y, aunque formó parte del atropellado lanzamiento de SEGA SATURN en EEUU, cuyo escaso catálogo de lanzamiento incluía nombres mucho más conocidos provenientes de los salones arcade, supo brillar con luz propia entre los Daytona USA y Virtua Fighter de turno.

Aunque fue planeado su lanzamiento en el addon de SEGA, Megadrive 32X, pronto dicha versión fue cancelada y pasaron a centrarse al 100% en la máquina apoyada por SEGA Japón. Aquellos que optaron por adquirir el Panzer Dragoon pudieron verse alejados de las frustraciones que, para muchos usuarios, suponían las versiones de otros juegos de SEGA que evidenciaban la prisa y el poco pulido en su estado de lanzamiento.

Y es que Panzer Dragoon, desde el mismo momento que mostraba su pantalla inicial, nos embaucaba con un arte preciosista sacado de los sueños de Möebius y una banda sonora, a cargo de Yoshitaka Azuma, que parecía más digna de un anime que de un videojuego de la época, marcando una clara línea entre los meritorios juegos de 16bits en cartucho y aquellas pistas de audio en CD de las bandas sonoras de la mayoría de la, por entonces, nueva generación. Y es que, seguro que no fuimos los únicos en coger aquel CD y meterlo en el reproductor respectivo para escuchar la música como si un disco de la banda sonora se tratase, e incluso grabarlo a alguna cinta de casete para poder escucharlo en nuestro walkman.

A su éxito siguieron una versión para la casi anónima Tiger R-Zone, una secuela de similar corte al año siguiente y una versión portátil para GameGear muy simplificada, una incursión en el género del JRPG con el genial Panzer Dragoon Saga y, un par de generaciones después y con SEGA convertida en third party, el Panzer Dragoon Orta para la primera XBOX. Y durante mucho tiempo, no se ha vuelto a saber de tan divertida saga, con el tímido intento de traernos un heredero espiritual con Crimson Dragon.

Casi veinte años después de su última entrega oficial, Forever Entertainment, que presumen de ser una de las tres editoras más prolíficas para Nintendo Switch, con más de ochenta títulos repartidos entre siete plataformas además de la híbrida de Nintendo, y junto con Megapixel Studio -que a la postre están encargados también de sendos remakes de los dos primeros The House of the Dead-, han sido los encargados de traernos una puesta el día de la primera entrega para todas las plataformas actuales.

Para ello, y utilizando Unity como motor, han optado por una opción modesta, rehaciendo el juego desde cero, pero manteniendo el espíritu del original al 100% desde el punto de vista artístico y jugable. Aún con algún pequeño aderezo extra posible hoy día.

El inicio es un escueto texto sobre fondo negro poniéndonos en antecedentes argumentalmente. Dicha historia se irá desarrollando por medio de videos a lo largo del juego, situados entre capítulos, con un video introductorio más largo que nos muestra como hemos acabado a lomos del dragón, y el resto bastante más cortos con apenas un par de frases para dar paso a la siguiente misión.

Dichos textos vendrán por defecto en perfecto inglés, pero en el menú principal del juego podremos cambiar el idioma a castellano sin problemas. En dicho menú podremos configurar los típicos aspectos audiovisuales y de control, en el que tendremos la opción de alternar entre dos tipos de control distinto.

El primero, uno clásico, que copiará al que podíamos utilizar en SEGA Saturn. En él, moveremos la mirilla de disparo y el dragón al mismo tiempo, dispararemos con los botones de acción, y giraremos la cámara con los gatillos a uno u otro lado. En el otro, que aprovecha los controles actuales de todas las plataformas, se nos permite manejar con un stick la mirilla y con el otro, y de forma independiente, el movimiento del dragón por la pantalla. En este caso para disparar deberemos utilizar unos gatillos, quedando los otros para el giro de cámara igualmente. En ambos casos, para poder marcar a los enemigos y enviar los disparos guiados, bastará con dejar pulsado el botón de disparo e ir señalando a los enemigos, para posteriormente soltar el botón cuando queramos que la ráfaga se inicie.

El segundo modo nos permite un control más avanzado, pero también requerirá de cierto aprendizaje si no estamos acostumbrados a un control de este tipo. Igualmente, pulsar repetidamente el gatillo, no nos da una sensación tan buena como utilizar un botón de acción. Y aunque en las primeras misiones no sea tan evidente, a medida que avancemos por el juego necesitaremos aporrear el botón de forma muy veloz para ser competitivos.

Una vez configuramos el juego y comenzamos, notamos que las cargas se nos antojan algo prolongadas para lo que el juego muestra. Y es que cuando por fin nos pongamos a los mandos, notaremos una actualización gráfica, pero más allá de conservar el estilo agradable del original, no nos resultará muy sorprendente. Podríamos estar ante un juego de alguna compañía independiente y la sensación que da es la de un juego bello, pero de presupuesto comedido.

Y es que Panzer Dragoon, en su lanzamiento, supuso un impacto audiovisual. En contexto, veníamos de las consolas y ordenadores de 16 bits, y aunque ya había alguna unidad de CD, algún chip con juegos 3D e incluso las 32bits habían asomado la patita, el salto fue enorme. Sin embargo, hoy por hoy, este Panzer Dragoon Remake, no supone nada que hayamos visto ampliamente superado antes.

Teniendo todo ello en cuenta, nos encontramos ante el mismo juego, misma capacidad de diversión, con un gran apartado artístico, aunque técnicamente no despunte una genial banda sonora épica que nos instará a pararnos un rato en el menú, sin prisa por comenzar el juego.

La dificultad, eso sí, se nos antoja más baja que en el original. Dudamos mucho de que en este tiempo hayamos mejorado nuestras cualidades como jugador, y en su día completar el de SEGA Saturn nos supuso un reto mucho mayor al que nos hemos visto enfrentados con este remake, que hemos podido superar en su modo normal de una primera sentada, perdiendo apenas dos vidas y acumulando créditos que no han resultado necesarios. Recomendamos por tanto encarecidamente que, salvo que seamos novatos en el género, se comience directamente en el modo difícil.

Superar esta primera vez Panzer Dragoon Remake nos ha llevado menos de dos horas. Aunque se trata de un juego altamente rejugable por su naturaleza arcade, más propia de salones recreativos. El juego está compuesto por siete episodios, quedando el último relegado únicamente al enfrentamiento final. Y se ha añadido como novedad un episodio 0 que, sinceramente, apenas aporta al resultado, aunque haga las veces de introducción.

Algún otro añadido curioso son el hecho de que cuando nos impacten se hará uso del altavoz que incluye el control, en caso de estar jugando en una plataforma que lo tenga, o el modo foto que nos permitirá tomar algunas imágenes dignas de enmarcar. Además podremos desbloquear un menú secreto una vez terminado el juego o bien cuando hayamos jugado un número determinado de horas, momento en el cual se nos dará una secuencia de pulsación de botones del pad que, pulsados en el menú principal, harán que aparezca el menú Pandora, en el que podremos jugar directamente cualquier nivel, activar aspectos como el modo dios, el jefe fácil, vidas ilimitadas, acelerar, o ir a una galería de imágenes donde ver detalladamente las que se nos muestran en los títulos de crédito.

En definitiva, Panzer Dragoon Remake nos vuelve a traer todo el sabor del clásico, con algún pequeño añadido menor, y un lavado de cara que para muchos puede quedarse corto en los tiempos actuales y al tratarse de un Remake y no un Remaster. Sale, eso sí, a bajo precio. Y, aunque es muy corto y demasiado fácil salvo que utilicemos el modo de dificultad máxima, es bastante rejugable.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Forever Entertainment