Castle Crashers fue lanzado en 2008 para Xbox 360 de la mano del estudio The Behemoth. Su propuesta era clara, un delirante beat’em up clásico con elementos RPG, y donde algunos niveles cambiaban de género -al más puro estilo Battletoads-, cuyo punto fuerte fuera el multijugador local u online de hasta cuatro jugadores. El juego fue un éxito, ayudando a la expansión de Xbox Live, el servicio online de las consolas Xbox, y dando finalmente el salto a otras plataformas a partir de 2010. El por qué comenzar esta reseña de esta forma es algo que el lector empezará a imaginarse con simplemente ojear las capturas que acompañan el texto, y es que Wonder Blade está fuertemente inspirado en Castle Crashers, por no decir algo más grosero.

De la mano de la desarrolladora china PUPPET DEPOT GAME STUDIO, o lo que es lo mismo, del desarrollador Yu Feng Huang, Wonder Blade fue lanzado para smartphones en 2018, cosechando cierto éxito debido a su propuesta tan «familiar» y a que visualmente hay que reconocer que el juego cumple y hasta llama la atención. Ahora da el salto a PC y consolas con una versión un poco descuidada como demuestra una pésima traducción a nuestro idioma y los indicadores de los botones del mando de otras consolas en pantalla, donde por poner un ejemplo se nos pedirá que pulsemos cuadrado cuando estamos jugando a la versión de Nintendo Switch.

En el extraño caso de que nunca hayáis oído hablar de Castle Crashers, os comentaremos que podéis esperar de Wonder Blade, su más cercana aproximación. El juego que nos propone PUPPET DEPOT GAME STUDIO es un beat’em up clásico, de los que coloquialmente se denominan «yo contra el barrio», que se alterna con algunas fases que cambian las mecánicas, como el conocido Battletoads, aunque el género principal sigue siendo el de un brawler. Sin embargo el juego está enriquecido con elementos RPG, como son la experiencia que conseguimos de los enemigos y la subida de nivel, lo cual nos dará puntos que podremos repartir entre las estadísticas de nuestro personaje, la tienda donde podremos comprar ítems de diversa índole, disfraces y armas, o los propios disfraces que acabamos de mencionar, que cada uno tiene una ventaja diferente para el protagonista de la historia.

La historia del juego es una mera excusa para ponernos manos a la obra: una princesa secuestrada, un Rey desesperado, y nosotros que pasábamos por allí y nos toca resolver el entuerto. Más tópica no puede ser, aunque eso sí, todo sucede desde una perspectiva cómica con muchas dosis de humor, tanto en los momentos en los que se nos cuenta la historia, como cuando transcurre la acción, poco o nada es serio en Wonder Blade, aunque esto no es un problema ni mucho menos, sino que hace al juego más divertido e interesante si cabe. La diversidad de situaciones a las que nos enfrentaremos siempre estarán enfocadas al humor más gamberro, además veremos muchas referencias a otros títulos, como por ejemplo sin ir más lejos, las fases de bonus, de las que no podremos evitar reconocer al instante si hemos tenido algún contacto con la franquicia más icónica de Capcom.

El control de nuestro personaje funciona perfectamente, podremos atacar con nuestra arma -hay bastantes y las podremos comprar o recoger de algunos enemigos- y encadenar combos, lanzar un hechizo de las magias disponibles -iremos consiguiéndolas conforme avancemos-, saltar, y rodar, un movimiento que deberemos dominar para poder zafarnos de los ataques enemigos o ganarles la espalda. Conforme subamos de nivel, iremos desbloqueando combos y nuevos movimientos ofensivos, como el ataque cargado. Además del uso de distintas armas, tendremos también una especie de máscaras o disfraces que también iremos consiguiendo o comprando, y que nos otorgará una ventaja, como mayor probabilidad de que los enemigos suelten comida, o hagan lo propio con el dinero.

Audiovisualmente a pesar de seguir inspirándose en el juego de The Behemoth, hay que admitir que además de un buen trabajo en los escenarios 2D, llenos de detalles, las animaciones están muy cuidadas y son muy fluidas, se nota que el desarrollador es animador y ha puesto sus conocimientos al servicio del juego. El juego es colorido y desenfadado, lo que congenia perfectamente con el desarrollo de la acción, y con la cómica historia. En la parte sonora del título es donde tenemos más dudas, pues los temas usados -algunos muy del tipo jazz- no acaban de encajar con los momentos de más acción, les falta épica y los efectos sonoros suenan sospechosamente parecidos a los de otro juego, ya sabéis cual, ¿no?

Aunque en una entrevista de hace un par de años, Yu Feng Huang dijera que no le gustaba que denominen Wonder Blade como la copia china de Castle Crashers, sino como un título inspirado en la obra de Dan Paladin, la verdad es que la similitud de situaciones y mecánicas es innegable. El juego comienza igual, sigue igual, y acaba igual, mismas situaciones, mismos controles, y hasta algunos assets son sospechosamente similares. Eso sí, Wonder Blade es una aventura para un solo jugador, y aquí se ha cometido un desajuste, pues la cantidad de enemigos a eliminar en algunas ocasiones es excesiva, como si estuviera diseñado para afrontar esos combates con más de un personaje simultáneo, en eso Castle Crashers sí está mejor nivelado cuando juega una sola persona. Y como no, el no tener multijugador le quita a Wonder Blade, una de las mejores características definitorias de Castle Crashers. Sigue siendo divertido, pero ya no es lo mismo.

El dilema viene a la hora de valorar Wonder Blade, pues si te «inspiras» de forma tan evidente en un gran juego, lo normal es que obtengamos otro gran juego, pero de tal manera estamos premiando una práctica cuanto menos cuestionable. Lo que es innegable es que el juego es entretenido, la fórmula funciona, y pese al desajuste en la cantidad de enemigos, Wonder Blade se deja jugar bastante bien. Aunque es necesario mencionar que en sus actuales versiones para consolas se han descuidado detalles importantes, como una nefasta traducción al español, o la aparición en pantalla y tutoriales de los botones del Dualshock de PlayStation aunque estemos jugando otra versión. Son pequeños detalles que empañan un título que pese a todo lo dicho nos ofrece una experiencia satisfactoria.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Big Games Machine