Hacía tiempo que no disfrutaba de un buen «yo contra el barrio», creo que desde la salida de Streets of Rage 4 no jugaba a un juego de este género. Por eso hoy nos toca analizar Paw Paw Paw, del estudio indonesio Simpleton, y que nos ofrece un beat’em up con bastante contenido y mecánicas originales que nos van a dejar muy buen sabor de boca

La trama del juego en este caso es bastante absurda, pero original, divertida y sirve muy bien como hilo conductor del juego: En un reino medieval en el que sus habitantes son furrys -o furros-, todos viven en paz y armonía hasta que un día cae del cielo un meteorito que contiene unos extraños cristales capaces de nublar la conciencia a la gente. Bajo el influjo de estos cristales, el rey decreta que a partir de ese momento todo el mundo deberá llevar pantalones bajo pena de prisión. Nosotros encarnamos a un grupo de mercenarios que se resiste a esa ley, pues el derecho a ir en pelotas debería prevalecer sobre todo lo demás, así que se embarcan en un viaje para devolver al rey a la normalidad al tiempo que se enfrentan a toda su guardia real.

Paw Paw Paw es un juego que bebe directamente de otro gran clásico como es Castle Crashers, al igual que también lo hacía aquel Wonder Blade que analizamos aquí hace apenas un mes. Nos vamos a encontrar con un beat’em up en el que tendremos que subir de nivel, así como equiparnos nuevas armas y desbloquear habilidades para poder superar todos los niveles, lo cual no será fácil ni mucho menos.

Pero vamos paso por paso, lo primero que tendremos que hacer será elegir a nuestro personaje, los cuales se especializan cada uno en un tipo de arma diferente y tienen sus propias habilidades especiales. Al principio contaremos con 4 personajes seleccionables, pero podremos desbloquear bastantes más, lo cual nos deja una cifra muy considerable para lo que viene siendo la norma y lo cierto es que se agradece mucho a la hora de variar un poco.

Metidos ya en pleno combate, nuestro personaje responde bien a los controles y encontraremos un manejo más que decente. Contaremos con un moveset compuesto de ataque débil, ataque fuerte, salto, escudo, esquivar y dos movimientos especiales, y por supuesto podremos hacer una buena cantidad de combos al ir alternando todo eso. Los enemigos a su vez también tendrán su propio repertorio de ataques, en especial los jefes finales

Hay, sin embargo, algunos defectos en el manejo que no me han terminado de convencer del todo. El primero es que para golpear a los enemigos debemos colocarnos exactamente en su mismo eje horizontal, si estamos un poco más arriba o abajo que ellos nos encontraremos con que le estamos golpeando al aire sin hacerles daño. El segundo se da a la hora de utilizar el escudo, que tiene un tiempo de demora bastante grande, pues desde que pulsamos el botón de cubrirnos hasta que se completa la animación pasa aproximadamente un segundo en el que estaremos desprotegidos y los enemigos van a aprovechar para hacernos de todo, por lo que nos sale más rentable rodar. Por último y lo que considero más grave, es que cuando nos golpean no vamos a tener el habitual «frame de invencibilidad» que nos permita volver al combate rápidamente, por lo que habrá ocasiones en las que veremos cómo salimos despedidos por el aire y los enemigos juegan al voleibol con nuestro cuerpo durante un buen rato.

A lo largo de los 30 niveles que tiene el juego -casi el triple de lo que estamos acostumbrados en un beat’em up-, podremos romper distintos elementos del escenario que nos obsequiarán con fruta y alimento, que en esta ocasión no nos va a servir para curarnos, sino como moneda acumulativa para poder intercambiarlos por bienes valiosos como pociones de salud y magia, nuevo equipamiento o monturas. También será posible encontrar nuevas armas que aumentarán nuestras estadísticas, dividida según niveles y clases.

Igual que en el mencionado Castle Crasher, nuestros personajes podrán ir subiendo de nivel a lo largo del juego al eliminar a los enemigos, otorgándonos puntos de habilidad que luego podremos gastar en el árbol correspondiente de nuestro personaje para conseguir mejoras en nuestras stats y nuevos combos que realizar. La gran pega de este sistema es el exagerado grindeo que vamos a tener que realizar para poder superar los niveles, ya que los enemigos no nos van a dar mucha experiencia y tendremos que jugar 3 o 4 fases para subir un solo nivel sin que además suponga una gran diferencia, pues ese jefe final se nos puede seguir resistiendo a menos que gastemos varios puntos de habilidad para ser un poco mejores que él.

El gran problema de Paw Paw Paw es su fuerte enfoque multijugador. El juego está pensado principalmente para ser jugado con amigos, donde nos podremos juntar hasta 4 personas para repartir leña. Jugar en solitario nos va a suponer todo un desafío, y aunque el juego escala la dificultad según el número de jugadores, aun así afrontar el reto solos nos va a costar bastante, mientras que jugando con más personas termina resultando un paseo. Este problema se agrava debido a la ausencia de un modo online, quedando relegado el multijugador al cooperativo local, por lo que debemos olvidarnos de cualquier tipo de juego en línea.

Para solucionar esto en gran medida y si no tenemos a nadie con quien jugar, tendremos los campamentos, lugares específicos donde descansar un rato y en los que encontraremos tiendas, objetivos para practicar nuestros movimientos y varias opciones más. En estos campamentos es donde encontraremos también a los «héroes de alquiler», pudiendo contratar hasta a 3 NPCs controlados por la IA para que nos echen una mano en el combate sustituyendo a los jugadores humanos. Los hay de distintas clases y habilidades, aunque para contratarlos vamos a necesitar una buena cantidad de comida/dinero a desembolsar.

De duración podemos decir sin miedo que estamos ante uno de los juegos más largos del género, completar el modo historia y subir de nivel a cada personaje puede llevarnos decenas de horas. Y si por casualidad nos quedamos con ganas de más, vamos a contar con selector de dificultad y nuevos modos de juego extra, como el versus y supervivencia. Como ya veis, tenemos juego para aburrir.

Paw Paw Paw ha resultado ser una pequeña sorpresa en el género de los yo contra el barrio, con una cantidad de ideas bien plasmadas y construidas que suponen todo un desafío y adicción en estado puro. No es un juego perfecto, ya hemos mencionado todos sus problemas y podríamos decir que podría hacerse repetitivo a la larga, pero por los 10 euros que vale actualmente no hay muchas opciones mejores en relación calidad/precio.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Ratalaika Games